Por el sandwich y la coca
BUENOS AIRES (ABA).- A simple vista, las demoras en los vuelos parecen no beneficiar a nadie: ni a la empresa, ni mucho menos a los pasajeros. Pero si uno se detiene a a mirar el patio de comidas del aeropuerto Jorge Newbery en las horas pico, se observa que casi no quedan asientos.
Cuando un vuelo se retrasa, la empresa tiene la gentileza de entregar un voucher por un sandwich y una gaseosa para hacer más amena la espera. El mismo debe retirarse en uno de los locales del patio de comidas. «La gente se queja porque lo que les damos no les gusta. Pero nosotros no podemos hacer nada. Es el arreglo que tenemos con la compañía», explica Javier el cajero de lugar de comidas.
Evidentemente lo que el vale ofrece a cambio no conforma al pasajero, es ahí donde radica el mayor problema: los precios de todos los locales del patio de comidas son irreales con respecto a lo que estila en cualquier otro bar-restaurant del país.
El precio»promocional» de un café más medio tostado cuesta once pesos. Y el de un café sólo cuatro. Las medialunas por unidad cuestan un peso con diez centavos. Y si se quiere almorzar, el bolsillo puede temblar: un sándwich de jamón cocido sale diez pesos y uno de miga ocho con cincuenta.
BUENOS AIRES (ABA).- A simple vista, las demoras en los vuelos parecen no beneficiar a nadie: ni a la empresa, ni mucho menos a los pasajeros. Pero si uno se detiene a a mirar el patio de comidas del aeropuerto Jorge Newbery en las horas pico, se observa que casi no quedan asientos.
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