¿Qué pasa con el poder de Obama?
ANáLISIS
Hasta hace pocos días, Obama parecía mantener cierto control sobre la pugna por la deuda pública estadounidense. Pero ahora la decisión está en manos del Congreso y el mandatario ha limitado sus apariciones. ¿Cederá terreno o demostrará que aún tenía un as en la manga? Obama se presentaba hasta hace poco como el hombre dispuesto a forzar un acuerdo, convocaba reuniones diarias de las partes en la Casa Blanca. Pero hace una semana, el líder republicano John Boehner rompió las negociaciones y desde entonces, Obama parece más un mero espectador que un actor del drama de deuda y se concentra en hacer llamados para que la población inste a que se logre un consenso. Pero, ¿por cuánto tiempo podrá sostener esta situación? Precisamente poco antes de cumplir 50 años (el 4 de agosto), el presidente se encuentra inmerso en lo que posiblemente sea la peor crisis de su mandato. Incluso si se lograra evitar en el último minuto el cese de pagos, los daños ya son demasiado grandes. Entre otros motivos, porque el liderazgo del “hombre más poderoso del mundo” se ha puesto en duda. Las encuestas no muestran nada bueno: hoy, sólo el 41% de los estadounidenses tiene la esperanza de que se produzca una reelección en noviembre del próximo año. Desde hace días, los republicanos reclaman que el presidente intervenga más en los detalles de las negociaciones. Incluso el hombre fuerte de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, exigió que sea Obama quien se siente a negociar. Según “The Washington Post”, en la Casa Blanca no se sabe a ciencia cierta cuál sería el mejor papel para Obama e impera la incertidumbre sobre si debería implicarse con mayor fuerza y visibilidad, más directamente en las negociaciones, o más bien apartarse y esperar. El caso recuerda al enfrentamiento presupuestario entre el ex presidente Bill Clinton y los republicanos en 1995. Por entonces, la oposición también bloqueó el dinero público para obligar incluso al gobierno a cerrar parte de la administración estatal y enviar al personal a unas vacaciones forzosas. Pero Clinton se mantuvo firme y salió vencedor. Y después fue reelegido. Sin embargo, es más que cuestionable que vaya a ocurrir lo mismo con Obama. Porque además de las enormes deudas del país, a Obama le afectan otros problemas económicos: el desempleo inusualmente alto y la débil coyuntura. Y en cuestión de economía y finanzas, Obama no tiene buena fortuna. (DPA)
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