Argentina, menos competitiva en 2018

Argentina perdió competitividad a nivel global durante el último año.

El dato surge del Índice de Competitividad Global (ICG) que desde el año 1979 publica anualmente el World Economic Forum (WEF). En 2018, nuestro país ocupa el puesto 81, entre los 140 países que forman parte del relevamiento, cayendo dos lugares desde el puesto 79 que ostentaba durante 2017.

Para la elaboración del indicador, se tienen en cuenta diferentes variables enmarcadas dentro de cuatro ejes: ecosistema innovador, capital humano, mercado y aptitud del entorno.

En el podio del ranking global se ubica EE. UU. a la cabeza, secundado por Singapur y Alemania. Los tres últimos son Haití, Yemen y Chad, respectivamente. Países como Indonesia (45), Filipinas (56), o Vietnam (77), figuran por encima de nuestro país en lista.

Argentina por su parte, presenta avances dentro de los cuatro ejes respecto al año anterior. Sin embargo la mala calificación económica producto de la aceleración de precios y del crecimiento de la deuda, arrastraron el indicador argentino a la baja y lo hicieron retroceder respecto a otros países. Así por ejemplo, el posicionamiento en relación a salud (53), habilidades (51) o capacidad de innovación (54), es considerablemente bueno, pero contrasta con las dificultades respecto a mercado laboral (116), mercado de productos (120) o estabilidad económica (136). Este último punto es el de peor performance y la inflación es determinante. En el ranking global de inflación, Argentina ocupa el cuarto lugar empezando desde abajo. Solo Venezuela, Angola y el Congo, tienen una inflación mayor. Al respecto, el acápite del informe referido a nuestro país aclara que “el aumento de la presión sobre el peso en 2018 está agregando presión sobre la inflación y la deuda pública, lo que puede socavar los esfuerzos recientes del gobierno para impulsar la competitividad de Argentina”.

Al comparar con el resto de los países de América Latina y El Caribe, Argentina ocupa el puesto 11 del ranking que encabezan Chile (33), México (46) y Uruguay (53). Llama la atención que países que históricamente tuvieron una estructura económica y productiva mucho más chica que la Argentina, figuran por delante en el ranking. Es el caso de Panamá (64), Trinidad y Tobago (78) y Jamaica (79).

Para comprenderlo, basta con decir que el WEF enmarca su análisis en lo que se denomina como “Cuarta Revolución Industrial” (4RI) o “Industria 4.0”. El informe del WEF resalta que “la 4RI está trastornando las economías y las sociedades al redefinir la forma en que trabajamos, vivimos e interactuamos entre nosotros. A la vez, ofrece el potencial para saltar etapas de desarrollo, pero también hace que el camino hacia el desarrollo sea menos seguro, especialmente para las economías emergentes que apuestan por la industrialización”.

La capacidad de adaptación y preparación de la economía nacional a las necesidades que presentará el nuevo escenario laboral, tecnológico y de hiperconectividad, son claves a la hora de la comparación entre los países. El informe del WEF publicado esta semana, destaca además que las posibilidades que la 4RI ofrece para el incremento de la competitividad, están abiertas a todos los países que estén dispuestos a iniciar los cambios profundos que la misma impone.

“Preveo una nueva brecha global entre los países que entienden las transformaciones innovadoras y los que no”, manifestó Klaus Scwab, fundador del WEF.

El escrito resalta además, que las fuerzas de mercado no son suficientes para solucionar la profunda desigualdad en las economías emergentes, y que son necesarias políticas redistributivas y un sistema fiscal progresivo.

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