Presión Monumental

River debe ganarle a Racing en su cancha, donde siempre sufre.

Jugar en el Monumental se ha vuelto un karma para River, y allí deberá presentarse el domingo en el clásico ante Racing. Gran incertidumbre y mucha bronca gobierna el alma de los hinchas millonarios por estas horas. Matías Almeyda es el blanco de las críticas, el presidente Daniel Passarella de la mayoría de los insultos y la paciencia también se termina hacia los jugadores. En la vuelta a primera, el equipo de Núñez sufrió su segunda caída en siete partidos, suma 9 puntos y está lejos de su primo odiado Boca, al que enfrentará en la fecha 12. El domingo fue superado táctica y futbolísticamente por un Vélez que no le dio tregua y no hizo más que acentuar una crisis de funcionamiento que asomaba en las últimas jornadas. La violencia y los viejos fantasmas estuvieron a la orden del día y ahora hasta se rumorea que el propio Pelado Almeyda cavila en cuanto a si seguir o no con el timón en las manos. Ya cuando terminó el torneo de la B Nacional y se abrochó la vuelta a la máxima categoría se especuló con la salida del entrenador. Se hablaba de que había un encono con el Káiser y de que éste prefería otros técnicos. Las polémicas se profundizaron con las desprolijas despedidas de Fernando Cavenaghi y Alejandro Domínguez, y las movilizaciones que generaron los hinchas en contra de esta determinación. Almeyda amenazó con dar un paso al costado, los ánimos se calmaron, llegaron algunos refuerzos (no del nivel del Torito y el Chori), David Trezeguet se hizo cargo del liderazgo del equipo, secundado por Leo Ponzio, y la calma retornó. Hubo un principio de tormenta con el oscuro pase de Jonathan Bottinelli, pero las cosas volvieron a su lugar pronto. Claro, todo cambió en el inicio del campeonato Inicial, porque en el debut el millonario cayó en el Monumental ante Belgrano, ese equipo cordobés que tan bien juega y que está en la Primera porque venció a River en un repechaje que pasó a la historia. La sensación de que el Pelado no le encuentra la mano al equipo queda de manifiesto en las formaciones, que nunca pudo repetir y en las que se ha modificado el sistema táctico. Luego del Pirata cordobés, el DT realizó tres cambios y River le ganó a domicilio a Estudiantes, a la fecha siguiente realizó una modificación obligada (Villalva por Trezeguet), igual que en el empate frente a San Lorenzo. Volvió a hacer tres cambios en Santa Fe, igual que para el choque ante Newell’s, y un par de modificaciones realizó contra Vélez. Lo preocupante de este River es que no suma de local. El Monumental es una olla a presión, el equipo sufre ese estado de ebullición que se genera en Núñez y es justamente allí donde enfrentará a Racing. La localía es endeble desde hace un tiempo ya. En el torneo actual jugó tres partidos y apenas acumuló dos puntos, producto de los empates frente al Ciclón y la Lepra. Este es un trauma que acarrea desde el Clausura 2011, cuando se produjo el descenso. En esa competencia River apenas acumuló 12 unidades en casa sobre 30 posibles, e incluso sumó más de visitante: 14 puntos sobre 27. En la B Nacional el karma se extendió en la primera vuelta. River obtuvo 17 puntos de local y la misma cantidad de visitantes, pero la tónica cambió en las vuelta, porque de local el equipo del Pelado Almeyda sumó 26 sobre 30 y quedó invicto, mientras que a domicilio apenas acumuló 13 de 27. Es decir que River no gana en su cancha desde el 23 de junio de este año, cuando doblegó por 2-0 a Almirante Brown con los goles de su capitán Trezeguet y de esta forma abrochó el ansiado ascenso. Se viene una semana cargada tensión para el plantel de Almeyda. Ayer el DT entrenó con suplentes y juveniles y ninguno de los dirigentes se acercó para ofrecerle el apoyo, como sí lo hizo Passarella en otra ocasiones. Ferviente hincha de River, Almeyda decidió hacer silencio y dedicarse a trabajar. El post Vélez no fue un buen día para Matías, lógicamente por el resultado pero también porque se lesionaron el Keko Villalva (distensión en el isquiotibial derecho) y Martín Aguirre (esguince de tobillo). Con cuatro partidos sin conocer la victoria, tres meses sin alegrías en el Monumental, Boca muy lejos y los dichos de Ramón Díaz girando sin parar (se ofreció para volver), en Núñez se avizoran épocas de fuertes cambios. Habrá que ver cómo actúan Passarella y Almeyda, dos que fueron ídolos y vuelven a atravesar momentos complejos.

fútbol de afa


Jugar en el Monumental se ha vuelto un karma para River, y allí deberá presentarse el domingo en el clásico ante Racing. Gran incertidumbre y mucha bronca gobierna el alma de los hinchas millonarios por estas horas. Matías Almeyda es el blanco de las críticas, el presidente Daniel Passarella de la mayoría de los insultos y la paciencia también se termina hacia los jugadores. En la vuelta a primera, el equipo de Núñez sufrió su segunda caída en siete partidos, suma 9 puntos y está lejos de su primo odiado Boca, al que enfrentará en la fecha 12. El domingo fue superado táctica y futbolísticamente por un Vélez que no le dio tregua y no hizo más que acentuar una crisis de funcionamiento que asomaba en las últimas jornadas. La violencia y los viejos fantasmas estuvieron a la orden del día y ahora hasta se rumorea que el propio Pelado Almeyda cavila en cuanto a si seguir o no con el timón en las manos. Ya cuando terminó el torneo de la B Nacional y se abrochó la vuelta a la máxima categoría se especuló con la salida del entrenador. Se hablaba de que había un encono con el Káiser y de que éste prefería otros técnicos. Las polémicas se profundizaron con las desprolijas despedidas de Fernando Cavenaghi y Alejandro Domínguez, y las movilizaciones que generaron los hinchas en contra de esta determinación. Almeyda amenazó con dar un paso al costado, los ánimos se calmaron, llegaron algunos refuerzos (no del nivel del Torito y el Chori), David Trezeguet se hizo cargo del liderazgo del equipo, secundado por Leo Ponzio, y la calma retornó. Hubo un principio de tormenta con el oscuro pase de Jonathan Bottinelli, pero las cosas volvieron a su lugar pronto. Claro, todo cambió en el inicio del campeonato Inicial, porque en el debut el millonario cayó en el Monumental ante Belgrano, ese equipo cordobés que tan bien juega y que está en la Primera porque venció a River en un repechaje que pasó a la historia. La sensación de que el Pelado no le encuentra la mano al equipo queda de manifiesto en las formaciones, que nunca pudo repetir y en las que se ha modificado el sistema táctico. Luego del Pirata cordobés, el DT realizó tres cambios y River le ganó a domicilio a Estudiantes, a la fecha siguiente realizó una modificación obligada (Villalva por Trezeguet), igual que en el empate frente a San Lorenzo. Volvió a hacer tres cambios en Santa Fe, igual que para el choque ante Newell’s, y un par de modificaciones realizó contra Vélez. Lo preocupante de este River es que no suma de local. El Monumental es una olla a presión, el equipo sufre ese estado de ebullición que se genera en Núñez y es justamente allí donde enfrentará a Racing. La localía es endeble desde hace un tiempo ya. En el torneo actual jugó tres partidos y apenas acumuló dos puntos, producto de los empates frente al Ciclón y la Lepra. Este es un trauma que acarrea desde el Clausura 2011, cuando se produjo el descenso. En esa competencia River apenas acumuló 12 unidades en casa sobre 30 posibles, e incluso sumó más de visitante: 14 puntos sobre 27. En la B Nacional el karma se extendió en la primera vuelta. River obtuvo 17 puntos de local y la misma cantidad de visitantes, pero la tónica cambió en las vuelta, porque de local el equipo del Pelado Almeyda sumó 26 sobre 30 y quedó invicto, mientras que a domicilio apenas acumuló 13 de 27. Es decir que River no gana en su cancha desde el 23 de junio de este año, cuando doblegó por 2-0 a Almirante Brown con los goles de su capitán Trezeguet y de esta forma abrochó el ansiado ascenso. Se viene una semana cargada tensión para el plantel de Almeyda. Ayer el DT entrenó con suplentes y juveniles y ninguno de los dirigentes se acercó para ofrecerle el apoyo, como sí lo hizo Passarella en otra ocasiones. Ferviente hincha de River, Almeyda decidió hacer silencio y dedicarse a trabajar. El post Vélez no fue un buen día para Matías, lógicamente por el resultado pero también porque se lesionaron el Keko Villalva (distensión en el isquiotibial derecho) y Martín Aguirre (esguince de tobillo). Con cuatro partidos sin conocer la victoria, tres meses sin alegrías en el Monumental, Boca muy lejos y los dichos de Ramón Díaz girando sin parar (se ofreció para volver), en Núñez se avizoran épocas de fuertes cambios. Habrá que ver cómo actúan Passarella y Almeyda, dos que fueron ídolos y vuelven a atravesar momentos complejos.

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