«Presidenta, de usted depende»

Probablemente a usted le ocurra lo mismo: peinando canas y viendo estupefactos crecer nuestro abdomen, olvidándonos de los nombres de las personas que conocemos y a la espera de retozar, tranquilos, con nuestros nietos, pretendíamos ver a nuestro querido país finalmente encaminado hacia su destino de grandeza.

Porque es así. Un país con agua, energía y alimentos en el mundo de hoy tiene ventajas comparativas que ningún castillo de naipes puede neutralizar. Encima, sus habitantes son creativos, inteligentes y apasionados, aunque por razones difíciles de identificar y corregir sus oportunidades de progreso siguen siendo sumamente desiguales.

Hoy, cuando creíamos que lo peor había pasado, nos vemos otra vez ante una crisis que amenaza con ser terminal. Y volvemos a temer.

Humildemente, creo que mi presidenta debería tener presentes ciertos postulados que, a mi parecer, suenan extremadamente amenazantes pero también orientadores: «Hoy en día, un político no sólo necesita apoyo público para ganar elecciones; lo necesita para gobernar. Un ejecutivo electo necesita una mayoría popular todos los días de su período… un presidente sin popularidad también carece de poder. Cuando cae por debajo del 50%, está funcionalmente fuera del cargo». (Morris, Dick: «El Nuevo Príncipe». Buenos Aires: El Ateneo, 2003; página 87)

Señora presidenta: no sé cuáles serán sus cálculos, o si la gente que la rodea la asesora adecuadamente; simplemente quiero expresarle que probablemente usted sea mi última esperanza.

Quiero decirle que, a pesar de no haberla votado, ofrezco lo máximo de mí para que finalice con éxito su período presidencial. Queda mucho tiempo y tanto por hacer… ¡y es tan necesario que los argentinos resolvamos nuestras diferencias en el marco institucional!

Me atrevo a aconsejarle que considere que la economía es, mayormente, una ciencia exacta. En todo caso, la justicia social debe provenir no de modificar las leyes de esta disciplina sino de identificar y corregir los factores que conspiran contra la igualdad de oportunidades.

Necesitamos volver a creer en su proyecto. Es claro que la manipulación de los datos oficiales de la economía -al margen de haber otorgado alguna ventaja muy mezquina y transitoria- le ha originado una enorme crisis de credibilidad, a tal punto que es difícil considerar que ciertas compensaciones eventualmente se cumplirán.

Comprendo que mi solicitud entraña un enorme sacrificio de su parte. Los hombres, pero particularmente las mujeres de su país, quienes con justicia depositaron en usted sus máximas expectativas, seguramente lo agradecerán. De usted depende que nuestra posteridad reconozca en una mujer a la dirigente que finalmente encaminó a nuestra patria hacia su realización.

 

Jorge Alberto Fernández

DNI 11.985.678

Neuquén


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