Producción cárnica: ¿el futuro es el encierre?
El sector creció de la mano de la sequía en primer lugar y, últimamente, tras el corrimiento de la barrera sanitaria del río Negro al Colorado
Perspectivas del sector ganadero norpatagónico
En la provincia de Río Negro y en el partido de Patagones los encierres a corral de ganado bovino han tenido un crecimiento sostenido y tienden a mantenerse en el tiempo como un eslabón de la cadena productiva. Su desarrollo se dio, en un primer momento, por la grave sequía que ocurrió entre 2006/09 y tuvo un segundo impulso luego del desplazamiento de la barrera zoosanitaria.
Recorriendo las rutas provinciales pueden observarse corrales con comederos, densamente poblados de vacunos, rodeados de silos, tinglados, largas bolsas de plástico blanco con granos almacenados. Estos cambios en el paisaje rural no son ajenos a los que vienen ocurriendo desde hace más de veinte años en nuestro país y han reestructurado la ganadería argentina.
Los engordes de bovinos en corrales son utilizados para convertir granos en carne, incrementar la carga, el número de animales, asegurar y estandarizar la producción. Estos modelos involucran recursos propios de la empresa y regionales (granos, subproductos y animales), permitiendo la obtención de animales terminados con buen peso y a edades tempranas.
La región patagónica no se autoabastece de carne e importa grandes cantidades en forma deshuesada, incluso ingresando hasta el 2013 un porcentaje con hueso. Desde ese momento se modificaron los tres estatus sanitarios que poseía en función del tratamiento que se le daba a la fiebre aftosa.
En un relevamiento realizado a través de encuestas se intentó conocer la situación actual de los encierres a corral luego del desplazamiento de la barrera zoosanitaria, para dar cuenta de la expansión que tuvieron. Aún no se conoce con certeza cuál es el número real de corrales, pero se estima que la sumatoria de los presentes en la Provincia de Río Negro y el partido de Patagones es de 135.
Esta incógnita se mantiene porque el 85% de los productores llevan adelante empresas familiares o sociedades de hecho y muy pocos se encuentran debidamente registrados.
Conglomerados productivos
El emplazamiento de los corrales de engorde se da en un 67% sobre ambientes de riego y el resto en secano. Se puede observar claramente que se ha conformado una red territorial en cada uno de los valles donde los productores, proveedores de insumos, comercializadores y asociaciones interactúan entre sí, con diferente intensidad y grado de complementariedad, alrededor de esta actividad.
Estrato de cabezas por encierre
Los productores del Valle Inferior y General Conesa tienen una tendencia marcada a desarrollar el ciclo completo y compran poco ganado. Es un grupo de pequeña a mediana escala que produce parte del alimento que consume.
En Valle Medio se encuentran radicados los más experimentados en la temática, quienes iniciaron esta práctica antes de la sequía y el desplazamiento de la barrera, siendo esta su principal actividad. Compran terneros, producen la mayor parte del alimento que consumen y tienen canales comerciales consolidados.
El Alto Valle se trata de un sistema emergente, siendo los corrales propiedad de empresarios e inversores que provienen de otras actividades como los servicios petroleros, la fruticultura o las profesiones liberales que buscan diversificar sus ingresos. Cuentan con el respaldo financiero para desarrollar la actividad en su conjunto. En el otro extremo, se pueden encontrar pequeños encierres improvisados, operados por mano de obra familiar, que carecen de todo equipamiento, realizan la alimentación manualmente y almacenan el alimento en instalaciones provisorias.
Valcheta se caracteriza por la adquisición extrarregional de alimentos. En este lugar la actividad es dependiente de la disponibilidad de los insumos.
Los productores de Río Colorado, al encontrarse próximos a las zonas productoras de maíz, tienen menores costos de fletes lo que significa una ventaja competitiva frente al resto de los conglomerados.
En Patagones se encuentra el grupo más importante de engordadores. Compran terneros, novillitos y vaquillonas que son recriados en avena o cebada y terminados a corral. Producen gran parte del alimento que consumen. En esta zona el engorde se sustenta en verdeos anuales que dependen de la lluvia, constituyendo un sistema poco estable. Patagones aporta la mayor cantidad de ganado gordo de la región y, como consecuencia, la época de salida de los bovinos para faena condiciona el período de producción de los corrales del resto de la zona.
Características de la actividad
Las instalaciones que se pueden encontrar concuerdan con el tamaño de los establecimientos. Los productores pequeños utilizan infraestructura ya existente, careciendo de equipamiento para la preparación y distribución de los alimentos. En cambio, a partir de los estratos medianos hay una tendencia a planificar la construcción de las instalaciones y poseen los equipos adecuados para distribuir el alimento, contando con suficiente capacidad de almacenamiento para alimentar la máxima carga instantánea programada.
La mano de obra es uno de los puntos críticos para la actividad. El 62% de los encuestados considera que el personal está poco capacitado, observándose una alta rotación del mismo. Al analizar los datos obtenidos se puede concluir que se emplea una persona cada 360 animales.
La comercialización refleja una marcada tendencia a eliminar la intermediación, el 77% de los productores encuestados concreta las compras y ventas directamente. En general se comercializa ganado liviano (260-300 kg).
El 37% engorda animales propios, un 22% complementa su producción con la adquisición de ganado y el resto compra a terceros. La modalidad lucrativa más común es rendimiento de carne o “venta al gancho”, que representa el 64%.
La modalidad de hotelería está poco difundida, sólo la practican el 22% de los encierres.
El aspecto sanitario no se diferencia al mencionado en el país. La acidosis es el principal problema seguido por las enfermedades respiratorias, como neumonía, IBR (rinotraqueítis infecciosa bovina). Los valores de mortandad rondan el promedio nacional; sin embargo, algunos productores declararon porcentajes cercanos a 3%, situación que debería atenderse antes de que genere mayores inconvenientes.
El maíz es el componente principal de las dietas en engorde a corral. La producción local no alcanza a satisfacer la demanda. Si se lograran mayores rendimientos se podría ocupar una mayor proporción del mercado, que actualmente controlan otras provincias, como La Pampa, Buenos Aires y Córdoba.
Una de las conclusiones más importantes es que el 98% de los productores planea seguir en la actividad y el 52% tiene previsto realizar ampliaciones. Los productores visualizan un futuro promisorio de la actividad porque el consumo de carne vacuna en la Norpatagonia supera la producción actual.
(*) Médico veterinario
(**) Ingenieros agrónomos
INTA EEA Valle Inferior, Convenio Provincia de Río Negro-INTA
Daniel Bolla (*)
Ricardo Zapata (**)
Daniel Miñon (**)
Pablo Viretto (**)
Miguel Silva (**)
Perspectivas del sector ganadero norpatagónico
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