Pueblos típicos en el corazón de Italia

Fuimos en auto desde Roma hasta Umbria, donde las construcciones de piedra nos maravillaron

KATHY MATHESON

MONTE SANTA MARIA TIBERINA, Italia.- Al salirnos de una de las arterias principales e internarnos en una calle de tierra, alcancé a observar una torre de piedra que sobresalía en una colina distante. Parecía inusitadamente elevada desde donde estábamos nosotros. ¿Íbamos hacia allí? ¿Adónde nos llevaría esta calle? Era fines de mayo y viajaba con dos amigos a una boda en el pueblo de Monte Santa María Tiberina, a mitad de camino entre Roma y Florencia. La pareja había alquilado una villa para 18 huéspedes y se iba a casar allí mismo. A medida que nuestro autito trepaba, empezamos a tomarle el gusto a la altura. Durante nuestro trayecto desde Roma hasta la Umbria, nos habíamos maravillado con la belleza de la ciudad de Orvieto, enclavada en una colina y que vimos desde la A1, la principal autopista norte-sur de Italia. En los cinco días que estuvimos en la Umbria se repitieron una y otra vez las vistas asombrosas de construcciones de piedra que asomaban en valles y colinas verdes, acompañadas de una comida espectacular, notables obras de arte y arquitectura y mucha historia. La Umbria es la vecina bonita de la Toscana, mucho más famosa. Nuestra villa en Monte Santa María Tiberina, que la novia encontró a través del portal Homeaway.com, fue una base perfecta desde la cual explorar una región conocida como “el corazón verde de Italia’’. La villa es una hermosa vivienda remodelada del siglo XVI que alguna vez perteneció al príncipe de Milán. Tiene varias habitaciones, espaciosos salones, acceso a la internet, una cocina enorme con los aparatos más modernos y un patio de dos niveles con una piscina con vistas espectaculares de las colinas. Uno de mis paseos favoritos fue a Assisi, de donde es oriundo San Francisco, el santo patrono de Italia. La inmensa basílica construida en su nombre, y en la que se encuentran los restos del religioso, es un importante sitio de peregrinaje y cuenta con maravillosos frescos, incluido La Vida de San Francisco, de Giotto. Vístase con recato: si va con pantalones cortos o camisetas sin mangas no se le permitirá ingresar. La ciudad tiene una fortaleza medieval, más iglesias y muchos negocios y restaurantes finos. También visitamos Perugia. La capital de la Umbria es una ciudad universitaria, sede de la Galleria Nazionale, el principal museo de arte de la zona. Los amantes de la historia pueden disfrutar de tesoros etruscos como el pozo municipal y la Puerta Marcia, que datan del siglo III antes de Cristo. Mis guías turísticas recomendaban la plaza central y su fuente, pero no me parecieron nada especial. La calle peatonal Corso Vannucci es un lindo paseo, con sus cafés y sus negocios. Saliendo de la ciudad uno se topa con San Sisto, donde se produce el chocolate Perugina. Se puede visitar la fábrica. Otro día acompañé a la novia a hacer algunos trámites a la bonita Citta di Castello, mientras mis amigos iban a Gubbio. Después me di cuenta de que debí haber pasado por Orvieto, y no solo por su famoso vino blanco, el Orvieto Classico. Su catedral, cuya fachada está cubierta de mosaicos muy coloridos, es considerada una de las más hermosas de Italia. No importa qué pueblo o ciudad visite, lo importante es disfrutar el ambiente, vagabundear por las calles estrechas, tomarse un café o un helado en un bar típico, admirar las vistas y la arquitectura o comprar en mercados callejeros que ofrecen todos los productos de estación, desde flores hasta quesos y carnes. Me asustó un poco manejar en Italia, pero me alegro de haber alquilado un auto. El tren no es un buen transporte para ir de ciudad a ciudad. Manejarse en Italia no es complicado. Abundan los carteles con indicaciones, incluidos los que conducen al centro de las ciudades. En algunos pueblos uno puede estacionar al pie de la montaña y subir al centro en funiculares. Una sorpresa en la famosa autopista A1: los autogrill, que ofrecen comida muy buena. De regreso a Roma, tomamos otro camino y nos despedimos de la Umbria con unas vistas maravillosas de Todi. FOTOS: agencia AP

Si uno va a pasar pocos días o va con un grupo reducido, puede probar los alojamientos más modestos del programa Agriturismo, promocionado en todos los sitios estatales.


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