Raúl Prebisch, a 100 años de su nacimiento
Por Rodolfo V. Uez
Este año se cumplen 100 años de su nacimiento. Raúl Prebisch nació en Tucumán en 1901 y estudió economía en la Universidad de Buenos Aires (1918-1922). En 1927 fue nombrado director del Departamento de Estudios Económicos del Banco de la Nación Argentina y en 1930 subsecretario de Hacienda. En 1932 viajó a Ginebra y Londres, donde se desempeñó en la Conferencia Monetaria Europea y formó parte del grupo negociador del Tratado Roca-Runciman. En 1935 regresó al país, fundó el Banco Central Argentino y fue su director hasta 1943.
En el período 1948-1950 desarrolló intensa actividad como consultor del Banco Central Mexicano y en 1950 fue nombrado director de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). En 1965 lo designaron primer secretario de la UNCTAD, puesto que resignó en 1969 desilusionado por las divergencias de intereses de los países en desarrollo.
Prebisch fue el promotor de la creación del Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social (ILPES) y su director general, iniciando un proceso de formación de profesionales del cual he tenido la oportunidad de participar.
Ha sido sin duda el economista de mayor influencia del mundo en desarrollo y su pensamiento «cepalino» todavía tiene vigencia en el análisis del comportamiento de las estructuras económico-sociales de los países emergentes.
La concepción «centro-periferia», que él inició, está muy emparentada con la teoría del deterioro de los términos del intercambio, y también debemos agregar sus observaciones sobre el proceso de sustitución de importaciones, la integración regional y la idea de un nuevo orden económico mundial.
La principal preocupación de Prebisch se originó en los estudios sobre la crisis de los años 30, y a partir de ello fue diseñando los elementos que explicaban el carácter dependiente de las economías financiero-exportadoras y las variadas manifestaciones y consecuencias de esa realidad en otras circunstancias. Para no introducir sesgo en la explicación, utilizaré sus palabras «…Tratando de encontrar una explicación de estos fenómenos (se refiere a los derivados de la crisis), en aquellos años hice especial hincapié en el hecho de que los países de América Latina forman parte de un sistema de relaciones económicas internacionales que denominé sistema «centro-periferia». En realidad este concepto había estado dando vueltas en mi mente durante algún tiempo. Al principio le asigné un carácter cíclico, considerando que reflejaba el papel activo de los centros industriales y la pasividad de la periferia, donde las fluctuaciones económicas de los centros intensificaban sus consecuencias. Había en efecto una «constelación económica» cuyo centro lo constituían los países industrializados, favorecidos por esta posición -apoyada en su avance previo en materia de progreso técnico- quienes organizaban el sistema en su conjunto para que sirviera a sus propios intereses. Los países productores y exportadores de materias primas estaban así conectados con el centro en función de sus recursos naturales, de modo que formaban una periferia vasta y heterogénea, incorporada en el sistema en forma y amplitud diferentes…».
Como puede apreciarse, Prebisch colocó en el centro de su análisis el progreso técnico como la fuerza dinámica de transformación, modernización y difusión del desarrollo capitalista. Concebía la economía mundial formada por países-centros, donde dicho progreso técnico se genera y expande velozmente a través de la industrialización y el correspondiente incremento de la productividad, y países periféricos, en que dicho progreso técnico sólo se difunde hacia las actividades de exportación de materias primas y alimentos y sus respectivas infraestructuras, orientadas ambas hacia aquellos países centrales. Se conforma así un sistema de relaciones internacionales en que la dinámica del progreso se origina y propaga desde el centro a la periferia, produciendo dos polarizaciones. Una entre el centro y periferia, debido a que el centro retiene la mayor parte de los frutos del progreso técnico tanto del centro como de la periferia. Otra polarización interna, debido a la limitada y desigual difusión del progreso técnico en los países periféricos, y a que buena parte del que se retiene en ellos es apropiado por los sectores exportadores primarios.
Es innegable que las vinculaciones externas han ejercido un gran influencia sobre la estructura y funcionamiento de los sistemas económicos de los hoy llamados países emergentes (periféricos). Pero este hecho no debe limitar la importancia de las condicionantes internas, porque si bien a largo plazo prevalecen las primeras, la transformación estructural es el resultado de la interacción de ambas.
El cambio más característico e importante que ha ocurrido en las últimas décadas en las relaciones económicas internacionales es la «horizontalización» (globalización ) de la producción manufacturera y de los servicios comerciales y financieros. Esto representa una profunda reorganización de la economía internacional y el surgimiento de un nuevo modelo de relaciones.
En este nuevo modelo «centro-periferia» tenemos dos elementos componentes: a) un conjunto de actividades, grupos sociales y regiones, que si bien se encuentran ubicados geográficamente en Estados-naciones diferentes, conforman la parte desarrollada del sistema global y se hallan estrechamente ligados por una compleja red de relaciones de interés recíproco, así como estilos de vida y fuertes afinidades políticas y socioculturales; y b) un complemento nacional de actividades, grupos sociales y regiones subordinadas y total o parcialmente marginadas de la parte nacional desarrollada del sistema global y sin ningún lazo con las actividades, grupos y regiones similares de otras naciones.
Aparece este nuevo concepto de «centro-periferia» que se aprecia dentro de un mismo país: una parte del país con las características del centro y el resto con las características de la periferia.
Esta visión hace más complejo el análisis en razón de que la propuesta original de Prebisch planteaba a «grupos de países centro» y «grupos de países periferia» orbitando en una constelación de vinculaciones internacionales de gran dinámica. Y ahora todos los países se relacionan en una «red» de vinculaciones centrales y periféricas que se consolida en el interior mismo de cada Nación-Estado.
Al mismo tiempo surge el concepto de «megamercados», es decir mercados extendidos a lo ancho y largo del contexto mundial, interactuando también en forma dinámica y bajo la forma dependiente de la incorporación de tecnología de producción de las manufacturas y servicios comerciales y financieros.
Un comentario adicional que me parece apropiado es que el proceso de desarrollo siempre estuvo vigente en el conjunto de países dentro del modelo «centro-periferia» tradicional y lo seguirá estando en este modelo «remozado» (sujeto a discusión) que acompaña a la horizontalización de las economías y los mercados.
La pregunta que cabe es: este modelo nuevo, en donde hay crecimiento desigual, ¿tiene perspectivas de incorporar variables de equidad, justicia y desarrollo social? ¿o es un modelo de estancamiento?
Sin duda hay que reconstruir una teoría del desarrollo en la que se incorporen, además de las condicionantes históricas, aquellas que nos permita entender lo que está sucediendo en el mundo hoy y fundamentar las posibilidades de ajuste del modelo en términos de cooperación y en términos de mejorar la calidad de vida de la sociedad.
Lo cierto es que la tesis de Prebisch desató un vivo debate económico y político a través del tiempo, que se actualiza permanentemente. Las opiniones son diversas y las críticas alcanzan divergencias radicales. Pero esto es bueno. Demuestra que el planteo es válido.
Prebisch tenía una arraigada conciencia social. Su pensamiento seguramente seguirá inspirando la investigación en la búsqueda de un equilibrio que asegure la justicia social.
Este es el homenaje al maestro tan querido.
Bibliografía consultada:
Prebisch Raúl «Crítica al capitalismo periférico» (1976); «El desarrollo Económico de América Latina y alguno de sus principales problemas (1949); «El estudio Económico de América Latina» (1950); «Problemas teóricos y prácticos del crecimiento económico» (1951).
Este año se cumplen 100 años de su nacimiento. Raúl Prebisch nació en Tucumán en 1901 y estudió economía en la Universidad de Buenos Aires (1918-1922). En 1927 fue nombrado director del Departamento de Estudios Económicos del Banco de la Nación Argentina y en 1930 subsecretario de Hacienda. En 1932 viajó a Ginebra y Londres, donde se desempeñó en la Conferencia Monetaria Europea y formó parte del grupo negociador del Tratado Roca-Runciman. En 1935 regresó al país, fundó el Banco Central Argentino y fue su director hasta 1943.
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