Quiso entrar al lugar de donde todos quieren salir
Saltó el paredón de la alcaidía porque quería ver a su hermano detenido. Lo descubrieron los guardias, que lo vieron cuando quería ingresar. Estaba alcoholizado y rompió un vidrio cuando lo tenían agarrado.
SAN CARLOS DE BARILOCHE- El personal de guardia de la alcaidía policial intervino minutos antes de las 6 de ayer para impedir que un joven trepara el muro perimetral en su intento de ingresar a la cárcel.
El autor de la inusual ocurrencia fue identificado como Héctor Aguayo, de 21 años, quien en total estado de ebriedad pugnaba por reunirse con su hermano Pablo, quien purga en la alcaidía una condena de cinco años.
Los vecinos de Beschedt y Chubut vivieron otra situación de alarma ayer porque creyeron que se estaba produciendo un nuevo intento de fuga, y que la tentativa había sido abortada por la policía. Algunos volvieron a sus camas con esa impresión porque observaron que los agentes llevaban a una persona detenida hacia el interior de la cárcel, pero, en un episodio insólito, todo había ocurrido a la inversa.
Los desvaríos producidos por una importante ingesta de alcohol habrían despertado en Héctor Aguayo un sentimiento filial irreprimible. Se había encaprichado en reunirse con su hermano menor, que está detenido desde mediados de 1998 por el asalto con armas a una verdulería.
El 6 de julio de 1998 Pablo Aguayo y Pedro Iberra cometieron el asalto en un comercio ubicado en Onelli y Guillelmo, donde el último era cliente.
Lo reconocieron los damnificados y vecinos, y un empleado de la verdulería también señaló a Aguayo porque había sido su compañero en el colegio.
A fines de octubre de ese año Aguayo e Iberra fueron condenados a cinco años de prisión, el mínimo establecido para el robo con armas. El joven delincuente se había iniciado desde muy chico en la adicción a los pegamentos y psicofármacos y esas condiciones lo habrían inclinado hacia el delito Pero así como para una madre no hay hijo feo, tampoco hay hermano malo.
Al solidario hermano, su atrevimiento estuvo a punto de costarle caro. Los agentes que custodiaban desde las torres ubicadas sobre el paredón que da a la calle Chubut pudieron haber reprimido lo que consideraron un intento de asalto a la alcaidía. Claro que enseguida advirtieron que se trataba de una persona sola y una patrulla de guardiacárceles lo detuvo.
Al ser registrado, Héctor Aguayo no llevaba consigo ningún elemento que pudiera considerarse útil para facilitar una evasión de su hermano, y las explicaciones que daba a los uniformados eran absurdas e incoherentes.
Lo retuvieron en la alcaidía hasta que llegó personal de la comisaría Segunda, pero en ese lapso rompió un vidrio en la oficina de guardia y se produjo cortes al querer desprenderse de los policías que lo custodiaban.
El mismo episodio habría ocurrido minutos después en la comisaría, donde quedó alojado hasta ayer a la tarde. Por esa razón, en lugar de ser acusado por la contravención que sanciona con multa la ebriedad y el desorden público, ahora deberá responder por «daños reiterados».
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