Quiroga cree que triunfó porque fue la opción a la soberbia

NEUQUEN .- El intendente electo Horacio «Pechi» Quiroga, el aliancista que rompió 38 años de hegemonía emepenista en la capital neuquina, cree que fue la opción a la «soberbia» y que la gente lo eligió porque quiere «gobiernos con criterio de austeridad, de humildad y con capacidad de rectificación».

No considera que por cuestiones de signo político pueda tener inconvenientes con Jorge Sobisch gobernando la provincia, pero por las dudas abre un paraguas protector de alcance nacional: da por supuesto que Fernando de la Rúa ganará las presidenciables en octubre y descuen- ta su apoyo a la ciudad.

Piensa que el modo posible de convivencia es llevando adelante una política de concertación y en ese sentido aclaró que ése será el rasgo característico de su gabinete. Con todo, advirtió que «en la municipalidad estarán los mejores de todos los partidos políticos mientras no sean menemistas ni tengan prontuario».

Habló de integrar la mayoría de las subsecretarías con empleados de carrera y entre las primeras medidas mencionó las siguientes: congelar la planta de personal, revisar las 160 incorporaciones de agentes por decreto, centralizar la recolección de la basura y limpiar la ciudad. En forma simultánea, dijo que encaminará el problema financiero municipal y que luego gestionará un crédito para hacer «la gran obra de asfalto» poniendo como garantía la recaudación de la patente automotor, que es la niña bonita de las tasas comunales.

Sueña con implementar el estacionamiento medido privilegiando la mano de obra sobre los parquímetros. En una ciudad deprimida por falta de trabajo, este sistema puede significar «la so- lución laboral de 250 familias».

Ayer, a 24 horas de haber logrado la intendencia, no había recibido aún los saludos del aspirante del MPN Toti Manganaro ni de Sobisch.

-¿Cómo se hace para ganar al MPN?

«Es que no sé si le gane al MPN, sinceramente no lo tomo en esos términos. Creo que hubo un triunfo de la Alianza y de esfuerzos concurrentes».

-¿Cree que usted capitalizó el voto castigo del MPN?

«Acá se visualizaba que la soberbia no es lo que pretende la gente y que los neuquinos quieren gobiernos con criterio de austeridad, de humildad y con capacidad de rectificar el rumbo si hay equivocaciones. Unicamente los mesiánicos del poder creen que no se equivocan nun-ca», aludió en relación con los motivos de la victoria más ajustada en la historia del MPN.

–¿Cómo puede marchar un gobierno local en una provincia gobernada por el emepenismo?.

«Creo que con Sobisch no debería tener ningún problema para gobernar. Primero porque fue intendente de la ciudad y segundo, porque confío en la relación institucional donde la previsibilidad está dada por las normas y en este sentido por la ley de coparticipación. Más allá de cuestiones de simpatía, las relaciones maduras garantizan la convivencia de las instituciones independientemente de los gobernantes».

-¿Entonces?

«Acá tenemos que buscar esfuerzos que no se contrapongan para resolver y encontrar soluciones que brinden una mejor calidad de vida a los habitantes. Si concurrentemente podemos actuar con el gobierno de la provincia lo haremos, pero siempre pensando en que el enemigo son los problemas, no el gobierno de la provincia contra el gobierno municipal o viceversa».

–Recién habló de coparticipación: precisamente durante el gobierno de Sobisch fueron recortados los porcentajes a Neuquén capital. ¿Piensa gestionar un margen mayor para la ciudad?

«Tengo entendido que hay una posición común de todos los intendentes. Además, hay que considerar que esta capital concentra el 50 por ciento de los habitantes de la provincia y por ende la mi-tad de sus dificultades…».

-Se dice que los tiempos que vendrán serán más difíciles. ¿Cómo se prepara?

«En primer lugar llevando a la práctica la política de concertación. La alianza debe estar basada en el gran acuerdo para el futuro de los neuquinos y ello implica una posibilidad muy importante de gobernabilidad, porque de eso se trata precisamente: aquel que gobierne sectariamente y con exclusión va a tener problemas muy serios…».

Al hablar sobre el perfil que quiere imponer a la municipalidad, habló de levantar la calificación «que tenemos los políticos y también la de los emplea- dos públicos» frente a la comunidad que descree de la capacidad del Estado. «La marca registrada del gobierno local será 'todos somos servidores públicos y nos debemos a la comunidad'» y además pondrá especial atención a los servicios públicos, que es una de las cosas en las que más se fijan los vecinos.

Por otra parte, se dio tres semanas para difundir los nombres de quienes lo acompañarán en la intendencia. Por ahora, la única confirmada es Alicia Eloes a cargo de la secretaría de Acción Social. Es una profesional de carrera municipal que, según Quiroga, «hace 15 años que está relegada por no compartir el criterio asistencialista» de los gobiernos locales anteriores.

Sin relativizar el estado del municipio, Quiroga suspiró aliviado porque «no es tan grave como el que atraviesa la provincia». Y más allá de reconocer que el intendente Jalil remontó un déficit de 12 millones de pesos en 1995, aspira a recibir un municipio «normalizado» el 10 de diciembre próximo.

Según datos oficiales, el municipio arrastra un rojo de dos millones de pesos aproximadamente desde principios de año.

Por eso ve con buenos ojos que la actual administración gestione fondos ante el gobierno de la provincia en función de un principio de igualdad de oportunidades: «todos los municipios del interior han sido asistidos en algún momento de emergencia», apuntó.

Cuando se le indicó que ya se habla de Manganaro como segundo de Alfredo Pujante en la cartera económica, se le preguntó cómo se ve como futuro intendente de la ciudad gestionando fondos en esa secretaría. «Más o menos de la misma manera que se podrá ver Pujante gestionando dinero ante el gobierno nacional», contestó.