Pulen el texto del acuerdo contra gases contaminantes
texto del acuerdo contra gases contaminantes.Se esperan decisiones para que se realice la transferencia tecnológica.
LYON, Francia (Télam-SNI).- La recta final en las arduas negociaciones para la aplicación de un tratado clave sobre la reducción de los gases del efecto invernadero, que contribuyen al calentamiento global del planeta, empezó ayer en Lyon .
Las modalidades de aplicación del Protocolo de Kioto, que compromete a los países industrializados y ex comunistas de Europa a reducir sus emisiones de forma cuantificada, incluyen las medidas a tomar en cada país para recortar el dióxido de carbono (CO2) y otros gases, el funcionamiento del futuro mercado de «derechos de emisión» y el control del cumplimiento con posibles sanciones.
El cuarto punto es la asistencia financiera y transferencia tecnológica a los países en desarrollo para ayudarles -mediante el llamado «mecanismo de desarrollo limpio» (financiación de proyectos concretos a cambio de unidades de reducción de emisiones) y otras vías- a desarrollarse sin agravar la contaminación de la atmósfera.
Este punto y el dispositivo institucional para el control del cumplimiento del Protocolo son los dos temas en los que, según fuentes diplomáticas, se esperan más progresos en Lyon.
Durante las dos próximas semanas, la primera de ellas en discusiones informales, representantes de unos 150 países tratarán de «identificar los puntos esenciales» y ultimar «los instrumentos finales de la negociación», indicaron fuentes francesas.
Esta reunión, cuya parte «oficial» será inaugurada el próximo día 11 por el primer ministro francés, el socialista Lionel Jospin, y que contará con la participación de varios ministros de Medio Ambiente, es la última de este tipo hasta la conferencia ministerial decisiva de La Haya, del 13 al 24 de noviembre próximo.
En La Haya, el objetivo es fijar las modalidades de aplicación del Protocolo de Kioto para que pueda entrar en vigor en el 2002, al cumplirse 10 años de la Cumbre de la Tierra de la ONU en Río de Janeiro, donde se firmó el Convenio sobre el Cambio Climático, destinado a combatir la subida global de las temperaturas.
Un calentamiento fomentado, según los científicos, por la acumulación en la atmósfera de los llamados gases del efecto invernadero, en primer lugar el dióxido de carbono (CO2) generado por la quema de combustibles fósiles como el petróleo y el carbón, utilizados en el transporte y la industria.
El protocolo, acordado en Kioto en diciembre de 1997, ha sido firmado por 83 países y la Unión Europea (UE), pero sólo lo han ratificado 23 Estados, todos ellos en desarrollo.
Para entrar en vigor, debe ser ratificado por 55 países industrializados o del antiguo bloque soviético cuyas emisiones de gases representen al menos el 55 por ciento del total emitido por 39 países desarrollados o ex comunistas en 1990.
El acuerdo de Kioto los compromete a reducir, de forma diferenciada, sus emisiones de CO2 y otros gases para el período 2008-12 en un 5,2 por ciento sobre los niveles de 1990.
Si no se toman medidas, la concentración de gases del efecto invernadero en la atmósfera se duplicará para el 2100, con la consiguiente subida de las temperaturas entre 1 y 3,5 grados y el alza del nivel de los mares, que amenazaría islas y zonas costeras.
Para Estados Unidos, que genera un 36,1 por ciento de las emisiones totales de CO2, el acuerdo de Kioto significará un recorte del 7 por ciento de sus gases sobre 1990; para la UE, con el 24,2 por ciento de las emisiones, supondrá una reducción conjunta del 8 por ciento (como Suiza), y para Canadá y Japón, del 6 por ciento.
En cambio, Rusia, con el 17,4 por ciento de las emisiones, no tiene que reducirlas sobre 1990. Su grave crisis económica ha supuesto un descenso de sus emisiones (casi un 30 por ciento entre 1990 y 1994), con lo cual estará en condiciones de vender «derechos de emisión» a países que necesiten de los llamados «mecanismos» de Kioto para cumplir sus cuotas de recortes.
El grado de uso de esos «mecanismos» es uno de los puntos más difíciles y enfrenta a la UE, que pide su limitación mediante «techos» para que la mayor parte de la reducción de emisiones de gases se logre con esfuerzos internos en cada país, y Estados Unidos, que quiere plena libertad de acción y rechaza el debate.
No se espera el desbloqueo de las negociaciones en ese punto crucial -lo que se decida tendrá claras consecuencias económicas y financieras- hasta las elecciones presidenciales en EE.UU. y, por tanto, hasta la conferencia de La Haya.
Otra manzana de la discordia es la posibilidad de sanciones reales para los incumplidores de Kioto, algo que rechaza Japón.
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