Bolsonaro y el derrotero de un socio clave para Argentina

Cientos de teorías se tejieron durante el último mes para intentar explicar el triunfo electoral de Jair Bolsonaro en las elecciones presidenciales de Brasil. Un ex militar que añora y reivindica la dictadura, declaradamente homófobo y machista, admirador de Donald Trump y con fuerte inclinación a la xenofobia.

La pregunta que carcome desde hace días a politólogos, políticos y periodistas que durante años hicieron gala del progresismo latinoamericano, es ¿cuáles son las causas que explican el ascenso de un personaje de tales cualidades?

Cuesta a decir verdad, encontrar una respuesta única y acabada. Es una obviedad señalar que el normal proceso democrático del vecino país fue interrumpido con el impeachment a la ex presidenta Dilma Rousseff, destituida en 2016 por actos de corrupción en un proceso conducido por jueces y legisladores acusados de peores causas de corrupción que las que causaron la destitución.

Un segundo elemento no menor, es la proscripción que pesa sobre el político con mayor intención de voto en Brasil, el ex presidente Inácio Lula Da Silva, preso por una causa de corrupción e inhabilitado para participar en las elecciones poco antes del comicio. Aun así, cuesta comprender la razón por la que el caudal de votos de Lula no logró torcer el rumbo de la elección a favor de su propio candidato, para evitar el profundo sesgo ideológico liberal de Bolsonaro.

Una tercera teoría, aduce que el triunfo de Bolsonaro obedece a la sociedad del ex capitán del ejército con la Iglesia Universal, la cual ostenta un enorme poderío económico y político en el vecino país, donde hace años cuenta con un bloque propio en el Congreso. El argumento sin embargo, tampoco es suficiente por sí solo. Si el poder de una sola organización fuera suficiente para ganar una elección, el interrogante es por qué tal organización no logró previamente impedir el avance del PT. La lectura social, permite más bien advertir cierto hartazgo social para con el giro del progresismo en el continente.

Por lo pronto, la asunción de Bolsonaro es inminente, y ante tal escenario es bueno conocer los datos económicos del país que recibe, la posible dinámica por venir en la relación bilateral con Argentina.

Herencia

La combinación de crisis política y recesión, ha sido una de las características que llevó a Brasil al lugar en que hoy se encuentra. Ni la gestión del PT heredada por Dilma, ni el gobierno de Temer, lograron enderezar la nave de la economía, que muestra datos negativos al menos desde 2014.

Un reciente informe de la consultora Macroview, revela los datos más importantes de la economía brasileña en los últimos cuatro años, lo que permite a la vez trazar un paralelo con la coyuntura que en el mismo periodo atravesó la Argentina.

Una primera mirada arroja que en los últimos cuatro años el Producto Bruto Interno (PBI) se contrajo un 18%. Una caída fenomenal en uno de los países que hasta la década pasada era señalado como uno de los emergentes más dinámicos a nivel global. La secuencia puede observarse en el primer gráfico que acompaña la nota. El mismo muestra la evolución del PBI per cápita con base 100 en el año 2013. El indicador que habitualmente se utiliza para analizar crecimiento y distribución, retrocedió casi 9 puntos entre 2013 y 2016, para recuperarse marginalmente en los últimos dos años. El giro aperturista y liberal que Temer intentó dar a la economía tras la salida de Dilma, no alcanzó para lograr un rebote del nivel de actividad.

Pese a ello, el segundo dato relevante, es que a diferencia de lo que sucede en Argentina, el vecino país logró que la recesión se traduzca en un control adecuado del nivel de precios. Al observar la dinámica de la inflación, la misma se ha mantenido con cifras de un dígito en cuatro de los últimos cinco años, y muestra una sensible baja pasando del 10% en 2015 al 4% actual.

En este sentido, un tercer elemento es clave en la política económica brasileña, y es la reducción del déficit fiscal llevada a cabo por el gobierno de Temer. El tercer gráfico muestra el crecimiento del rojo fiscal financiero como porcentaje del PBI durante el último tramo del gobierno de Dilma, y la fuerte caída desde el año 2016.

El último dato que describe la coyuntura económica brasileña, es la notable reducción del déficit de cuenta corriente como porcentaje del PBI, que tiene lugar desde el año 2014. En este aspecto, un dato no menor, es que la deuda pública brasileña se encuentra prácticamente en su totalidad nominada en reales. El stock total de deuda pública en dólares asciende apenas a u$s 40.000 millones.

Argentina y lo que viene

Si bien la historia de Argentina y Brasil estuvo históricamente emparentada por cultura, idiosincrasia y política, hace al menos tres décadas que todo lo que sucede en Brasil, repercute de forma directa en nuestro país, primordialmente en el área económica.

A priori, los pilares que guían el pensamiento económico de Bolsonaro, son muy similares a los que desde la retórica siempre esgrimió el Presidente Macri. A saber, lograr una mayor inserción de Brasil en el mundo, desregular los mercados y reducir la injerencia del estado en la economía, y realizar una reforma profunda del estado que incluya la cuestión previsional y la rebaja de impuestos. Con suerte diversa, el primer mandatario argentino se propuso una agenda muy similar en su arribo al poder. Naturalmente, alcanzar el éxito depende de múltiples factores, entre ellos la situación económica inicial, el plafón social para aceptar este tipo de medidas, y la relación de fuerza en términos políticos. En cuanto a esto último, el dato más importante es que Bolsonaro no contará con mayoría parlamentaria, y se verá obligado a alcanzar acuerdos para llevar adelante reformas profundas.

El punto más álgido sin embargo, pasa por conocer la orientación del gobierno de Bolsonaro en relación al Mercosur y a la Argentina. Paulo Guedes, quien se perfila como el futuro Ministro de Hacienda, afirmó la semana pasada que “el Mercosur no será prioridad para el nuevo gobierno”. El economista es titular de un fondo de inversión y es doctor en economía de la Universidad de Chicago, lo que sin duda dará a la gestión económica brasilera un fuerte sesgo monetarista.

Según el informe de Macroview, en base a las palabras del futuro funcionario, es muy posible que la estrategia brasileña consista en proponer que el Mercosur pase de ser una ‘unión aduanera’ donde existe un arancel común a la importación desde fuera del bloque, a ser una ‘zona de libre comercio’, que solo contempla arancel cero hacia dentro del bloque, pero habilita a los países a iniciar individualmente negociaciones bilaterales con países fuera del bloque. Si se cumpliera el pronóstico, ello implicaría en primer lugar un debilitamiento del bloque, y en segundo término que Argentina deje de ser prioridad para las importaciones brasileñas. En ese marco, una dinámica de expansión de la actividad económica en Brasil, no tendría el rebote que supo tener en otras épocas en Argentina.

Electo. Un presidente que abre una nueva etapa bilateral.

Datos

Pulso Económico

Pulso

Datos

7,9%
Lo que cayó el Producto Bruto Interno de Brasil en términos reales entre el 2013 y el 2018.
6%
El déficit fiscal financiero de Brasil, como porcentaje del PBI.
4,2%
La inflación en el vecino país durante el 2018. En sólo uno de los últimos 15 años, la inflación registró una marca de dos dígitos (10,7% en 2015).

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