Quieren expulsar a los extranjeros detenidos por disturbios en Francia

Actualizado a las 20:50

PARIS (AFP) – El ministro francés del Interior pidió este miércoles que se expulse a todos los extranjeros condenados por los disturbios que sacuden Francia desde hace 13 días, mientras subsistía el clima de tensión al comenzar a regir el estado de emergencia. Paralelamente, el nivel de violencia se redujo en la noche del martes, en la que se registraron 617 vehículos incendiados, después de 13 noches de violencia, la peor registrada en Francia desde mayo de 1968 y que comenzó el 27 de octubre tras la muerte accidental de dos adolescentes.

El titular de Interior, Nicolas Sarkozy, anunció que pidió a los prefectos –representantes del Estado en los departamentos o provincias– que expulsen a todos los extranjeros condenados por los disturbios urbanos, «incluidos» los que tienen permisos de residencia, lo que fue criticado por las asociaciones de derechos humanos. «120 extranjeros, no todos ellos en situación irregular, fueron condenados» por participar en la violencia de las últimas noches, precisó. Este anuncio se produce después de que el gobierno decretó el martes el estado de emergencia en todo el país, que entró en vigor este miércoles y permite a los prefectos declarar el toque de queda en las zonas afectadas por la violencia, es decir, la prohibición de circulación de personas y vehículos generalmente por la noche.

La medida es válida inicialmente por 12 días. Pero el gobierno puso además a disposición de las autoridades varias medidas complementarias para los siete departamentos de la periferia de París y 29 ciudades, como el arresto domiciliario de sospechosos, los registros de casas y control de publicaciones. De los 25 departamentos afectados por la violencia, hasta este miércoles los prefectos decretaron el toque de queda sólo en cinco: las zonas de Niza (sureste), Normandía (noroeste), en Somme (norte) y en Loiret (centro). Pero ningún prefecto de los departamentos de la región periférica de París tomó esta medida porque la violencia bajó en la última noche, según uno de ellos.

La policía de la ciudad de París dijo por su parte que por el momento no se plantean esta medida en la capital francesa. Por su lado, varios alcaldes decretaron el toque de queda en sus municipios, algunos en las afueras de París, para los menores de edad por la noche, sin esperar la decisión de los prefectos, pero conforme a la ley. El 73% de los franceses apoyan la decisión del gobierno, según un sondeo publicado por el diario Le Parisien. Por su lado, la oposición socialista, aunque respaldó la medida, lamentó que «haya predominado el aspecto del restablecimiento del orden frente a las respuestas sociales y educativas» y también el «silencio atronador» del presidente francés, Jacques Chirac, declaró su líder, François Hollande.

El estado de emergencia, contemplado en una ley de 1955 de la época de la guerra de Argelia, ha sido la medida más contundente del gobierno francés para sofocar las revueltas juveniles en los suburbios del país, que han dejado más de 6.500 vehículos calcinados, docenas de policías heridos y un civil muerto desde el 27 de octubre. En las trece noches de violencia han sido detenidas 1.800 personas, la mayoría de origen magrebí y africano, según el ministerio de Interior. De ellas 173 fueron condenadas a penas de cárcel, indicó este miércoles el ministerio de Justicia.

El martes por la noche, un total de 617 autos fueron destruidos, lo que significa una sensible reducción frente a los 1.173 del martes, según el gabinete de Sarkozy. La crisis de violencia y la delicada decisión del estado de emergencia sume en la incertidumbre el paisaje político francés, en el que se espera ver quiénes saldrán reforzados y quiénes debilitados. Chirac, de 72 años, fue criticado por dejar la tarea al primer ministro, Dominique de Villepin, y al ministro de Interior, Nicolas Sarkozy. Ambos son rivales políticos ante las elecciones presidenciales de 2007, a pesar de que frente las críticas al segundo por su política de 'tolerancia cero', se presentaron unidos. Ambos anunciaron el martes una serie de medidas que combinan la seguridad con iniciativas como más inversiones y promesas de empleos en las zonas afectadas.

Mientras derecha e izquierda coinciden en que el modelo de integración francés ha fracasado, no hay consenso en qué pasos dar para acabar con la marginación de ciudadanos de origen africano y árabe. Sarkozy, que levanta las iras de los autores de la violencia, propone una política radical de discriminación positiva combinada con liberalización económica para crear más empleos, pero la mayoría de los sectores políticos se muestran reacios. La violencia, que se extendió en los últimos días a varios países vecinos, dejó la noche del martes en Bélgica 17 vehículos incendiados y siete personas detenidas, según un balance oficial. En Alemania se quemaron 11 vehículos y en Portugal otros dos a las afueras de Lisboa.


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