Radiografía de los accidentes en moto en Roca: muertes o secuelas de por vida

El paciente promedio tiene 25 años. Por no usar casco, las lesiones más graves las sufren en el cráneo. Un alto índice termina en cirugías por una o más fracturas.

Tiene 13 años y desde el 1º de marzo pasado su vida transcurre en la cama de una clínica de Roca. Vivía en Godoy, la trasladaron luego de sufrir un traumatismo de cráneo grave al salir despedida de la moto en la que circulaba junto a dos amigos. Ninguno llevaba casco. “Manejaba un ciego. No vieron un alambrado, la chica que iba adelante de 14 años murió decapitada. El chico no se hizo nada y la joven que iba atrás se encuentra en estado de conciencia mínima”, resumieron Claudia Moreno y Fabricio Medina, neurocirujanos del hospital Francisco López Lima. Es la paciente de menor edad, entre las personas accidentadas en moto que atienden.

También contaron sobre otro paciente. Apenas pasa los 20 años. Lo operaron y volvió a caminar. Escucha y obedece órdenes simples, pero no puede hablar desde que su cabeza golpeó de lleno con el suelo al salir despedido de la moto en que circulaba.

Los traumas de cráneo son la lesión más grave que sufren los motociclistas ante un hecho vial, y se vinculan directamente con la falta o incorrecto uso del casco. Especialistas de distintas áreas del hospital coincidieron en que la accidentología en motos aumentó y eso se expresa en la demanda de motociclistas heridos con lesiones severas y discapacitantes, cuando no mueren.

Según la información que surgió desde el área de Estadística del hospital y que informó el jefe de guardia, Julio Fernández, uno de cada 20 pacientes que llegó al servicio de Emergencias en lo que va del 2018 fue un accidentado en moto. De los heridos, uno de cada 10 sufrió heridas que demandaron procedimientos de distintos tipos, desde internación a intervenciones quirúrgicas. De las 2.715 lesiones atendidas, 271 fueron graves. Ya murieron 6 motocilcistas luego de un hecho vial en moto en lo que va del año.

“Accidentes ocurren pocos, negligencias muchas”, apuntó la neurocirujana Moreno.

En general las víctimas de choques entre motos, o que involucran motos y autos o camionetas, son jóvenes de entre 20 y 30 años.

Un casco grande no los protege ante una caída. Foto: Emiliana Cantera

La protección al codo, un clásico. Foto: Emiliana Cantera

En la cabeza no, llevarlo colgado de la moto. Foto: Emiliana Cantera

Niño entre adultos una postal repetida. Foto: Emiliana Cantera

Lesiones graves

Para ellos “la temporada alta” terminó en abril. Es que desde septiembre y durante toda la época estival, los accidentes con motos involucradas hacen picos. “En verano, andan hasta cualquier hora de la madrugada alcoholizados, hay traumatismos todos los días. Ahora está la patinada por la helada, pero no suelen ser los traumatismos más fuertes”, explicó Moreno.

“Cada 10, 7 entran a quirófano y los otros tres mueren”, lanzó el neurocirujano Medina. Si bien hay cantidad de traumatismos de cráneo leves que reciben el alta luego de permanecer unas horas en la guardia en observación, es casi diaria la llegada de accidentados con lesiones de moderadas a graves.

Desde el 2015 a la fecha, los neurocirujanos hicieron un promedio de 19 procedimientos quirúrgicos al año, alcanzando los 67. De esa cantidad, se informó que hubo 10 que recibieron clasificación 1 (muerte) o 2 (estado vegetativo). Los demás quedaron con distintos grados de secuelas.

Una severa lesión cerebral es irreparable. Si hay presión se le quitan partes del cráneo para que el cerebro tenga espacio y no se mueran. “Muchas veces se logra salvarles la vida pero eso no significa que estén bien”, señalaron y explicaron que hay pacientes que “quedan en cama sin moverse ni poder comer solos. En estado vegetativo traumático. Por lo general son pacientes jóvenes, 20 años con trastornos motrices y de conducta, que generan un gran desgaste familiar y gran gasto económico en rehabilitación”.

Una o varias fracturas

“Es gente joven en su mayoría, entre 20 y 40 años. Los fines de semana hay exceso de ingesta alcohólica, en la semana es gente que sale del trabajo y anda apurada”, indicó el jefe de Ortopedia y Traumatología del López Lima, Baldomero Bassi.

El 70% de las lesiones traumatológicas totales que atiende el servicio deriva de accidentes vehiculares con motos involucradas, que además conforman el 60% de las patologías que ingresan por guardia al servicio. “Son fundamentalmente fracturas cerradas y expuestas”, agregó.

Los miembros inferiores son los más afectados, alcanzan el 65% de las fracturas totales. Y dentro del porcentaje prevalecen las fracturas de pierna (tibia y peroné) sobre las fracturas de fémur. En tanto, el 35% de los pacientes padecen fracturas en los miembros superiores. Entre ellos, las quebraduras más comunes son la de clavícula y muñeca, en segundo lugar el humero y antebrazo, y en un bajo porcentaje la de plexo braquial.

Se trata de impactos de alta energía, que generan desplazamientos de las fracturas y quedan expuestas. Incluso señalan que es frecuente atender pacientes polifracturados.

“Son fracturas que en alto número terminan con cirugía”, apuntó y remarcó que “muchos pacientes quedan con graves secuelas que impronta en la vida laboral y deportiva del accidentado, generando también importantes cambios en el grupo familiar”.

“Los pacientes con lesiones importantes sufren internaciones prolongadas, la participación de otras áreas de la medicina, como médicos clínicos, enfermería, kinesiólogos, administrativos, y tienen un impacto social y económico importante para la institución”.

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No hay centros de rehabilitación neurológica en la provincia

El neurocirujano Medina alertó por los daños cerebrales que generan los golpes sin casco. Foto: Emiliana Cantera

En el pos operatorio la rehabilitación es clave para la recuperación de los pacientes accidentados.

En Roca la alternativa de rehabilitación es Área Programa Adanil.

“Adanil es de gran ayuda para nuestros pacientes, pero allí van sólo un rato y se logra la rehabilitación motora”, destacó la neurocirujana Moreno y remarcó que hay personas con secuelas que necesitarían estar internados en un centro especializado.

“En la zona hay poco y nada rehabilitación neurológica, que es más integral e incluye lo motor, lo sensitivo, lo postural y las otras funciones como lo visual, auditivo, lenguaje conductual, psicológico”, explicó.


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