Un ajuste que amplía la desigualdad preexistente

“Por la meta que quiero que se me juzgue, es por si pude o no reducir la pobreza. Tengo dos ejes prioritarios: la niñez y nuestros jubilados. Esta reforma garantiza una fórmula que los defiende del peor mal: la inflación”. La frase parece lejana en el tiempo, pero fue proferida por el Presidente Mauricio Macri hace apenas ocho meses, luego de sancionada la reforma previsional. La sentencia resume en un solo párrafo cuatro variables/objetivos clave de política económica y social: pobreza, niñez, vejez e inflación.

Menos de un año después, el contraste con la coyuntura que atraviesa el país es fuerte, precisamente en los cuatro ejes que mencionó el mandatario.

Un documento recientemente publicado por el Observatorio de la Deuda Social (ODSA), da cuenta de que la pobreza por ingresos alcanza al 48,1% de los niños de entre 0 y 17 años en Argentina. El informe agrega que entre los trabajadores marginales (no registrados), el ratio asciende hasta el 78,3% de los niños. El indicador agrupa en una sola medición dos de las variables que el Presidente se auto impuso como evaluación en diciembre: pobreza y niñez. El OSDA, perteneciente a la Universidad Católica Argentina, es la institución a la que el oficialismo siempre le atribuyó mayor veracidad, en tiempos de intervención kirchnerista en el Indec. Al observar la evolución de la medición de ODSA, resulta que la pobreza infantil era del 34,4% en el año 2011, creció hasta el 40,6% en 2015, y trepó vertiginosamente hasta en 48,1% del presente año.

En ese marco, el gobierno decretó un fuerte recorte en las asignaciones familiares para los niños de la zona patagónica y del norte del país. Según datos de la ANSES, el ajuste afectará a unos 400.000 chicos de ocho provincias incluidas Neuquén y Río Negro. El estado “ahorrará” así unos $5.000 millones. La fuerte repercusión negativa, obligó a ‘suspender’ la medida por 30 días.

Otra noticia que trascendió esta semana, es la intención de eliminar el beneficio por zona patagónica que reciben los jubilados al sur del Río Colorado. Se trata de un plus del 40% que sería quitado de forma gradual en acuerdo con los gobernadores y a fin de alcanzar la meta de reducir el déficit fiscal hasta el 1,3% del producto bruto en 2019. El impacto sobre el poder adquisitivo sería enorme, si se considera que la inflación de este año no será menor al 30%. Vejez e inflación, los otros dos ejes que se auto impuso el mandatario.

La lógica de “manta corta”, indica sin embargo que por el sendero actual, el objetivo de reducir la pobreza, quedará cada vez más postergado.

La relevancia de las Asignaciones Familiares

Las Asignaciones Familiares (AAFF), existen en nuestro país desde 1958. El sistema actual fue establecido mediante la Ley 24.714 en 1996, y posteriormente actualizado por los sucesivos gobiernos. El beneficio alcanza a los hijos de los trabajadores en relación de dependencia registrados. En el año 2013, se creó la Asignación Universal por Hijo (AUH) cuyo objetivo es equiparar el beneficio para los hijos de quienes no cuentan con un trabajo en blanco.

El citado informe de OSDA, detalla que la cobertura de AAFF/AUH alcanza solo al 71% de los niños entre 0 y 17 años (ver infograma). Implica que aun existe otro 29% que ni siquiera cuenta con un ingreso de cobertura.

El segundo infograma adjunto muestra la evolución de la cantidad total de beneficiarios entre 2013 y 2017. Se observa con claridad que la cantidad de beneficiarios de AAFF creció un 47% en 4 años, mientras que la cantidad de AUH lo hizo un 16,7% en el mismo lapso.

Los eficientistas no tardarán en señalar el incremento resultante en el gasto público. Pero a los fines del objetivo que el propio Macri se trazó en cuanto a la reducción de la pobreza, las AAFF son una herramienta que sirve como contención para las capas medias y bajas de la sociedad. El impacto del recorte que planea el gobierno, tanto en AAFF como en jubilaciones patagónicas, no tardará en reflejarse en los indicadores de pobreza.

Otro de los factores que incide en este sentido, es la pérdida de poder adquisitivo. El tercer infograma de esta nota, muestra el valor de las AAFF/AUH a valores del año 2013. Desde ese entonces, las actualizaciones no alcanzaron a compensar el avance de la inflación. En el gráfico se advierte que las AAFF/AUH alcanzaron su máximo valor en julio de 2015, y desde ese entonces, el poder adquisitivo decayó. El valor en 2018, es un 8,2% menor al de 2015.

Telón de fondo

Si hay un estigma que el Presidente Mauricio Macri quiso romper desde el primer día, es aquel que dicta que la gestión Cambiemos es ‘un gobierno de y para ricos’.

La historia personal del mandatario, y la conformación de un equipo plagado de empresarios, CEO y exrrepresentantes del mundo de las finanzas, colaboraba a priori para el prejuicio fácil. Durante los dos primeros años de gobierno, la premisa fue mostrarse “sensible” a la cuestión social. Así quedó plasmado con la ampliación de la cobertura de las AUH en 2016 o con la tarifa social a la hora de los tarifazos a la energía. El ala ortodoxa interna del gobierno sin embargo, siempre reclamó un ritmo mayor en el recorte del gasto, y la aplicación de medidas más radicales, similares a las que se comienzan a aplicar en estos días. El escaso plafón social para medidas como estas, impidió al gobierno avanzar antes en este sentido. Fue la dinámica de la economía en el segundo trimestre de este año, la que obligó a abandonar el gradualismo. La diferencia es que el contexto de hoy, permite atribuir la responsabilidad política del ajuste al Fondo Monetario Internacional.

Como lejano telón de fondo, una lenta pero constante redistribución regresiva del ingreso, opera casi imperceptiblemente. Otros temas mucho más rutilantes de la agenda pública, colocan en un segundo plano al profundo cambio que se registra en la forma en que se reparte ‘la torta’ del ingreso nacional.

Según los datos del propio Indec, en el año 2015 el 20% de mayores ingresos concentraba el 41,8% de la riqueza mientras que el 20% de menores ingresos se apropiaba del 4,9%. Tres años después en el extremo superior, el 20% más acaudalado se hace con el 49,1% de la riqueza, mientras que el 20% más pobre recibe el 4,6% (ver infograma).

La redistribución es evidente. La situación de hoy es mejor para el extremo superior de los ingreso, y peor para quienes menos tienen. Una mejora estructural y perdurable en relación a los ejes de pobreza, niñez, y vejez, va exactamente en el sentido opuesto. Nada hace prever que en el marco de un severo ajuste, con la contracción de la actividad económica en marcha y un escenario de alta inflación, la tendencia pueda mejorar de cara al año próximo. Un año que será determinante no solo en términos económicos, sino principalmente políticos.

La dinámica de las políticas de los últimos años ha implicado una ampliación de la brecha de ingresos entre quienes más y menos tienen.

Datos

Las asignaciones familiares y la asignación universal por hijo son un mecanismo de contención para la pobreza infantil.

Pulso Económico

Pulso

Datos

La dinámica de las políticas de los últimos años ha implicado una ampliación de la brecha de ingresos entre quienes más y menos tienen.
48,1%
La pobreza por ingresos que afecta a los niños de entre 0 y 17 años en Argentina. A fines del 2015 era del 40,6%.
8,2%
La caída del poder adquisitivo de las asignaciones familiares entre 2015 y 2018.
49,1%
La porción de la riqueza que queda en manos del 20% más rico de la población argentina. El 20% más pobre sólo recibe el 4,6% de la riqueza total.
Las asignaciones familiares y la asignación universal por hijo son un mecanismo de contención para la pobreza infantil.

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