Quedó impune el homicidio del peón rural
En fallo dividido, Murguiondo fue absuelto por el asesinato. Sin embargo, lo condenaron a seis años por abigeato agravado.
VIEDMA (AV).- En un fallo dividido, Henry Murguiondo fue absuelto del homicidio de Carlos Yurquina pero fue condenado a seis años de prisión por «abigeato agravado» al apropiarse de las ovejas del desafortunado puestero. Los otros dos imputados por abigeato -Héctor Núñez y Jorge «Pato» Herrera- fueron absueltos por decisión unánime de los camaristas Susana Milicich de Videla, Eduardo Ignacio Giménez y María del Carmen Vivas de Vásquez.
Murguiondo, de 37 años, se retiró con una sonrisa de alivio de la sala, porque si bien deberá seguir en prisión, no es lo mismo seis años que 15 como había pedido la fiscal de Cámara, Adriana Zaratiegui, ni los 20 años por los que se pronunció en minoría la jueza Vivas de Vásquez.
Además, al término de la lectura de la extensa sentencia, un joven que según se pudo establecer sería familiar de Núñez, se dirigió en tono amenazante a un reportero gráfico de un medio local que sólo cumplía con su tarea, ante la mirada de abogados y colegas.
El 11 de junio de 2006 fue denunciada la desaparición de Yurquina y el apoderamiento en forma ilegal de unas 45 ovejas de su propiedad, además de haber carneado otras siete en el mismo campo donde vivía la víctima, a la altura del kilómetro 1.015 de la ruta N° 3 en dirección a San Antonio Oeste desde Viedma.
Milicich de Videla consideró que «son muchos, graves y concordantes» los indicios enumerados por la fiscal para aseverar que los restos humanos hallados en lo que quedó de la hoguera pertenecían a la víctima, pero «no contando con la determinación del sexo ni del ADN de ellos me resulta imposible aseverar que fueran de Yurquina, más allá de la íntima convicción acerca del particular». Consideró que «para determinar certeramente la muerte, ante la ausencia de precisión en los dictámenes científicos, los indicios reunidos resultan insuficientes para aseverarla y menos aún su asesinato». Agregó no tener dudas acerca de que «Murguiondo sabía que el dueño del campo no iba a aparecer».
El camarista Giménez adhirió a la conclusión arribada por Milicich pero no dudó en que fue acreditada la muerte de Yurquina y el hallazgo de sus restos. Destacó el informe del Servicio Antropológico que certificó que los trozos de huesos hallados pertenecían a una persona adulta, así como la presencia de restos de sangre humana en el arrastre constatado hasta llegar a la gran circunferencia que dejó la hoguera en el campo. Rescató además los testimonios escuchados que permitieron establecer en que la víctima «no tenía intenciones de abandonar el lugar ni vender sus animales. La sana crítica racional, el sentido y la experiencia común me hacen concluir que Yurquina fue eliminado violentamente y que luego sus restos fueron incinerados». No obstante sobre la autoría del hecho sostuvo que los indicios «me conducen al acusado pero valorada la prueba lo máximo que puedo tener por acreditado es que Murguiondo sabía que Yurquina había fallecido pero no que haya sido el autor del homicidio».
En tanto la jueza María del Carmen Vivas de Vásquez votó en disidencia y por una condena de 20 años de prisión para Murguiondo al interpretar que «le dio muerte a Yurquina presumiblemente en colaboración de otra persona, en orden a la modalidad en que luego se pretende ocultar el hecho. Ello, con la aparición de la pira a 100 metros de la choza».
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