Por un desagüe, no pueden ni abrir las ventanas
Los vecinos del barrio Labraña de Cipolletti prefieren encerrarse para no soportar los olores nauseabundos que emanan del 'Canal de los Milicos'. Están hartos y temen enfermedades.
CIPOLLETTI (AC).- Al pisar las primeras callecitas de Labraña, ya se empieza a sentir un olor penetrante, nauseabundo, que se instala en la nariz. Los visitantes lo sufren mientras están allí. Los vecinos lo padecen siempre.
«Estamos preocupados», dijeron ayer los habitantes del barrio cipoleño. Aseguraron que ahora la situación está «peor» y que temen que algunos casos de enfermedades en el sector estén relacionadas también con la presencia de un desagüe que tienen a pocos metros.
Por uno de los extremos de Labraña, camino a Costa Sur, pasa el oloroso «Canal de los Milicos», un surco que transporta residuos con tratamiento incompleto de cuatro industrias y dos comercios de envergadura.
El año pasado un vecino denunció que su hijita tuvo problemas en la piel por vivir muy cerca de este desagüe. Otros lugareños aseguran ahora que hay más inconvenientes de salud en el barrio, como casos de asma y cáncer. «No podemos decir que todo sea culpa del desagüe pero tendrían que investigarlo», remarcaron.
El Canal de los Milicos tiene 10 kilómetros y fue construido por soldados para drenaje en caso de crecidas y más tarde para derivar el excedente del riego de las chacras.
Nace al noroeste de la ciudad, corre paralelo a la ruta nacional 151 hasta la franja industrial ubicada frente al barrio Pichi Nahuel, y desde allí baja, en un recorrido irregular, por las chacras, cruza la ruta 22 y el barrio Labraña, y va a parar al río.
«No entendemos cómo pueden asegurar que la isla Jordán es apta para bañarse si este desagüe mugriento también llega allá», enfatizaron en Labraña.
Recientemente la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas hizo un estudio y afirmó que los bañistas pueden aprovechar la costa cipoleña, que el municipio prohibe utilizar por las descargas de efluentes cloacales.
El Canal de los Milicos desemboca en el río. Una papelera, una sidrera, una deshidratadora de frutas y un frigorífico vuelcan sus efluentes residuales allí. También una estación de servicio y el casino.
El año pasado el Departamento Provincial de Aguas aplicó infracciones y multas (por valores bajos) a tres de las empresas por contaminar el de
sagüe. Pero por lo visto, las sanciones no sirvieron demasiado.
«Yo hace 45 años que vivo en Labraña y desde hace unos siete u ocho años empezó a empeorar la situación. Ahora, directamente es insoportable, no se puede ni abrir las ventanas por las noches porque el olor se mete en las casas», denunció una conocida vecina del lugar.
Los habitantes del barrio aseguran que en ocasiones ven pasar animales muertos por el agua blanquecina. «Todo eso, también va al río», enfatizaron.
Hace unos años el desagüe tenía un recorrido distinto. Actualmente pasa por el barrio y llega a un «bracito» del río que hace tiempo la gente usaba para refrescarse. Este 'balneario' está desierto por estos días. «Ya nadie va ahí porque es un asco», comentaron.
Los vecinos de Labraña afirman que no sólo en verano tienen el problema sino también en el invierno, cuando «se hace como una nube», dijo una mujer que vive cerca.
Más allá de los olores, la gente teme que se incrementen los casos de personas enfermas. Por eso quieren que se investigue, «y que se haga algo».
CIPOLLETTI (AC).- Al pisar las primeras callecitas de Labraña, ya se empieza a sentir un olor penetrante, nauseabundo, que se instala en la nariz. Los visitantes lo sufren mientras están allí. Los vecinos lo padecen siempre.
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