Psicólogos trabajan para lograr mejores conductores

Evalúan una sociedad estresada y competitiva.

Luis García

NEUQUÉN (AN).- Psicólogos de Neuquén buscan formar una generación de mejores conductores. Al igual que en otras cinco ciudades argentinas, se implementarán talleres sobre conductas seguras y saludables en el tránsito.

“Se maneja como se vive”, aseguran los organizadores de estos talleres. Una sociedad marcada por la competitividad, el exitismo, el estrés, el vértigo genera automovilistas con conductas agresivas y riesgosas.

Frente a esa realidad, el Colegio de Psicólogos de Neuquén realizará en la ciudad, talleres orientados a miembros de ONG, comisiones vecinales y asociaciones civiles, con el objetivo de generar en las personas conductas más seguras a la hora de conducir un vehículo.

Estos líderes, a modo de agentes multiplicadores, tendrán a su vez la responsabilidad de capacitar a otras personas.

Los cursos se implementarán a partir de abril y en forma simultánea en Neuquén, San Juan, San Luis, Rosario, Córdoba y Capital Federal.

En Argentina durante el 2009 murieron 21 personas por día en accidentes de tránsito, según las estadísticas que maneja la asociación civil Luchemos por la vida.

La mayoría de los accidentes se produce por malas maniobras de los conductores y esas malas maniobras se derivan de estados psicológicos alterados, según el diagnóstico de especialistas.

“La manera de conducir refleja el estado psicológico de la sociedad. Uno conduce como vive, uno conduce de acuerdo a los valores que tiene. Si pensamos que la sociedad plantea que todo es vértigo, todo es para ayer; estamos atravesados por la ansiedad, la angustia, la impotencia, el no llego pero debo hacer. Hay un abismo entre lo que plantea la sociedad y lo que puede el sujeto. Vertiginosidad, la exigencia y la competitividad se está trasluciendo en el tránsito”, analizó la psicóloga Patricia Yanetti, a cargo de la puesta en marcha de estos talleres a través del Colegio de Psicólogos.

La manera en que este “estado social” se trasluce en la conducción de vehículos, se ve en conductas rutinarias como acelerar cuando se acerca a un semáforo que está en amarillo, no dar prioridad de paso al vehículo que viene por la derecha en una intersección, insultar a un conductor que molesta con sus maniobras o arrimarse y hacer luces reiteradas al conductor de adelante para que acelere.

El extremo son las conductas que derivan en golpes a otro conductor.

En los talleres, los participantes serán formados para mejorar su capacidad de respuesta frente a situaciones límites, manejar el propio stress y buscar otras formas de canalizar las propias frustraciones. Esto se complementará con un clases sobre reglamentaciones y normas de tránsito.


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