Quiénes ganaron y quiénes perdieron en el 2005

Por ANDRES OPPENHEIMER

Especial para «Río Negro»

Cuando los historiadores del futuro examinen el año 2005 en América Latina, quizá lo describan como el año en que Estados Unidos perdió una buena parte de su otrora enorme influencia en la región, y otros países -como China- empezaron a jugar un papel modesto pero cada vez más importante.

Algunos estudiosos probablemente dirán que la pérdida de la influencia estadounidense se debió al surgimiento de subpotencias regionales hostiles que nadaban en petrodólares, como Venezuela. Otros dirán que fue un repliegue voluntario porque los Estados Unidos perdieron interés en una región estancada en ideologías anticapitalistas del siglo XIX, mientras que China, India y la ex Europa del Este estaban abrazando el capitalismo y la globalización con un entusiasmo casi religioso.

Cualquiera sea el caso, el hecho es que la economía latinoamericana creció un 4,3 por ciento en el 2005, una cifra saludable pero por debajo del 5,7 por ciento del crecimiento conjunto de todos los países en desarrollo del mundo, y muy por debajo del 9 por ciento del crecimiento de China o del 7 por ciento del de India, según datos de la Naciones Unidas.

Políticamente, no fue un año feliz para las relaciones de Washington con Latinoamérica. El gobierno del presidente Bush fracasó en su intento de lograr una mayoría de votos para sus candidatos para dirigir la Organización de Estados Americanos, e irritó a México apoyando una iniciativa del Congreso estadounidense para construir un muro de 700 millas a lo largo de la frontera sur de Estados Unidos.

Y aunque Washington logró firmar un tratado de libre comercio con América Central y la República Dominicana, y obtener el apoyo de 29 países en la región para continuar con las negociaciones de libre comercio hemisféricas durante la cumbre de 34 países en Mar del Plata, (Argentina) el presidente Bush fue públicamente vapuleado en esa reunión por los presidentes Néstor Kirchner, de Argentina y Hugo Chávez, de Venezuela.

Chávez fue el líder regional más visible -aunque no necesariamente el más respetado- del 2005. Por un lado, el fenomenal aumento de los precios del petróleo le permitieron llevar adelante una «diplomacia de chequera», prometiendo ayuda económica a diestra y siniestra. Por el otro lado, se benefició de los problemas internos del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, que debilitaron el liderazgo brasileño en Sudamérica y permitieron que Venezuela asumiera un mayor protagonismo.

Aunque Chávez fracasó en su intento de reducir la pobreza, tal como lo reportó el propio Instituto Nacional de Estadísticas venezolano a comienzos del 2005, el mandatario dominó los titulares ofreciendo comprar más de $ 1.000 millones en bonos de Argentina, $ 500 millones en bonos ecuatorianos. Asimismo, Chávez lanzó los proyectos petroleros de Petrocaribe y Petrosur, y creó la cadena de noticias regional Telesur para competir con las cadenas de noticias norteamericanas.

Hacia el final de año, el líder cocalero izquierdista boliviano Evo Morales, un admirador de Chávez y del dictador cubano Fidel Castro, ganó por mayoría arrolladora las elecciones en Bolivia, generando temores en Washington sobre posibles triunfos de la izquierda radical en Perú y Ecuador.

Mientras tanto, China se afianzó como uno de los principales socios comerciales de países sudamericanos como Brasil, Argentina, Chile y Perú. Aunque los reportes de prensa de que China invertiría unos $ 100.000 millones en América Latina resultaron ser cuentos chinos, las importaciones chinas de materias primas sudamericanas probablemente alcancen los $ 100.000 millones al final de esta década.

Peter Hakim, director del Diálogo Inter-Americano, un centro de estudios en Washington, vaticinaba en el número de enero del 2006 de la influyente revista Foreign Affairs que «la región seguirá en la periferia de las preocupaciones centrales de la política exterior de los Estados Unidos… En el mejor de los casos, la región podría mantener su modesto crecimiento económico reciente, pero no ofrecerá las oportunidades de comercio e inversión que las empresas de Estados Unidos están encontrando en Asia o la ex Europa del Este''.

¿Conclusión? Los Estados Unidos siguieron perdiendo terreno en América Latina en el 2005, y la región siguió quedándose cada vez más atrás de China, India y los países de la ex Europa del Este que estaban reduciendo la pobreza a pasos agigantados gracias a su cada vez mayor integración a la economía global.

Pero aunque Chávez ganaba la guerra mediática, otros países como Chile y hasta cierto punto Brasil, estaban volviéndose más globalizados, logrando mejores resultados que Venezuela en la reducción de la pobreza, y quizá influenciando a otros en la región para que siguieran su ejemplo.

Tal vez esa sea la historia verdadera del 2005, la pérdida de influencia de Estados Unidos, y las bravuconadas de Chávez no sean más que anécdotas en la historia. Pero eso sólo nos los podrán decir los historiadores del futuro. Mientras tanto, felices fiestas.


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