El descanso en un espacio soñado

En muchas ocasiones el dormitorio es un ambiente al que no se le presta demasiada atención y se lo utiliza de depósito de cosas cotidianas. Este lugar debiera ser una suerte de oasis, porque allí es donde recuperaremos fuerzas durante todos los días del año.

Uno puede pasar aproximadamente un tercio de su vida en el dormitorio. Sin embargo, en muchos hogares el dormitorio es un espacio al que no se le presta demasiada atención y se lo utiliza de depósito de cosas cotidianas. No tiene por qué ser así. Debería ser un espacio en el que nos guste retirarnos para relajarnos. Si quieres cambiar tu habitación, demos el primer paso.

Es fundamental que el dormitorio sea una especie de oasis de descanso, porque allí es donde recuperaremos fuerzas durante todos los días del año.

Comencemos por las paredes: ¿De qué color son? Lo clásico son paredes blancas o de un tono muy neutro. Si uno quiere generar algo interesante con colores más fuertes, debería elegir tonos fríos como de la gama del azul, del gris o del violeta, que tenga un efecto tranquilizador, opinan especialistas. Los colores “activos” como el amarillo y el rojo, o incluso los empapelados de estampados coloridos deberían quedar fuera de la habitación, donde en realidad queremos alejarnos de los estímulos de todo tipo para poder descansar.

Es fundamental que la ambientación sea lo más discreta posible, tanto a nivel de decoración como de cantidad de muebles. Además, es primordial evitar los estímulos no sólo visuales, sino también sonoros. Si uno no es alérgico, puede colocar una alfombra en el dormitorio y notará la diferencia que hace a nivel acústico. Otra alternativa sería amortiguar los ruidos con cortinas o persianas.

Hay quienes buscan más de un modo de evitar las resonancias. Los muebles pueden cubrirse o tapizarse con telas pesadas, por ejemplo.

A la hora de diagramar la iluminación, la regla sigue siendo la misma: evitar todos los estímulos posibles. Un buen modo es colocar distintas fuentes en el ambiente de modo que cada luz ilumine un sector determinado y no tengamos que encender un interruptor general cada vez que queramos ver algo.

La iluminación general del ambiente puede estar dada por una lámpara en el techo. Su intensidad puede decidirse según el gusto personal, si bien no es necesario que haya tanta luz como en una cocina. Además, también depende mucho del tamaño del ambiente, del color de las paredes, del piso y de los muebles. Por lo general, los colores oscuros refractan menos luz.

Sin embargo, la luz debería tener la menor cantidad de componente azul posible para que todos puedan dormir bien. Es decir, más vale tener una lamparita que emita luz cálida.

Las lámparas led modernas permiten además usos muy interesantes, como ser la colocación de una fuente de luz debajo de la cama con detectores de movimiento. De esa manera, si uno tiene que levantarse por la noche, ve adónde está pisando sin quedar expuesto a una iluminación demasiado potente.

Lo bueno de estas lámparas es que no recalientan tanto como las de antes, con lo cual tampoco hará falta instalar un dispositivo especial para tener una luz en el placard. En ese caso lo único importante es comprobar, cuando compramos la lamparita, que refleje bien los colores. De lo contrario, podríamos hacer un desastre al elegir la ropa por la mañana.

Las alfombras son ideales para amortiguar algunos ruidos.

La iluminación general del ambiente puede estar dada por una lámpara en el techo. Su intensidad puede decidirse según el gusto personal.

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La iluminación general del ambiente puede estar dada por una lámpara en el techo. Su intensidad puede decidirse según el gusto personal.

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