Postales de La Paz
El equipo regresó tras el gran triun-fo conseguido en la altura. Peker-man, satisfecho por su “jugada”.
Un grupo de hombres festejó como chicos, luego del enorme gusto que se dio el seleccionado argentino al derrotar a Bolivia y al mito de la altura. Algunos de ellos, antes de subirse al avión que los trajo ayer a Buenos Aires, dejaron un racimo de impresiones: “Nosotros siempre confiamos en nuestras posibilidades y en poder obtener una victoria. No le prestamos atención a lo que se podía decir fuera del grupo”, dijo Gabriel Milito antes de volver a Ezeiza. “Nos habíamos olvidado del fútbol. Lo externo tiene influencia, pero primero está el juego y después el resto, que sin duda puede complicar. Pero nunca hay que olvidarse de la pelota”, explicó por su parte Néstor Pekerman. “Evidentemente -continuó el entrenador argentino- a veces los jugadores no toman conciencia de lo que logran. Yo se los dije cuando terminó el partido, porque entraron en la historia del seleccionado argentino”. El anterior triunfo en La Paz había sido el 23 de septiembre de 1973, cuando aquella denominada “selección fantasma” que dirigía Enrique Sívori se impuso por 1 a 0 con gol del mendocino Oscar Fornari. “La clave pasó por estar ordenados”, comentó Cambiasso, con la misma serenidad y simpleza que tiene para jugar dentro de la cancha. “Dimos un paso importantísimo para el mundial. Ahora se vienen horas de festejo, pero ya tenemos que pensar en Colombia”, añadió el ex jugador de River. “Esta es una selección. Seguro que estoy contento por la victoria, pero también porque este grupo se la merecía”, puntualizó el nuevo capitán, Roberto Abbondanzieri, orgulloso, pero cauto, de su condición de arquero titular, portador de la cinta en su brazo y referente de un equipo argentino que prepara las valijas a Alemania.
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