“Queremos estudiar y que esto funcione”

Los estudiantes de la escuela de Educación Básica para adultos del barrio Costa Linda reclaman seguridad.

SOCIEDAD

El Día del Estudiante, el año pasado, empezó de la peor manera. Un desperfecto eléctrico, que terminó en incendio, destruyó el centro comunitario y la escuela se quedó sin lugar para funcionar. Las gestiones de las maestras y de la directora y la solidaridad de un pastor evangélico que cedió las instalaciones de la iglesia les permitió a los alumnos no perder el ciclo lectivo.

Tras la reconstrucción total del edificio, las clases se retomaron este año en la sede habitual aunque la alegría volvió a empañarse. Hace dos semanas un robo complicó el funcionamiento habitual ya que los ladrones arrancaron las bachas del baño y hubo que cortar el agua. También se quisieron llevar la cocina aunque no pudieron pero la instalación de gas (en tubos) quedó dañada. Cada vez que nos rompen algo “es un dolor inmenso”, reconoció una de las maestras. Los alumnos contaron que todo lo que se pierde es difícil de recuperar y coincidieron en que lo que más les hace falta es un cerco perimetral que brinde más seguridad a las instalaciones, que se arregle una de las ventanas que está rota y que se vuelva a conectar el agua. “Perder algo, es perder todo”. La frase resonó en el salón.

Los primeros que llegan a la escuela empiezan con el ritual de prender la salamandra, que se complica cuando no tienen leña seca. Por eso, cuando pueden, los alumnos llevan de su casa alguna bolsita de leña, un gesto que no tiene precio cuando se vive en un barrio donde no hay gas natural y donde las carencias son parte de la vida cotidiana.

Las “seños”, como le dicen a las maestras, además de enseñar, de escuchar, de preguntar y de visitar las casas de los alumnos que por algún motivo no están yendo, todos los días guardan el pan que queda en la escuela primaria donde dan clases y lo comparten a la noche con sus alumnos adultos.

“Queremos estudiar, queremos que esto funcione. Necesitamos seguridad”, le reclamaron al gobierno provincial y al municipal los estudiantes que saben que con muy poco pueden estar mucho mejor.

También necesitan algo tan indispensable como un pizarrón. El que tenían lo perdieron en el incendio y actualmente tienen dos pequeños, uno de tiza y el otro de marcador, apoyados sobre bancos.


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