La invasión de ratas seguirá hasta la primavera

“Atacan a cerdos, caballos, gallinas y vacas”, afirman.

Eugenia Gartner

La aparición de tantas ratas no se verificaba desde 1938 y genera temor entre los habitantes.

EL BOLSÓN (AEB)- La proliferación masiva de ratas en la zona fronteriza de El Manso y Paso El León, se extenderá al menos hasta la primavera, según opinan los expertos. Guillermo Ruesta, técnico de Salud Ambiental del hospital de El Bolsón valoró ayer que “hay un aumento marcado en la población de roedores en El Manso Inferior, que la gente lo está viviendo de una manera singular porque la última floración de la caña colihue se había dado en 1938, así que es la primera experiencia para la mayoría de la gente del lugar”. Durante toda esta semana, los pobladores denunciaron la invasión que incluso pone en riesgo a sus animales domésticos. “Es aterrador, parecen escenas de una película de terror cuando oscurece y se ven cientos de ratas en los patios. A los cerdos les comen las orejas y el lomo, a los caballos y a las vacas les roen las pezuñas. A las gallinas les mastican las patas y también han lastimado mis ovejas”, graficó una mujer de Paso el León. Según Ruesta, “es parte de un ciclo natural. Lo que sucede es que hay más cantidad de pobladores metidos en la interfase entre el área silvestre y las modificadas por el hombre. Por eso hay que tener mayores recaudos”. Recomendó “mantener la limpieza en cada patio de viviendas. Ya habíamos advertido que iba a suceder y probablemente se extienda hasta la primavera” la presencia inusual de ratas. Precisó al respecto que “entre martes y miércoles estuvimos recorriendo la zona y no vimos una situación de pánico. En cambio, notamos que la gente ha tomado conciencia y de a poco va incorporando las medidas de prevención que recomendamos”. De todas maneras, reconoció que “hay construcciones de muchísimos años, muchas de cantoneras con la parte de abajo podrida, por lo que no se pueden sellar para evitar el ingreso de roedores a las casas. Entonces lo mejor es dejarlas hasta que se puedan hacer los arreglos”. Desde su óptica, “los roedores que se pueden llegar a controlar son los que están en el peri domicilio inmediato. Tampoco es conveniente colocar tóxicos en el ambiente, porque es un fenómeno natural y no sabemos los descalabros ecológicos que podemos ocasionar”, opinó en relación con la contratación de empresas de fumigación adoptada por algunos particulares. Problemas de convivencia Aclaró que la dispersión de las ratas “se da antes de que se termine el alimento” originado bajo los cañaverales. Al parecer, surgen “problemas de convivencia. Entonces buscan nuevos ambientes para colonizar”. Respecto de las condiciones climáticas, “ayudaría mucho si vienen heladas fuertes (ayer seguía lloviendo y nevando), que matan a dichas poblaciones, sobre todo cuando hay muchos juveniles”. Por su parte, y ante la preocupación por un factible incremento en los casos de hantavirus, el médico Juan Cruz Astelarra, a cargo del Departamento de Epidemiología, se remitió a lo ocurrido hace 10 años dentro del Parque Nacional Lanín, “donde no aumentó el número de casos”. Dijo que “se trabajó mucho en la prevención; no hay más que cumplir con dichos estándares. En esta oportunidad todas las medidas de acción las tomamos en función de esa experiencia”. Recordó enseguida que “somos nosotros quienes invadimos sus espacios naturales” y que “el colilargo es un animal silvestre”. Con todo, aclaró que en El Manso “se están haciendo capturas regulares de roedores mediante un convenio con un organismo dependiente de la Universidad Nacional del Comahue, junto al monitoreo de animales portadores del hanta”. Advirtió además que “otro fenómeno que van a observar los pobladores en el corto plazo es la mortandad de ratas. Muchas mueren y caen en los cursos de agua, entonces se taponan las tomas. Hay que extremar precauciones en sacarlas, con guantes o con bolsas para no tocarlas. Si se puede, quemarlas o enterrarlas con cal viva para evitar riesgo de contagio”, encomendó. Sobre el uso de trampas caseras, con tarros con agua y grasa, adoptados por los vecinos del área rural afectada, el facultativo coincidió en que “todo lo que se pueda hacer para evitar que entren a la casa, está bien hecho. Hay que tratar de que no entren”.


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