Preparativos para vigilar la frontera rionegrina

El panorama de Bariloche, donde se aprestaba a asumir Adrián del Busto en 1911, se coronaba de balazos nocturnos. El comisario estaba bajo sumario y había empezado a funcionar el primer prostíbulo del pueblo.

El 13 de diciembre de 1911 en Santiago de Chile el embajador argentino Lorenzo Anadón tras leer en los diarios locales las denuncias contra la Policía Fronteriza atribuidas a «los vecinos de Bariloche» Guillermo Marty y Luis Morchio que se consideraban los únicos «caballeros y patriotas de ese punto» telegrafió al canciller. En Buenos Aires, los funcionarios de alto rango conocían las tropelías de esos «caballeros», hasta poco antes máximas autoridades de Bariloche, y publicadas en los diarios nacionales. El canciller Dr. Ernesto Bosch notificó del asunto al subsecretario de Interior Adolfo Casabal (en ausencia de Indalecio Gómez) y pidió informes.

Retornó el ministro y el 16 informó por nota a Bosch que Marty permanecía preso en Bariloche «por estar complicado con los bandoleros» y prometía información sobre Morchio. Debía darla el ingeniero Carlos Rafael Gallardo gobernador de Río Negro, que frisaba los 55 años, había recorrido el planeta, era masón iniciado el 5 de setiembre de 1897 en la logia Confraternidad Argentina N° 2 y fue aquel comisionado al Neuquén en 1903 para investigar al cuestionado gobierno del ingeniero Juan I. Alsina.

Gallardo gobernaba Río Negro desde 1906. Desconcertaba que hubiera salvado al comisario Gabriel Marty en otros casos graves. Lo «cubrió» con diferentes excusas. Pero resulta revelador cruzar la siguiente información: cuando Marty noqueó al primer hotelero de Bariloche -noche del 23 de enero de 1911- porque la cocina estaba cerrada, tenía su vigor en plenitud. En nota del gobernador Gallardo al ministro del Interior comunicándole que al comisario Marty se le concedió un mes de licencia el 29 de noviembre de 1910 ya que tenía 2 años de antigüedad y aducía razones de salud y que, por «causas ajenas a su voluntad», recién comenzó a usar el reciente 15 de enero. Gallardo fechó su nota el 18 de enero. ¿La antedató? Lo cierto es que por esa nota, el 23 de enero no estaba en funciones, pero saludable, a pesar de que su licencia era por enfermedad. Pero disminuía la gravedad por falta de investidura.

 

Los verdugos son los otros

Preso de la Fronteriza, Marty denunció desde septiembre su situación «aprovechando un descuido de mis verdugos», con telegrama al juez letrado en Viedma. El ex juez de paz Morchio, de malos antecedentes como funcionario y en libertad condicional, le advirtió al juez letrado los crímenes de la Fronteriza, la amenaza de muerte que le hicieron sus policías Abelardo López y Cirilo Sosa, y los obstáculos que le oponían a su trabajo como defensor de los apresados. Su telegrama al juez del 12 de setiembre supuso amenaza para los corresponsales de los diarios porteños. La orden era: «el que critique los actos de la policía será conducido a la comisaría a dos sables». Los allanamientos en El Bolsón, El Foyel y El Manso -acusaba su telegrama- fue atroz ya que «a todos sus moradores se ha apaleado sin piedad» y la requisa fue pionera en «el simulacro del fusilamiento de un hij en presencia de la madre para arrancarle una declaración…». Impusieron plantones «de noche entera a la intemperie con 4 ó 6 grados bajo cero…hasta que caigan y al que se muera, pala».

Hacia fines de setiembre decreció la acción de asesoramiento y defensa de Morchio. Por lo pronto, el 27, se registra su última denuncia al juez letrado y otro telegrama comunica que Gabriel Marty nombró como defensor a don Lorenzo Ramasco. ¿Sería aquel Ramasco destituido comisario de Roca donde prestaba servicios Marty cuando éste violó en la comisaría a una chiquilina de 14 años? El mismo. El Ramasco por entonces sumariado tras varias denuncias por tolerar y participar en el juego clandestino (¿o regentearlo?).

En esa primavera de 1911 Viedma padeció un diluvio de telegramas despachados desde Bariloche por hechos mucho más graves (buena parte de ellos agregados en la causa criminal que formó el expediente 8887 del Juzgado Letrado de Río Negro -1911- contra la Fronteriza).

El emitido desde Bariloche el 26 de setiembre por Selman Eggers, y Fernando y Wenceslao Urrutia denunciaba que tras tomarlos la policía (Fronteriza) del Chubut fueron «atrozmente golpeados, apaleados, nuestras casas saqueadas por la policía de una manera vandálica… (y) entregados al Jefe del Busto sin conocer la causa hasta la fecha…», por lo que pedían garantías ya que sólo «se reciben golpes, sablazos y amenazas con revólver, insultos y plantones…» un método que desembocaba en el siniestro presentimiento de terminar «asesinados injustamente».

 

Del Busto en Santa Cruz

La acción del embajador Lorenzo Anadón terminaría por desenmascarar definitivamente a Marty y Morchio, documentación que alimentará próximas notas y reconstruirán la instalación temporaria en Bariloche del prefecto de policía de Puerto Montt para indagar a las víctimas chilenas de la acción vandálica de la Fronteriza.

Resulta importante preguntarse por qué no era más definido entre los funcionarios de los territorios nacionales de entonces, precisar lo divisorio entre legal, justo y eficaz, contra lo fuera de la ley, prevaricador y corrupto. ¿Por qué no se sancionaba a los sumariados o se los inhibía para ejercer la función pública si violaban la ley? Muy por el contrario, esos personajes reaparecían siempre entre bambalinas del olvido como sucedió con los que terminaron como jefes de las Fronterizas.

¿Se sancionó al alférez de navío Adrián del Busto por golpear a sus marineros tripulantes del vapor Namuncurá en 1903? Sostenido por las influencias del poderoso José Menéndez y otros ganaderos santacruceños que lo habían agasajado ese mismo año, llegaría en Santa Cruz a ocupar el segundo cargo en importancia (Secretario de la gobernación). Así figura en documentos de 1909 o su pedido de extensión de licencia del 22/01/1910 hecho e Buenos Aires, porque «no teniendo por el momento vapor con destino a aquel punto…» se quedó en la «reina del Plata», lejos de esa aldea de casas de zinc acanalado que era Río Gallegos (Expte. 513 – legajo 1 – 1911- M° del Interior – AGN).

Lo había nombrado el presidente José Figueroa Alcorta como lo dice su renuncia del 8/02/1911, dos meses antes de dársele la jefatura de la Fronteriza de Río Negro (el 25/04/1911). Renuncia que también fechó en Buenos Aires, donde se la pasaban los gobernadores de Santa Cruz con diferentes excusas, lejos del frío y sobre todo el viento incesante que ponía a los funcionarios en retirada.

El gobernador Manuel Virgnardel, al que asistió Del Busto, duró menos de dos años y cayó en corrupción corrupción. «Habiendo sido designado el señor Esteban Chassaing Gobernador de Santa Cruz» argumentó Del Busto, y a fin de «facilitar la acción gubernamental de dicho funcionario» el futuro jefe «fronterizo» firmó su renuncia (expte. 790, del mismo repositorio).

 

Baile en Madryn por Jorge V

Si se echa una mirada macro al momento histórico en que acababa de crearse la Fronteriza de Río Negro y se hace un corte transversal en la data de diferentes fuentes documentales -para más tarde narrar con algún detalle sobre los sucesos que merecen una atención especial- se avistan movimientos curiosos y sincrónicos. En Buenos Aires se alistaba la fragata Sarmiento y los cadetes que navegarían a Puerto Madryn, donde la oficialidad concurría al baile en el Club Madryn la noche del jueves 22 de junio, en homenaje a la coronación del rey Jorge V de Inglaterra a celebrase en Londres al día siguiente. Tres días después un equipo de «football» local le ganó a los cadetes de la fragata que siguió a San José y luego a Sudáfrica. También en mayo Adrián del Busto decidió que para asumir en Bariloche llegaría vía Chile por el paso Pérez Rosales.

Si imaginariamente se sobrevuela el 1° de mayo de ese año 11 el valle inferior del río Chubut, se detectaría al austro húngaro Mateo Gebhard, jefe de la Fronteriza chubutense en el cuartel del 8 de infantería de Trelew entrenando a su escuadrón, aún inmovilizado. Al mismo tiempo se vería pasar por Gaiman a la comisión austríaca de estudios para establecer una colonia. Se proponía costear el río Chubut hasta el Gualjaina con ingenieros y agrónomos encabezados por Jorge de Galatti (el 2 de mayo un diario porteño la aludió con este titular: «Inmigración austro húngara»). La comisión pretendía ubicar tierras patagónicas en que instalar «inmigrantes húngaros, maravios y styrianos». Tres días antes Lucio Ramos Otero había escapado del cautiverio en las cercanías de Río Pico, mientras en Bariloche la maestra Lesbia Jones -según La Prensa- preparaba la fiesta infantil para la fecha Patria y Gebhard en Trelew prometía a la tropa un banquete si aprobaban los ejercicios de tiro. Había desembarcado en Madryn el armamento, quizás las dos ametralladoras que le gestionó el capitán Ricardo Cano. Desde Rancul, La Pampa, los colonos belgas José Novak, Teófilo Vanongtberg y Francisco Euglaven iban a Bariloche en busca de nuevas tierras.

 

Primera «casa de mal vivir»

El inspector Fermín Cuestas, arribado en febrero al mismo destino para sumariar al comisario Marty, ya no podía eludir las evidencias del caso Boos, como sugirió La Prensa del 11 de mayo al aludir el caos y los balazos escuchados todas las noches en un pueblo de «edificios (que) son todos de tabla» y resultan «fácil de perforar a balazos» y la negativa de Marty a recibir su denuncia de Boos que además lo intimó de prisión tras ser atacado por un amigo y un pariente del comisario.

En la edición de ese día, «La Prensa», sin mencionar a la Fronteriza, describió el escenario de su futura acción. Fue un mayo lluvioso y crecieron los ríos Neuquén y Negro, según los titulares catástrofe. En esa misma edición informó que «hace 15 días se ha establecido una casa de mal vivir», eufemismo con que anunció la instalación del primer prostíbulo de Bariloche.

(Continuará)

Francisco Juárez fnjuarez@sion.com

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