Raigrás anual, alternativa al bache invernal de forraje verde

La incorporación de verdeos de invierno en la cadena forrajera permite mantener una oferta relativamente estable a lo largo del año. Especialistas del INTA estudian la adaptación de los germoplasmas en los diferentes ambientes de la Argentina.

La gestión adecuada de la siembra y la fertilización, es un elemento clave para lograr resultados satisfactorios en la producción forrajera, mejorando la calidad y el volumen obtenidos. Para ello, es esencial conocer en detalle las características y particularidades propias de cada especie.

Los verdeos de invierno (avena, raigrás, cebada, trigo, triticale), son gramíneas anuales que se caracterizan por producir alto volumen de forraje, de buena calidad en un período corto de tiempo.

Esto permite incrementar el forraje disponible en los valles con riego durante otoño, invierno y primavera. Adicionalmente complementan las cadenas forrajeras de las pasturas permanentes, lo cual otorga mayor estabilidad en la producción durante todo el año.

Se destacan como precoces avena y cebada, en cambio el raigrás presenta mayor crecimiento invierno-primaveral, por lo que al momento de la elección del verdeo a sembrar debería evaluarse y tener en cuenta con que tipo y cantidad de pastura contamos, al igual que la carga y categoría animal.

En la ciudad de Viedma, en el área de producción animal de la estación experimental agropecuaria de INTA Valle Inferior del Río Negro, el grupo de producción y utilización de forrajes, realiza ensayos dentro de un sistema evaluación en red nacional con diferentes tipos de raigrás anual (Lolium multiflorum). Dicha red tiene el objetivo de evaluar la producción de forraje de las distintas variedades, buscando conocer la adaptación de los germoplasmas en los diferentes ambientes de la Argentina.

La fecha óptima de siembra en nuestra región se da en otoño, desde marzo a mediados de abril. Tenerla en cuenta es de suma importancia para lograr una adecuada utilización del forraje, debido a que un atraso del momento de siembra puede provocar menores tasas de crecimiento, es decir menor volumen de forraje total o bien impedir que el cultivo llegue a completar su ciclo. La densidad de siembra recomendada es 300 semillas viables/m² lo cual equivale a sembrar 25 kg/ha.

Es una especie de crecimiento lento comparada con otros cereales de invierno, pero su volumen de producción y aprovechamiento es más amplio, y brinda un forraje de alta calidad nutritiva.

Se recomienda realizar una fertilización con fósforo a la siembra, incorporando al suelo como mínimo 80 kg/ha de superfosfato o fosfato diamónico. Este último es mejor, porque además del fósforo, estamos sumando nitrógeno en beneficio de la germinación.

Este cultivo, posee dos grupos según la ploidía (Nº de cromosomas). Sus principales características son que los diploides, son más rústicos y poseen alto número de macollos con hojas finas; mientras que los tetraploides, son de hojas más anchas y por ende menor número de macollos ocupan la misma superficie.

También difieren en que el peso y tamaño de la semilla es el doble. Esta característica de las semillas es de destacar, porque se conoce que responden mejor a la fertilización nitrogenada y su potencial productivo es mayor. No obstante, para que ese potencial se exprese es necesario fraccionar las aplicaciones, a fin de facilitar la disponibilidad del nitrógeno y evitar que se pierda por volatilización o lavado si se aplicara todo junto.

Un correcto diseño de la fertilización permite aumentar la cantidad de kilos de materia seca por cada kilo de nutriente agregado. Una alta respuesta equivaldría a 15-20 kg más de forraje por cada kg de nitrógeno proporcionado.

El pico de producción ocurre a principios de la primavera, con un rendimiento promedio de entre 7 y 8 t de materia seca por hectárea (MS/ha) en nuestra zona.

Es factible realizar hasta 4 o 5 cortes a lo largo del ciclo productivo, comenzando su aprovechamiento a fines de junio hasta mediados de noviembre.

“Los verdeos de invierno tienen la capacidad de crecer con temperaturas bajas, por lo que mantienen la oferta de pasto todo el año”

Fernanda Neira Zilli,

Lic. en Gestión de Empresas Agropecuarias, INTA

Dato

Datos

“Los verdeos de invierno tienen la capacidad de crecer con temperaturas bajas, por lo que mantienen la oferta de pasto todo el año”
8 t/ha
El promedio de materia seca obtenida en nuestra región. El pico de producción se da en la primavera.

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