¿Quién manda, la presidenta o los gremios peronistas?
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BUENOS AIRES (ABA).- Una presidenta peronista, recientemente reelegida con el 54% de los votos, está siendo desafiada por gremios de su misma extracción. En el caso aeronáutico se trata de un pequeño grupo controladores de Aerolíneas Argentinas que tras “un paro encubierto” fueron pasados de la órbita civil a la militar y cuya personería sindical podría ser suspendida, ahora, por la justicia; y de los pilotos que levantaron la voz por lo que consideran “un gerenciamiento ineficiente” de la compañía estatal por parte de jóvenes de “La Cámpora”, llamados a tener un rol protagónico en el segundo turno de Cristina Fernández que comenzará el próximo 10 de diciembre. Los controladores del clave servicio público responden a Ricardo Cirielli, quien supo ser funcionario de Néstor Kirchner, pero luego se enemistó y hoy está alineado en el sector del gastronómico Luis Barrionuevo, a su vez firme ladero del ex candidato del justicialismo disidente, Eduardo Duhalde. Los pilotos son dirigidos por Jorge Pérez Tamayo, enmarcado en el esquema de la CGT de Hugo Moyano, quien ha venido dando signos de autonomía “en defensa de los intereses de los trabajadores” e incluso agita la bandera de un partido de tipo laborista para pelear por el poder gubernamental en el 2015. Hay muchos intereses en juego. Pero el panorama se agrava y se torna más complejo porque otras organizaciones también anuncian medidas de fuerza. Los petroleros de Río Negro, Neuquén y La Pampa (Julio Pereyra responde a Moyano) protestan por el estancamiento de las paritarias, y los peones rurales timoneados por Gerónimo Venegas (alfil de Duhalde), cortaron rutas porque no se les convalida un aumento del 35%. Cristina, desde Ushuaia, convocó ayer a “no boicotear a la Argentina”, dirigiéndose a dirigentes obreros y empresarios, a los que, por lo visto, todavía no pudo sentar en una mesa en común. Pidió además no ser “funcionales a los intereses de afuera” y no desvirtuar “el proceso virtuoso” en marcha desde mayo del 2003. Un vocero K explicó que la presidenta está decidida a hacer “hocicar” a los que intentan maniobras especulativas con el dólar, defender la mano de obra local (de allí las restricciones a las importaciones) y acotar las demandas salariales, porque convalidar porcentajes superiores al 18% podría disparar la inflación que, aún con su actual nivel, está bajo control. “Son varios los que tendrán que poner las barbas en remojo”, señaló el portavoz tras el freno que se le puso a sindicalistas del transporte aerocomercial, como signo de la determinación de “no dejarse extorsionar”, según explicitó Julio de Vido.
Arnaldo Paganetti
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