Por primera vez en Río Negro se decidirá sobre la inducción de un parto

Una joven madre de Allen pidió a la Justicia la autorización. Está embarazada de cinco meses y su hijo padece anencefalia. Es un controvertido caso de bioética y están por dictar el fallo.

ROCA (AR).-El debate bioético vuelve a instalarse y esta vez Río Negro es el escenario. La Justicia provincial tiene por primera vez la responsabilidad de decidir si autoriza o no la inducción de un parto. El pedido fue realizado la semana por una mujer de Allen que transita por el quinto mes de embarazo y se presentó en los tribunales de Roca con las ecografías que confirman la anencefalia padecida por el feto que lleva en su vientre.

La patología congénita hace que el feto se desarrolle sin cerebro, lo que provocará su muerte indefectiblemente tras el parto. El calvario psíquico que significaría continuar con el embarazo cuatro meses más sabiendo que su hijo morirá a poco de nacer motivó a la joven a presentar un recurso de amparo en el Juzgado 12, según trascendió ayer.

El magistrado Pablo Iribarren resolverá en las próximas horas si hace lugar al requerimiento. Por el momento se encuentra analizando todos los antecedentes registrados en el país y espera también el resultado de un informe del Cuerpo Médico Forense local, que evalúa los estudios realizados a la joven madre allense para constatar fehacientemente si el bebé no tiene chances de vivir luego del parto. Ayer se conoció que desde el juzgado se mandó a hacer una ecografía a la madre y en principio habrían corroborado la patología en el feto.

El caso de la mujer allense, de alrededor de 25 años, con un hijo de cinco años y que se presentó con su marido en la sede judicial de 25 de mayo y España trajo a la memoria de los primeros que tuvieron acceso a la causa la dura batalla legal que libró hace un año Silvia Tanus, una mujer humilde de Ingeniero Budge que consiguió interrumpir su embarazo luego de un fallo dividido de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Sin dudas que cualquiera sea la resolución de Iribarren en Río Negro el tema abrirá nuevamente un arduo debate en la sociedad. ¿Qué situación debe priorizarse: la salud psicofísica de la madre o la vida del feto aún sabiendo que morirá? ¿Autorizar la inducción es dar paso a un aborto? Las respuestas se direccionan en diferentes sentidos.

Concretamente en esta ocasión, se supo que el magistrado roquense consideraría, de la misma forma que lo hizo la Corte en su fallo de enero pasado, que este no es un caso de aborto sino una inducción del nacimiento para que la propia naturaleza produzca lo inevitable y la madre no padezca trastornos mayores.

Sólo si no hay chance de sobrevida

Al menos en el ámbito penal, se el primer caso de Río Negro, aunque las fuentes consultadas ayer no recordaban precedentes en el fuero civil. «Anteriormente se pidieron autorizaciones para realizar abortos en casos de violaciones o mujeres con deficiencias mentales, pero una situación igual a esta nunca se dio», señaló ayer un funcionario judicial.

A pesar del fallo de la Corte Suprema, la Justicia rionegrina no está obligada a resolver el recurso de amparo en el mismo sentido, aunque una fuente tribunalicia consideró ayer que se trata de un antecedente por demás importante. «Hay que analizar si la situación es similar y elaborar un informe completo para determinar si hay alguna posibilidad de sobrevida. Aún habiendo secuelas o malformaciones, sólo se puede acceder a la solicitud de los padres si no existen posibilidades de vida», explicó una fuente.

Qué es la anencefalia y cómo prevenirla

Uno de cada mil embarazos culmina en forma no deseada a causa de anencefalia. Las estadísticas muestran que esta enfermedad que no permite el desarrollo del cerebro en el feto puede presentarse en mujeres de cualquier clase social y por eso es bueno conocer de qué manera puede prevenirse.

El origen de la patología se halla en un déficit de ácido fólico, una sustancia presente en el complejo de vitaminas B y que provoca distintos efectos benéficos en el organismo. En consecuencia, la alteración impide el cierre del extremo cefálico del tubo neural entre las seis y ocho semanas de gestación.

La previsión de la enfermedad terminal es por lo general muy difícil, ya que la recuperación de los niveles adecuados de ácido fólico debe realizarse a través de un tratamiento alimentario al menos un mes y medio antes de la gestación.

Esto hace que sólo aquellas parejas que planifiquen un embarazo están en condiciones de evitar el mal, siempre y cuando se hagan un cheque médico previo.

Para quienes no se encuentran en este grupo, una alternativa serían las campañas publicitarias a favor de una alimentación rica y nutritiva en ácido fólico, aunque en el presente argentino eso es difícil de conseguir.

En consecuencia, la mejor opción es que cada mujer tome conciencia sobre su salud y mantenga una dieta fortificada con los alimentos que contienen ácido fólico, como lentejas, semillas de girasol, germen de trigo, soja, algunos cereales, espinacas y verduras de hojas, espárragos, repollitos de bruselas, hígado y levadura de cerveza. (AR)

No todos los padres eligen el mismo camino

Si bien la mayoría de los casos que tomaron estado público muestran la intención de interrumpir el embarazo ante un caso de anencefalia, hubo casos en los que se optó por esperar al parto natural aún sabiendo que el bebé moriría por la ausencia del cerebro. Es el caso de una joven italiana, que a los 26 años y con una hija de 7 conmovió a la opinión pública en enero de 1998 al decidir dar a luz a su hijo y donar los órganos para dar vida a otros niños.

Al tercer mes de embarazo, Sandra se enteró de la enfermedad y junto a su marido Luca rechazaron la posibilidad de abortar brindada en el hospital de Turín para llevar adelante los nueve meses de gestación.

La decisión fue elogiada desde diversos ámbitos de la comunidad italiana y mundial e incluso el Papa Juan Pablo II envió a los padres un mensaje en el que les expresaba: «Continuad con valentía. Yo estoy de vuestra parte». Además el pontífice envió un rosario blanco a la mujer, que lo llevó consigo durante todo el embarazo.

Más adelante, en Argentina hubo dos casos similares, cuando dos parejas tomaron la decisión de continuar con el embarazo. Una lo hizo para ver vivo a su hijo aunque sea cinco minutos y la otra también para donar los órganos de su bebé. (AR)


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