¿Por qué en el fútbol no puede haber homosexuales?

El deporte más popular del mundo otra vez bajo la lupa de las discriminaciones. Una foto que circuló en Facebook volvió a destapar un tema tabú en el fútbol y la intolerancia declarada de muchos referentes.

Deportes

Días atrás, en la Premier League, los jugadores Neville y Scholes se dieron un beso en la boca tras marcar el Manchester un gol.

El murmullo y la sospecha socarrona empezó.

Hoy, la foto de Ibrahimovic y Piqué en una actitud bastante cercana y cariñosa fue el colmo que los fanáticos del tablón podían soportar.

“Lo que falta, putos”, dijeron los que participaron en “Yo también me quedé traspuesto al ver la foto de Ibra y Piqué”, por Facebook, que en pocas horas sumó 31.000 miembros “asombrados” por la foto que les provocó risas y rechazo.

Quizás el gesto de Piqué fue de amistad, de una simple camaradería de dos laburantes de un equipo de fútbol. Pero si eso no fue, ¿cuál es? ¿qué pasa? Un absurdo. Pero alguien ya lo dije mil veces: el vestuario de un equipo de fútbol es el lugar por metro cuadrado más machista del mundo. Y quizás, el más retrógrado. Aceptar un distinto, allá, sería la peor de las pesadillas.

La prensa recuerda que una pequeña broma en el vestuario fue la tortura para Graeme Le Saux. El jugador del Chelsea fue acosado durante 14 años de carrera por una supuesta homosexualidad que le costó persecuciones dentro y fuera de la cancha. Desde insultos y cánticos en las gradas hasta el acoso y hostigamiento de los árbitros. ¿La razón? Se decía que era gay porque iba a galerías de arte y leía el diario de los intelectuales, “The Guardian”. Después escribió su autobiografía y contó su historia amarga, triste, de exitoso futbolista y persona sufrida.

Gustavo Flores, desde su blog, comentaba que la intolerancia en este ambiente es manifestada abiertamente: son varios los técnicos que no tienen empacho en declaraciones rimbombantes: “No aceptaría a un homosexual en mi equipo” dijo Daniel Passarella cuando era director técnico de la Selección argentina en 1995. “Un jugador homosexual ni sería convocado para una selección brasileña”, dijo su colega Carlos Alberto Parreira. Y Jorge Fossatti, ex entrenador de Uruguay, tampoco fue menos: “Un jugador homosexual no debe estar en la plantilla profesional”. Su caso no se olvidó: fue citado por un juez de la justicia para aclarar su dichos.

rionegro.com.ar


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