«Pregunten, no estamos en Santiago del Estero»

BUENOS AIRES (Télam).- Antonio Skármeta, autor de la obra «El cartero» recientemente censurada en la provincia de Santiago del Estero, fustigó los autoritarismos y los nacionalismos en el arte y la cultura.

El autor de «Ardiente paciencia», que recrea la relación entre el poeta Pablo Neruda y un cartero y que hoy circula por el mundo en 22 idiomas, aclaró que «pese a los autoritarismos y nacionalismos, la reserva más fuerte que tiene América Latina es su pensamiento matizado con el sentimiento».

En una conferencia de prensa que brindó en Buenos Aires días atrás Skármeta no se refirió directamente al hecho de censura que sufrió su obra «El cartero» en Santiago del Estero. De todos modos el escritor ironizó que «las preguntas las puede hacer cualquiera porque no estamos en Santiago del Estero». El incidente censor se desató hacia mediados de mes cuando las autoridades del centenario Teatro Veinticinco de Mayo de la capital santiagueña decidieron prohibir la escena de desnudo que jugaban en escena los actores Nicolás Cabré y Gabriela Sari como parte de la trama de «El cartero».

Ante este hecho de censura, el director, productor e intérprete de la pieza, Darío Grandinetti, se negó a cercenar parte de la obra y denunció públicamente el hecho. La noticia sobre la censura repercutió rápidamente en los medios de comunicación y generó controversia.

El gobernador santiagueño y veterano caudillo justicialista Carlos Juárez, defendió la actitud de su secretario de Cultura Luis Ledesma y de Gustavo Fayet, director del teatro provincial Veinticinco de Mayo (que depende de esa secretaría), y hasta se animó a fundamentar el hecho, aunque ningún funcionario local había visto la puesta teatral ni la versión en cine del texto de Skármeta. «Siempre se bregó por mantener inalterables los valores tradicionales y de excelencia de nuestro arte, sin desviaciones reñidas con la dignidad, la moral, la familia y las buenas costumbres, que deben ser los pilares a robustecer frente al impudor», dijeron en un comunicado Ledesma y Fayet.

Juárez, por su parte, comentó que «ante la negativa de los protagonistas de anular las escenas obscenas no tuvimos otra alternativa que aplicar la Constitución Provincial, (donde dice que «todas las personas gozan de protección de su integridad psicofísica y moral»)».

A causa de este proceder, el gobierno provincial fue duramente criticado por la filial local de la Asociación Argentina de Actores (AAA), sumó repudios de parte de los artistas santiagueños y hasta el obispo de Santiago del Estero, Juan Maccarone, opinó que «la conciencia ajena debe ser respetada y no sorprendida».

Desde el gobierno nacional, en tanto, tomó la palabra en torno al tema el secretario de Cultura y Comunicación, Darío Lopérfido, quien se pronunció sobre el asunto después de que el actor Grandinetti denunciara que había sido amenazado de muerte.


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