Prohíben usar agua de napa en pozos petroleros

Es una reglamentación para la explotación de yacimientos no convencionales shale y tigth.

Archivo/Matías Subat

NEUQUÉN (AN).- El gobierno neuquino estableció con un decreto una serie de reglamentaciones que regularán de aquí en más la acción de las empresas que realicen extracción de hidrocarburos no convencionales en suelo provincial con la prohibición de utilizar agua subterránea o de napa, salvo que la misma contenga una altísima salinidad.

La norma –que estará vigente en 90 días– establece sanciones que por ahora no son significativas (100.000 pesos como máximo) pero que treparán a 4.000.000 cuando la Legislatura avale cambios a una normativa.

Las operadoras deberán presentar un plan y requerir autorizaciones para el uso de agua y el vertido de efluentes que de ninguna manera podrá realizarse en las cuencas donde se obtuvo el líquido. Y además tendrán que contar con equipamiento de laboratorio en cada una de las locaciones donde deberán determinar y justificar el contenido total y detallado del agua de retorno o “flowback”. Se trata del agua cargada con los fluidos y arenas que vuelve a la superficie luego de completar la tarea de estimulación hidráulica, proceso clave para penetrar en la roca madre contenedora de los recursos no convencionales: shale gas, shale oil, tigth gas y tigth oil, de arcillas y arenas compactas.

El subsecretario de Ambiente y Desarrollo Sostenible Ricardo Esquivel explicó que a través del decreto que lleva el número 1483 se establece que el agua de retorno debe ser reutilizada previa presentación de los análisis físicos y químicos y que su destino puede ser, por ejemplo, la estimulación secundaria de pozos. Si no es posible que el agua (flowback) se vuelva a usar, el líquido deberá ser tratado in situ y reutilizado para riego en proyectos forestales. La tercera opción, de haber un contenido altamente contaminado, será en resumideros (en la provincia hay dos) que –por ahora– son operados por empresas productoras para su disposición final.

“El agua de retorno, cualquiera sea su estado o encuadramiento permisible dentro de las normativas vigentes, no podrá ser vertida sobre cuerpos de agua superficiales, bajo ninguna condición; ni podrá ser almacenada previa y durante su tratamiento en receptáculos a cielo abierto”, se indica en el decreto.

En el documento, por otra parte, el gobierno neuquino estableció cómo debe ser el cementado de las perforaciones (se prevén 2.500 pozos en cinco años) en los primeros 500 metros para evitar la afectación las napas que contienen aguas subterráneas.

Esquivel explicó que el volumen de agua que se utilizará en cada fractura es de aproximadamente 15.000 m³ y que la proporción de químicos y de otros componentes sobre todo arena es del 1%. Entre ellos hay ácido clorhídrico (considerado más peligroso) aunque se diluye en agua. Sobre el agua, el decreto deja en claro que deberá ser transportada desde ríos, lagos o lagunas y se indica que en un escenario de máxima actividad se necesitaría sólo el 1% del volumen total disponible en los ríos Limay, Neuquén y Colorado.


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