“Proyecto de reforma electoral”
En la Argentina de hoy, políticamente antagónica y democrática, se vive un contexto de abierto posicionamiento y liderazgo político de parte del gobierno beligerante en pos de un país con un modelo nacional y popular. Los decretos y nuevas leyes germinan día a día, las medidas adoptan un matiz dinámico y participativo de la masa social emanadas de un Estado presente. El ser humano, sin eximir al argentino, es naturalmente político y al proyecto de reforma electoral debe dársele la difusión exacta, a través de todas las instituciones que juegan un rol social protagónico, como así también fortalecer la libre expresión política del “sujeto pueblo” en pos de un plebiscito. ¿Qué libertad de votar puede tener un joven que aún no alcanza a obtener su plenitud humana? Muchas reglas en la historia dialéctica de la humanidad han sido impuestas por los grandes grupos corporativos hegemónicos del capital mundial, a sabiendas de los funcionarios públicos, quienes en su momento miraron para otro lado; a no olvidar la “reforma laboral” y privatizaciones de las empresas de nuestro territorio nacional, entre otras tantas calamidades en su haber. Esta reforma electoral apela a dar libertad política a los adolescentes de elegir a sus representados, abriendo de esta forma la brecha entre unos partidos y otros, dando como resultado estados recalcitrantes y sulfurosos que se vierten desde las empresas de comunicación contrarias al gobierno, tales como “Clarín”, “La Nación” y sus ramificaciones editoriales; claro está que todo periodismo tiene intereses de por medio por naturaleza, como el que realiza a favor de un gobierno el periodismo militante. Gracias a esta disputa democrática “amarillista”, la sociedad se politiza y muchos oportunistas gobiernan. Antes de buscar rédito político para las próximas elecciones, se deberían adoptar a las familias como instituciones sociales (formando personas) de inquebrantable valor humano. La realidad no necesita maquillaje para ser vista. Evidentemente lo que está en juego son los derechos del niño, ya que si un menor puede realizar el sufragio libremente, se convierte en ciudadano emancipado, con las mismas libertades de un adulto. Si atamos cabos, la cuestión se torna ambigua: fácilmente en un futuro pueden entrar a la explotación laboral blanqueada, como así también ser enjaulados por la Policía y condenados como un mayor, sin ningún consentimiento del Código Penal, transcribiéndose en violación de los derechos del niño. Néstor Rodríguez DNI 30.395.289 Allen
Néstor Rodríguez DNI 30.395.289 Allen
En la Argentina de hoy, políticamente antagónica y democrática, se vive un contexto de abierto posicionamiento y liderazgo político de parte del gobierno beligerante en pos de un país con un modelo nacional y popular. Los decretos y nuevas leyes germinan día a día, las medidas adoptan un matiz dinámico y participativo de la masa social emanadas de un Estado presente. El ser humano, sin eximir al argentino, es naturalmente político y al proyecto de reforma electoral debe dársele la difusión exacta, a través de todas las instituciones que juegan un rol social protagónico, como así también fortalecer la libre expresión política del “sujeto pueblo” en pos de un plebiscito. ¿Qué libertad de votar puede tener un joven que aún no alcanza a obtener su plenitud humana? Muchas reglas en la historia dialéctica de la humanidad han sido impuestas por los grandes grupos corporativos hegemónicos del capital mundial, a sabiendas de los funcionarios públicos, quienes en su momento miraron para otro lado; a no olvidar la “reforma laboral” y privatizaciones de las empresas de nuestro territorio nacional, entre otras tantas calamidades en su haber. Esta reforma electoral apela a dar libertad política a los adolescentes de elegir a sus representados, abriendo de esta forma la brecha entre unos partidos y otros, dando como resultado estados recalcitrantes y sulfurosos que se vierten desde las empresas de comunicación contrarias al gobierno, tales como “Clarín”, “La Nación” y sus ramificaciones editoriales; claro está que todo periodismo tiene intereses de por medio por naturaleza, como el que realiza a favor de un gobierno el periodismo militante. Gracias a esta disputa democrática “amarillista”, la sociedad se politiza y muchos oportunistas gobiernan. Antes de buscar rédito político para las próximas elecciones, se deberían adoptar a las familias como instituciones sociales (formando personas) de inquebrantable valor humano. La realidad no necesita maquillaje para ser vista. Evidentemente lo que está en juego son los derechos del niño, ya que si un menor puede realizar el sufragio libremente, se convierte en ciudadano emancipado, con las mismas libertades de un adulto. Si atamos cabos, la cuestión se torna ambigua: fácilmente en un futuro pueden entrar a la explotación laboral blanqueada, como así también ser enjaulados por la Policía y condenados como un mayor, sin ningún consentimiento del Código Penal, transcribiéndose en violación de los derechos del niño. Néstor Rodríguez DNI 30.395.289 Allen
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