Quiere pasar por una calle pero está plantada con frutales

El poseedor de una isla de Cervantes busca infructuosamente que se le permita transitar por una calle pública que fue cerrada y plantada parcialmente con frutales por una empresa regional. Después de varias gestiones ante el municipio y la empresa, presentó un mandamus que le fue rechazado por el Superior Tribunal de Justicia, organismo que le sugirió pedir al privado una servidumbre de paso.

Miguel Mena, ingeniero agrónimo, y su esposa, Alicia Sarach, realizaron varias gestiones intentando se les garantice el derecho constitucional a transitar y el de uso y goce de la propiedad privada, que aseguran les han sido conculcados.

Y el punto del litigio es la calle pública ciega que corre de norte a sur entre las chacras 302 y 303 que desemboca en el río Negro, en inmediaciones de la isla Nº 46, en el ejido de Cervantes. No poder transitar ese tramo de 600 metros obliga a Mena a cruzar a la isla desde una considerable distancia y viajar por un brazo del río varios kilómetros, con tanto peligro que el año pasado por poco pierden la vida él y un empleado al darse vuelta la embarcación por la correntada. Y ese acceso fue recientemente obstruido por desconocidos con montañas de piedra y tocones de álamos, lo que obliga a Mena a navegar desde el Náutico de Roca.

La empresa que cortó la calle y la incorporó a su área de producción es Zettone y Sabag, incrementándola en unos 12.000 m2, invocó el afectado.

Mena obtuvo en 2008 el permiso de ocupación de la isla Nº46. Fue casual que conociera la existencia de una calle pública en el lugar: fue cuando tramitó en Edersa la instalación de energía eléctrica y desde la empresa manifestaron sorpresa al no «ubicar el kilómetro» -modo en que denominan a las calles rurales sin nombre- ya que está cercado y plantado como parte de las chacras 302 y 303.

El corte no sólo impide acceder a esa isla sino también al predio que Agro Roca SAonó a Cervantes con destino a balneario municipal. Según expresó Mena, a esa zona ribereña «accede sólo la gente que autoriza el encargado de la chacra 303 de Zetone y Sabag».

De las averiguaciones realizadas por el afectado surgió que:

-El 18 de octubre de 1990 la municipalidad cedió ese tramo de calle a Zetone y Sabag por ordenanza para que realizara obras de reparación del canal de riego.

-El 27 de mayo de 1992, el Deliberante ordenó a la empresa restituir el tramo de calle por haber excedido el plazo de reparación del canal y porque la firma se había apropiado de ella plantándola para su provecho. Instruyó al asesor legal a iniciar acciones correspondientes.

-El 11 de marzo de 2009 -cuando Mena ya había reclamado su derecho a transitar por ese espacio público pero antes de que interpusiera un mandamus- la municipalidad de Cervantes volvió a conceder el tramo a la empresa «para que la usufructúe de la manera que estime necesaria, otorgándole las atribuciones de impedir el paso a cualquier persona que desee». Como fundamento, citó que ninguno de los propietarios linderos de la calle solicitó abrirla hasta el río.

Por ello, Mena se dirigió personalmente a directivos de Zetone y Sabbag a pedir autorización para pasar entre la alameda y las espalderas de frutales para ingresar a su isla, pero se le negó permiso.

También se dirigió al intendente Gilberto Montanaro con igual fin, aclarando que su tránsito no implicará peligro ni hechos delictivos contra los intereses de la frutícola.

Aclaró la imposibilidad de solicitar una servidumbre de paso en una propiedad pública e invocó que sólo busca poner en marcha su producción en la isla, lo que traerá beneficio a Cervantes por mayor ocupación de mano de obra.


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