Por amor, fingió su propio secuestro y mantuvo en vilo a la policía

SAN MARTIN DE LOS ANDES (ASM).- Dicen que el corazón tiene razones que la razón no entiende. Acaso en esta célebre frase haya que buscar las explicaciones de un curioso incidente ocurrido en esta ciudad, que mantuvo en vilo a la policía y a la Justicia y que llegó hasta la mismísima SIDE. Las autoridades mantienen en reserva los nombres de esta historia, que bien podría cuajar en cierta literatura «rosa». La céntrica comisaría 23 recibió el domingo al mediodía la denuncia de un desesperado hombre de unos 27 años, que advertía del secuestro de su novia. Los agentes se pusieron de inmediato manos a la obra, encabezados por el comisario Mario Rinzafri y con la directa intervención del equipo de fiscales que comanda Federico Sommer. Sin embargo, la declaración del denunciante resultaba confusa. Decía ser novio de una agraciada joven de la cual sólo tenía una fotografía, pero al mismo tiempo admitía que no conocía su domicilio.

En todo caso, repetía la misma indicación: una llamada a un teléfono celular que daba cuenta del secuestro de la chica sanmartinense, que estaría alojada en algún lugar de Zapala. No llevaba consigo el celular al momento de la denuncia.

Pese a algunas dudas, la policía activó los mecanismos de consultas a distintas unidades y se puso en contacto con la Side, para intercambiar información.

Pasaron las horas hasta que el joven dio a atender que su tía -una joven un par de años menor que él- conocía el domicilio de su novia. En el mientras tanto, los pesquisas se hicieron del teléfono celular y, justo en ese mismo instante, confirmaron un mensaje grabado en el que se daba cuenta del secuestro y de una sospechosa liberación posterior, acompañada de un clamor al amado: «no hagas nada, no llames a la Policía que ya estoy bien, aunque estoy en medio de un campo, desorientada…». Los agentes dedujeron que llamaba de otro celular, pero el novio decía desconocer el número.

La policía y los fiscales se encaminaron de inmediato al domicilio de la mujer familiar del denunciante, quien efectivamente dijo poder ubicar el hogar de la supuesta secuestrada, en el sector conocido como Altos del Chapelco. Pero luego de varias recorridas, la joven no pudo dar con el domicilio a pesar de que insistía en que «estaban muy cerca». Habían pasado seis horas desde el inicio de las actuaciones sin más resultados que versiones confusas, hasta que la «tía» admitió que en realidad no había novia, sino que ella misma le había dejado el mensaje y antes le enviaba cartas de amor, incapaz de confesarle al joven sus sentimientos tanto por el lazo consanguíneo que los une como por el hecho de que además es casada. En principio, los investigadores respiraron con cierto alivio, pero aún quedaba por determinar de quién era la foto enviada al denunciante y que éste reconocía como su novia.

La mujer dijo que la había recortado de un almanaque o revista, pero por la confección del papel resultaba obvio a los agentes y fiscales que se trataba de una verdadera fotografía. Finalmente, la mujer se quebró y reconoció que era la foto de una chica de 14 años, hija de un matrimonio de San Martín en cuyo domicilio había trabajado antes como empleada doméstica.


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