Por todo lo hecho…

NUEVO GOBIERNO

Hace años pasaron de lo meramente protocolar a lo fraternal.

Y ayer, al concluir su discurso, en medio de abrazos, el gobernador saliente sintió muy cerca y con voz firme: «Pablo».

Giró y se encontró con Juan Carlos Scalesi, timonero de UPCN. Entonces, el abrazo fue largo, seguramente sincero y muy cómplice.

Rato antes, recordando la crisis financiera que había puesto a la provincia en jaque mate cuando Verani sólo era gobernador electo, éste había comparado su relación con el sindicalismo con la que mantuvo Raúl Alfonsín con el poder gremial. «En aquellos días del '95 había que tomar resoluciones de una gran magnitud y tuve una gran colaboración, que lamentablemente no la tuvo Raúl. Si él hubiera tenido la solidaridad de UPCN y Scalesi conmigo, seguramente los destinos del país hubieran sido otros».

Quizá con ironía planteó sus diferencias ideológicas. «Me veo en la obligación de nombrarlo -señaló- a pesar de que es peronista, porque antepusieron la solidaridad de promover la rebaja salarial en lugar de cesar a 4.000 contratados».

Luego, el abrazo entre ambos…

Toque de retirada para la era Verani

Marcado por los años de gestión, el gobernador Pablo Verani se despidió del gobierno con lágrimas y emoción.

El escenario fue el club Villa Congreso, y la intención de salir por la puerta grande de la política, al menos en la práctica cotidiana de firmar decretos y encabezar actos formales.

El gimnasio fue adornado con banderas rojiblancas, pero el sol mañanero no había calentado aún el ambiente. La temperatura sólo se elevó cuando Verani subió al estrado acompañado por Saiz y Mario De Rege.

No había boinas blancas, pero se notaba la presencia de gran parte de los más importantes comités. Los colectivos dejaron a la gente que confluyó sobre el amplio parqué de la cancha de básquet. Adentro entre 600 y 700 personas coreaban… «Pablo…Pablo»…

Un pequeño pasacalle, con vestigios de la campaña política del 31 de agosto, consignaba la leyenda «Rafucho legislador», en referencia al ex ministro de Economía, José Luis Rodríguez, ya sentado en su banca legislativa.

«Me voy comprendido y aplaudido», resumió luego de hacer un largo panegírico de su instalación en el poder.

Aún nadie había abierto la boca, y a la saliente ministra Ana Mázzaro se le escaparon las primeras lágrimas. A los pocos minutos su jefe también se quebraba, no pudo pronunciar palabras y tuvieron que acercarle un vaso con agua para que hiciera la pausa y recuperarse de la emoción. Desde las primeras gradas su familia, los senadores Luis Falcó, Amanda Isidori y una legión de radicales aplaudían a rabiar.

Verani se entonó y comenzó a desgranar obras. Refrescó el cuadro de 1995 en el que llegó con apenas 600 votos más que la oposición. Señaló que «asumimos rodeados de las fuerzas de seguridad y con el justo juicio de un pueblo que estaba echando en cara los errores cometidos» y «a veces jugábamos en mi despacho a ver cuál era el día que nos intervenían la provincia».

Señaló que en ese momento era gravitante la deuda, el déficit operativo que «asustaba», pero «había una gran convicción» y «trazamos un modelo de futuro hasta revertir el desfinanciamiento».

Y Verani no dejó de mostrar su hostilidad hacia la prensa crítica. «Nos reconocen a nivel nacional e internacional» por el manejo de las cuentas públicas, por lo tanto consideró necesario que «algunos medios abandonen el histerismo de la calentura que tienen con Verani, se peguen una ducha fría y también ellos reconozcan lo que hicimos».

No le fue fácil retirarse del lugar.

La gente pugnaba por saludarlo. Hasta corrió riesgo la plaqueta que Saiz le entregó como recuerdo de su paso por la gobernación.

Miguel Irigoyen -ex Lotería de Río Negro- fue más cauto. Prefirió llegar tarde y saludar al final, mientras el vendedor de turrones contaba las chirolas de una buena faena.

La era Verani comenzaba a ser historia…

Enrique Camino

Nota asociada: Manda Saiz, que al asumir prometió un gobierno honesto  

Nota asociada: Manda Saiz, que al asumir prometió un gobierno honesto  


Hace años pasaron de lo meramente protocolar a lo fraternal.

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