¿Presidencialismo de integración?

GABRIEL RAFART

Especial para «Río Negro»

Es tiempo para una evaluación positiva del desempeño de la democracia presidencialista, sobre todo de aquella que se está cultivando en América del Sur. Y para ello deberíamos dejar de lado algunas críticas por demás ideológicas de derecha intelectual, que exaltan histéricos temores por la emergencia de un anticapitalismo rampante, imaginando el arribo de esa revolución continental que dejará inconclusa el fracaso militar de Ernesto Guevara y las guerrillas que siguieron, frenadas por el terror estatal de las dictaduras setentistas. Tampoco debería aceptarse una mirada coyuntural, que prestará excesiva atención a este momento político regional, donde el conjunto más relevante de Estados suramericanos son gobernados por presidentes o, estarán próximos a darles empleo a recientes ganadores, con sabor a izquierda. Aunque esta izquierda sea un plato variopinto de socialismo, nacionalismo y populismo. En todo caso, mucho ya se dijo sobre esta variación de colores, suponiendo que esos presidentes navegasen, efectivamente, unos en la izquierda blanda de tradiciones socialistas reconstituidas y los otros, en un populismo duro, sea éste clásico o de nuevo tipo al incorporar la variante indigenista. Y de populismo algo entiende la oficina del Departamento de Estado, especialmente Thomas Shannon, de reciente visita a la Casa Rosada. El subsecretario de Asuntos Latinoamericanos afirmó que carece de dudas acerca de que el triunfo de Evo Morales pertenece al populismo continental, que además de variado, no pareciera ser tan malo, si saben atender la gobernabilidad de sus respectivos países. Aunque también, hubo otro norteamericano, nada indulgente, al reclamar la entera desaparición de la actual Bolivia del mapa latinoamericano.

Dejando de lado el debate acerca del tipo de izquierda o cuánto de populismo hay en Evo Morales, Hugo Chávez, Michelle Bachelet, Tabaré Vázquez, Néstor Kirchner y Lula da Silva –en ese lote habría que empezar a sumar al peruano Ollanta Humala–, se deberían tomar notas positivas a este nuevo tiempo colectivo de presidentes sureños. Es que son jefes de ejecutivos o próximos a serlo, que han incorporado a sus agendas políticas la necesidad de contar con el vecino. Y para ello salen de giras a sus capitales. Lo hacen, sea en tiempo de candidato, durante el interregno entre su triunfo electoral y la ceremonia de asunción, también en sus primeras semanas como mandatarios. Si bien estas visitas cuentan con un breviario de intereses comerciales, también hacen a la construcción de un «vecindario» mas colaboracionista, con segura incidencia en la estabilidad política de la región.

Vale insistir, no sólo se debe destacar las ventajas de esas visitas como propuestas menos «provincianas» para el desarrollo regional. Es que hay algo más, parece que esos presidentes entienden las consecuencias positivas de una firme integración. Y ello es visible en la reciente gira de Evo Morales o la emprendida por Michelle Bachelet, además de las reuniones entre los países suscriptores del pacto de Iguazú. Aunque es cierto que este cielo armónico pareciera cargado de nubarrones ante un presidente uruguayo que ha hecho suya la defensa de las papeleras ribereñas además de buscar un grado de asociación para el «libre comercio» con el coloso del norte. Tampoco la autoridad ejecutiva del Paraguay da muestra de conformidad por los alcances de la integración económica del cono sur nacida hace dos décadas, dando señales de querer seguir los pasos rebeldes de Montevideo. Allí están los acuerdos firmados por Asunción con el departamento de Defensa norteamericano dando «inmunidad» a sus tropas en territorio paraguayo. Junto a ello, el panorama peruano se presenta menos alentador para el más sureño de los vecinos andinos, si se impusiera en las elecciones presidenciales de abril el «etnocacerismo» de Ollanta Humala, promotor de una eventual patria del «cholo», que junto a la Bolivia de Morales y al poderoso movimiento indigenista ecuatoriano, levantarían un nuevo imperio del sol. Contrarresta estos aprestos la visita del aún presidente chileno Ricardo Lagos al palacio Quemado de La Paz invitado a presenciar la asunción de Morales. Episodio que es una señal auténtica y favorable a un nuevo capítulo en las relaciones entre ambos países, morigerando en consecuencia las pretensiones del Partido Nacionalista de Ollanta Humala por hacer de Bolivia su socio dilecto del antichilenismo presente en la «doctrina etnocacerista».

A pesar de lo sucedido con los socios menores del Mercosur y lo que ocurra en pocos meses en Lima, importa señalar la emergencia de ciertos «equilibrios» que el presidencialismo venía llevando a los tumbos, por lo menos en su versión suramericana. En estos tiempos parece contar la moderación que anima siempre el espíritu de proximidad hacia los otros, de colaboración con los vecinos, bajo la lógica de la coalición o integración formal o informal, en este caso subcontinental. Pareciera avanzar un ánimo de concertación entre los estados, alimentado por los sucesivos tránsitos hacia las fronteras de sus actuales presidentes. Un equilibrio que suena paradójico, si se lo observa a partir de algunos de los tramos de nuestra corta experiencia de democratización, sobre todo de lo ocurrido en los años noventa, donde la mirada no estaba puesta en el vecino sino en el coloso del norte.

Presidentes viajeros en su propio continente. Presidentes pensando en coaliciones con sus vecinos. ¿Estarán en condiciones de producir un «presidencialismo de integración»?


GABRIEL RAFART

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $750 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios