Quieren forzar una paulatina caída del dólar 03-02-04

Mientras el gabinete económico comandado por el ministro Roberto Lavagna cubre de parches la confusa situación financiera argentina y negocia con el cuchillo en la boca con el FMI y los acreedores externos, distintos equipos del peronismo diseñan estrategias alternativas a futuro, para poder ofrecer al gobierno de Néstor Kirchner eventuales salidas a mediano y largo plazo.

«Es entendible que la prioridad del ministerio pase por el día a día en estos meses. La agenda social y la difícil negociación con los acreedores lo tendrán distraído por un buen tiempo. Pero en algún momento tendremos que analizar y diseñar un esquema para saber cómo seguiremos cuando logremos superar la crisis profunda», señaló a «Río Negro» un funcionario kirchnerista. Los objetivos básicos que buscan estos grupos «independientes» son: bajar los índices de pobreza, mejorar las exportaciones y de las actividades de sustitución de importaciones, promover el crédito para empresarios y consumidores, y terminar de regularizar el sistema bancario en la era «post corralito».

Entre las hipótesis en estudio se encuentran medidas que preocuparían a varios: volver a regular el tipo de cambio, para forzar una paulatina caída del dólar, y hasta una canasta de monedas.

El economista que conversó con «Río Negro», que ocupa un alto cargo en el Gobierno, explicó el sentido de la búsqueda.

-¿Cuál es la idea de estas propuestas?

-Ayudar al Gobierno

-¿Pero no puede entenderse que compiten con Lavagna?

-Esperamos que nadie lo entienda así. Queremos colaborar.

-¿Cuáles son las prioridades?

-Justamente el no tener prioridades. La idea es ayudar a buscar soluciones en aquellas cuestiones en donde el equipo económico de Lavagna no puede detenerse, perseguido por las urgencias de la crisis. A mediano plazo, hay dos cuestiones básicas a resolver. Primero, la arquitectura financiera, porque los bancos deben existir y mejorar su situación, pues son imprescindibles para otorgar créditos a las pymes y a los consumidores. Y segundo, luchar contra la pobreza desde la economía. En algún momento habrá que preguntarse si se puede reducir con este tipo de cambio.

-¿Por qué lo dice?

-Un tipo de cambio demasiado alto provoca aumentos en el precios de los alimentos, ergo, la canasta familiar y el costo de vida aumentan.

-¿Cuál es entonces el tipo de cambio más apropiado para combatir la pobreza?

-Bueno, hay que encontrar el equilibrio. Porque un tipo de cambio demasiado bajo provoca lo contrario, pero dificulta la exportación, dando como resultado el mayor endeudamiento. El dólar debería estar, supongo yo, a 2,40 o 2,50 pesos.

En la era duhaldista Remes Lenicov, actualmente representante del Gobierno ante la Unión Europea, había fijado el cambio en 1,40, que sumado al CER, daba un tipo de cambio final de aproximadamente 2,05 pesos. Según el cálculo de los especialista, el cambio actual es de 2,90; si a eso se le restan las retenciones, quedaría en alrededor de 2,40 pesos. Los economistas coinciden en que se trata de una apuesta difícil: con esos valores es complicado moverse en el corto plazo, aunque se haga necesario ganar en productividad. Pero si hoy bajara el tipo de cambio caerían las retenciones y se provocarían problemas fiscales. El funcionario resume: «se podría decir que el tipo de cambio es una condición necesaria pero no suficiente para crecer. Para crecer se necesitan otras consideraciones más estructurales».

Prat Gay, en Davos, mencionó la posibilidad de «trabajar en el futuro con una canasta de monedas», y mencionó que el cambio ideal sería con un dólar a 2,75 pesos. Lavagna también es de la idea de bajar un poco el precio actual del dólar, pero quiere tener el monopolio de los mecanismos a instrumentar para lograrlo. Es decir, aunque sabe de su existencia, el ministro no concuerda con los grupos que diseñan un plan a largo plazo «desde afuera», en general, amparados en el duhaldismo. De hecho, desde que Duhalde asumió la titularidad del Consejo del Mercosur, está más preocupado que nunca en encontrar las políticas económicas que construyan la fortaleza financiera argentina.

En el gobierno saben que las condiciones internacionales favorecen a la argentina: la baja histórica de las tasas de interés y los altos precios de los commodities, sumados a el avance en las negociaciones con el FMI, generan un clima de esperanza. ¿Pero que pasaría si ese panorama cambia?

Gonzalo Alvarez Guerrero

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