Premio para el «padre del radioteatro»
Merecido reconocimiento para Jorge Edelman, el "padre del radioteatro", que recibió el premio a la trayectoria en el Festival Nacional de Teatro que se realizó en abril en La Rioja. fghfdghd
NEUQUEN (AN).- Con estampa de hombre bueno, las manos llenas de palabras y una curiosidad adolescente que perdura, Jorge Edelman construyó a lo largo de sus 70 años de vida y 50 años de profesión, una historia que lo colma de orgullo y contribuye a acrecentar el patrimonio cultural argentino. Es más neuquino que la araucaria, pero su vida, después de tantas cosas que entregó, ya le pertenece al público de todo el país.
Y eso fue confirmado en el Festival Nacional de Teatro que se realizó en abril en La Rioja. «El padre del radioteatro neuquino», título que lo tiene muy merecido, recibió el premio a la trayectoria. A pesar de su extensa carrera, fue la primera vez que Edelman recibe de manos de sus pares este galardón.
Con la humildad que lo caracteriza, Jorge Edelman, siente que el premio a la trayectoria es simplemente una oportunidad para volver con la memoria y el recuerdo a aquello que tanto extraña: la experiencia del radioteatro. «A esta altura de la vida me siento muy halagado porque es también un premio a la vejez. Hice cincuenta años de radioteatro. Conocí a mucha gente en todo el país y a cada lugar donde iba quedaba mi nombre en la gente», contó en una entrevista con «Río Negro».
La historia artística de Edelman se remonta a 1957, cuando comenzó a recorrer primero la Patagonia y luego todo el país llevando la magia
del teatro en radio. Uno de los trabajo más recordados de este gran maestro fue «Juan Bautista Bairoletto», un ciclo que tuvo muchos años de aire y que dejó una fuerte impronta en los amantes de este género.
«Por haber sido Bairoletto de la zona y ser yo de la zona, quizás ese fue el éxito más grande que hice», confiesa Edelman, sin querer mencionar que el éxito también requiere de talento y esfuerzo.
Las anécdotas de este hombre son muchas y por demás interesantes. Y vale la pena conocerlas. Un día en las calles porteñas se enteró que la Asociación de Actores, convocaba a un casting a actores que supieran andar a caballo. Jinete experto, acostumbrado a los «pingos» , Edelman se presentó y fue elegido para participar de la película «Martín
Fierro» del director Torres Nilson. A partir de ahí, estuvo cinco años trabajando para la productora del director argentino. «Era un actor sustituto, cuando faltaba algún actor, me vestían a mí y salía a filmar. Fue una época muy importante, con películas épicas que hizo Torres Nilson con Alfredo Alcon, como El santo de la espada y «La tierra en armas», recordó Edelman.
Pero también recuerda otros sucesos que marcaron su vida para siempre, pequeños retazos de vidas cotidianas. Eran tiempos en que los actores salían de gira en cansados automóviles y se metían en pueblos alejados o de difícil acceso; y no por dinero, sino por el simple placer de hacer lo que se ama. «Cuando llegábamos a un pueblo entrabamos tocando bocina para que se enteren que estábamos allá. La gente salía a recibirnos con pañuelos en la mano y nos regalaban gallinas, medialunas, pan casero. Fueron tiempos muy lindos y llenos de satisfacciones», continúo el artista.
La historia de Edelman llenaría, de ser escrita, centenares de páginas. Pero aquí él mismo cierra la nota con uno de los legados más importantes que quiere dejarle a los actores jóvenes. «Que jamás subestimen al público. No hay que faltarle nunca el respeto, hay que trabajar para mil o para cinco personas porque cada uno que nos va a ver merece el mismo respeto. Encarar el teatro con seriedad».
Comentarios