Punto final para la Esma

Redacción

Por Redacción

No podemos seguir a los bandazos. Si bien éste es el firme criterio predominante en una administración de raíz peronista (tras la recuperación democrática hubo tres presidentes del PJ, Carlos Menem, 10 años y medio, Eduardo Duhalde, 17 meses y Néstor Kirchner, más de 9 meses), hay un tema esencial a resolver para evitar más convulsiones: el de la deuda externa sin alterar el desarrollo económico interno.

El presidente se fue a su provincia el viernes convencido de que el Fondo Monetario Internacional, con el timón de emergencia a cargo de Anne Krueger, aprobará las metas pautadas con el organismo y que la Argentina no tendrá problemas en desembolsar antes del martes un pago parcial de 3.100 millones de dólares.

Cuando los kirchneristas abogan por el fin de los barquinazos, una forma de ir a los choques de un lado al otro, con resultados catastróficos para el conjunto de los argentinos, apuntan a concretar un proceso al que singularmente denominan » una revolución para volver a ser normales», aun reconociendo que muchos de ellos contribuyeron irresponsablemente a agudizar el exterminio fratricida (ultimando por ejemplo a agentes policiales para extraerles el arma reglamentaria).

El derrumbe del mundo bipolar y los pésimos gobiernos que se fueron sucediendo en la tierra de San Martín, fueron creando categorías mundiales de país impresentable, aún con las riquezas naturales codiciadas afuera por estar al alcance de la mano: hiperinflación, desaparecidos, default (el proyecto que rechazó el presidente en su mensaje del lunes pasado en el Congreso) y piqueteros, que a su vez se fueron dividiendo entre blandos y duros, éstos últimos predicadores de cortes diarios de rutas, puentes y calles.

Los funcionarios del gobierno llegado de la zona austral hacen votos para terminar con los bandazos, sin abjurar de su alineamiento centro izquierdista con una propuesta de justa distribución de la riqueza y de iniciativas sociales a través de la unión de los intendentes de todo el país. Pero aseguran – no muy creíblemente – que Kirchner no estaría dispuesto a minar el camino si en el 2007 el país se corriese a la derecha y optase por un candidato como el actual senador por el PJ de Santa Fe, Carlos Reutemann.

Si bien Kirchner tenía sus prevenciones hacia la movilización pautada el lunes último en las proximidades del parlamento, quedó a la postre un tanto decepcionado por la escasa convocatoria de los distintos grupos que se van aglutinando a su alrededor. Coinciden casi todos los encuestadores que tiene cerca de un 80 por ciento de adhesión, pero eso no le garantiza todavía que la clase media y baja salga a la calle para demostrarle su amor folclórico. No obstante, en varios despachos de la Rosada, trabajan a todo vapor para celebrar el 25 de mayo – primer aniversario del jefe de Estado que demostró no ser un «chirolita» de su antecesor Duhalde -, pensando que el horizonte a esa altura estará despejado de nubarrones negros.

En el medio, habrá una parada clave. El 24 de marzo – a 28 años del golpe encabezado por Videla, Massera y Agosti -, el presidente Kirchner, el jefe de gobierno de la ciudad, Aníbal Ibarra y todos los organismos defensores de los derechos humanos, se apersonarán en el predio de la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma) – » símbolo de barbarie e irracionalidad», según acaba de reconocer el jefe de la Armada, Jorge Godoy -, para firmar un convenio que le cambió el destino que tuvo hasta el presente.

El tema no está cerrado y originará muchas polémicas, puesto que el ministro de Defensa, el duhaldista José Pampuro – en una visión no compartida por el resto de sus colegas en el gabinete -, está tratando de limitar el traspaso y demanda además una autocrítica a los partidos que, a simple vista, parece un tanto desubicada. Podrá recordarse que el radical Ricardo Balbín declaró una vez en España que los desaparecidos estaban muertos, pero era poca su influencia para torcer las máximas decisiones.

Fueron muchos los dirigentes políticos que golpearon puertas de los cuarteles y varios los sindicalistas que se enriquecieron durante gobiernos castrenses. Pero no es menos riguroso señalar que las ejecuciones fueron instrumentadas por las fuerzas armadas aliadas a poderes económicos tradicionales, en todos los casos bendecidos por la jerarquía de la Iglesia Católica.

Kirchner, un severo cuestionador de ese modelo autoritario (que lo persiguió a él y a su esposa, la hoy senadora Cristina Fernández), comparte el criterio de su colaborador neuquino Oscar Parrilli, quien siempre tiene presente un documento del Episcopado del año 1981, en el que el ya extinto Jaime de Nevares, planteaba que a la reconciliación se llega después de haber alcanzado la verdad, la justicia y el castigo.

Dilucidar el pasado conlleva una mirada reflexiva sobre la desintegración nacional y las luchas intestinas.

Habrá cierto gradualismo en la liquidación de la Esma como se la conoció. Tres meses, seis meses, de acuerdo con la fuerza que le imprima Kirchner, para cambiarle la imagen por completo.

Los pingüinos no dejan de reconocer el antecedente positivo del general Martín Balza, en el Ejército, a mediados de la década del 90, aunque añaden que no tuvo acompañamiento institucional y que el ex presidente Menem nunca se preocupó por llegar hasta las últimas consecuencias, a lo que sí, aparentemente, está decidido Kirchner.

El santacruceño está muy contento con Godoy por haber producido un gesto que, en su criterio, «le servirá a la Armada para desprenderse de un icono negativo para los marinos que en adelante podrán volver a su función específica»

En la Armada funcionará un Museo de la Memoria – rendirá tributo a la vida y no al horror, aclaró Estela Carlotto, de las Abuelas de Plaza de Mayo -, y se promoverán una serie de actividades educativas y culturales. De a poco, los uniformes blancos de los marinos deberán alejarse a otras guarniciones y escuelas, por más que las nuevas camadas no deberían cargar con las culpas de sus mayores.

Si bien algunos sospechan – lo hizo el historiador Robert Potash – que Godoy salió a la palestra ante lo imparable de la ofensiva oficial y la necesidad de preservar al almirantazgo actual, Kirchner sostiene que la exposición en una formación para recordar nada menos que a Brown, le da un carácter ético fenomenal al mensaje del conductor de los marinos.

«Acá no se tapa nada. Hay una línea de alineamiento con el comandante en jefe de las fuerzas armadas y se está sembrando para la concordia futura», aseguran en los despachos de la Rosada, donde los secretarios tienen en sus escritorios fotos de adolescentes secuestrados y muertos durante el régimen militar.

En todos estos años, a pesar de las divisiones, no se registraron ni se promovieron actos de venganzas. Y eso que las madres y los hijos, son los más implacables demandantes de esclarecimiento y que solo se recuperaron 77 chicos nacidos en cautiverio, de un total de aproximadamente 230.

Arnaldo Paganetti

arnaldopaganetti@rionegro.com.ar


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