¿Qué pasará ahora con las pericias en las otras causas?

CIPOLLETTI (AC).- Gendarmería Nacional desembarcó en Cipolletti en 2002 y levantó huellas en el laboratorio donde ocurrió la masacre y en el consultorio donde fue asesinada la kinesióloga Diana Del Frari. Tiempo después el juez Juan Torres, instructor de las otras dos causas, también le encomendó a los mismos peritos que analizaran la impronta hallada en el lugar donde fue ultimada otra profesional, Ana Zerdán.

En los tres casos los gendarmes lograron dar identidad. En el triple crimen le adjudicaron las huellas al lavacoches David Sandoval, quien el martes fue absuelto por los integrantes de la Cámara Segunda. En la causa de Del Frari dijeron que los rastros le pertenecían a Enzo Pérez, un hombre que fue asesinado en la alcaidía de Roca, y a Fabián Vera Acuña, un vendedor de cuchillos que se espera que sea extraditado de Chile. Y en la causa de la bioquímica Zerdán apuntalaron la hipótesis del juez Torres y la querella y dijeron que la huella hallada le correspondía a la ex pareja de la víctima, aunque los integrantes de la Cámara Primera desprocesaron al imputado. A raíz de ello, la querella denunció a los camaristas. Y el Superior Tribunal de Justicia debe decidir si el pedido es viable o no.

¿Cómo quedan estas investigaciones ante el revés que sufrió Gendarmería Nacional en la causa de la masacre?, ¿caerán ahora todas las fichas como si fuera un efecto dominó?

Son las preguntas aún sin respuestas que resuenan en Cipolletti. No se sabe qué pasará con los casos Del Frari y Zerdán.

Pablo Scilipotti, marido de Diana Del Frari, dijo que a diferencia de la masacre, en la investigación por la muert de su mujer no hay pericias contradictorias. En realidad no hay, porque no se hicieron otros cotejos para ratificar o no lo realizado por Gendarmería. Scilipotti quiere creer que los gendarmes no se equivocaron, que actuaron con idoneidad, pero reconoce que en la investigación «hay muchos puntos en los que se tendría que haber avanzado más».

En este caso, dijo que si el juez Torres le hubiese hecho lugar a un pedido para que se hiciera un estudio de ADN de los restos hallados debajo de las uñas de su mujer, se podría tener una mayor certeza en este momento. Saber por ejemplo si esos rastros se corresponden o no con alguno de los dos sospechosos involucrados por las huellas identificadas por Gendarmería. «Pero Torres no quiso hacerlo, a pesar de que se lo solicitamos», afirmó.

Como siempre, Scilipotti se mostró crítico con el juez Torres, el mismo que tiene en sus manos la causa residual de la masacre del laboratorio, que tras las absoluciones del martes, ahora se encuentra sin sospechosos ni condenados. «Es el mismo juez que fracasó en la investigación de Yanet Opazo y que todavía no tiene nada concreto en el caso Zerdán. Son cuatro hechos y hasta ahora los resultados fueron cero, ningún condenado», cuestionó el marido de Del Frari.

En el caso Zerdán, los gendarmes reforzaron la hipótesis de Torres y la querella y dijeron que el rastro hallado en la tapa de la mochila del inodoro -con la que algunos presumen que fue golpeada la bioquímica- había una huella de Juan Carlos Aguirre, ex pareja de la víctima.

Aguirre estuvo dos veces detenido junto a su hijo, pero la Cámara Primera los desvinculó por considerar que las pruebas no fueron suficientes.

Gendarmería Nacional fue un gran alivio para Torres. Le dio sospechosos en tres de los crímenes de Cipolletti que tiene que investigar. Pero ahora uno depende de la decisión del STJ (Zerdán), otro va camino a la apelación (la masacre) y Del Frari es una incógnita. Hay que esperar a que llegue a la región el hombre que está en Chile. Ante esta controversia pericial, no sería nada descabellado sospechar que quien defienda a Vera Acuña pida nuevas pericias.

Muy poco pudieron decir del día del hecho

CIPOLLETTI (AC).- «Los momentos culminantes de la comisión de los hechos que originaron esta causa no pueden ser recreados en su totalidad por ninguna versión. No existe ningún testigo presencial conocido que pueda referir cómo ocurrieron y los imputados han negado toda participación», dijeron los jueces en la sentencia por la masacre del laboratorio.

«Conocemos los resultados -agregaron-, pero subsisten interrogantes sin respuesta unívoca con relación al cabal desarrollo de las acciones, a la cantidad de partícipes y a sus motivaciones, extremos todos que admiten diversas hipótesis posibles, desde la idea de un simple robo aprovechando la hora de cierre, que por alguna razón se transformó en la masacre y determinó el abandono de una intención furtiva de mayor envergadura (por ejemplo, porque alguna de las víctimas reaccionó o reconoció a alguien), hasta la alternativa más rebuscada y remota de una macabra planificación que se complicó con el arribo la paciente de última hora».

Fue muy poco lo que expresaron los camaristas sobre el hecho.

Dijeron que ocurrió «alrededor de las 20 horas y poco antes de las 20,30», que antes de que ocurriera el crimen «merodeaban por el lugar dos o tres sujetos» que resultan sospechosos» y que «al menos un partícipe permanecía en en el lugar del hecho hasta poco antes de las 20,30, dándose a la fuga en bicicleta, previo cerrar la puerta de acceso con llave, cuando Beatriz Bilbao se aproximó al edificio para buscar a su madre (Kety Karabatic)».

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