Recrudecen amenazas de muerte a religiosos brasileños

Es en la zona de Amazonia, donde muchos de ellos deben realizar las visitas a la gente acompañados por la policía.

Diez religiosos de la Iglesia católica brasileña, entre ellos tres obispos, sacerdotes y monjas, vinculados con cuestiones sociales y ambientales en la Amazonia, se manifestaron «preocupados» por el aumento de amenazas de muerte que recibieron, informó ayer el diario «O Estado de Sao Paulo».

Según datos de la Secretaría Nacional de Derechos Humanos y de las pastorales sociales de la región amazónica brasileña, el Estado de Pará, donde en 2005 fue asesinada por terratenientes la misionera estadounidense Dorothy Stag, es la provincia con mayor número de religiosos amenazados de muerte, que se elevan a cinco, seguida por Rondonia, con tres, y por Mato Grosso, con dos.

En Pará, el obispo de Xingú, Erwin Kräutler, y el fraile dominicano y abogado Henri des Roziers, quien trabaja en la Comisión Pastoral de la Tierra de ese estado, se ven obligados a realizar las visitas pastorales en compañía de agentes de seguridad de la Policía Militar.

En la localidad de Alta Floresta, en Mato Grosso, la monja Leonora Brunetto rechazó protección policial hasta que no se ofrezca la misma protección también a los líderes de los movimientos de labriegos sin tierra junto a quienes trabaja.

«No sería justo dejar esa gente en peligro y salir por el costado», afirmó la religiosa, quien de aceptar la protección especial se vería libre de las amenazas que recibe muchas veces cuando camina por las calles de la pequeña ciudad de 15.000 habitantes, donde son habituales los conflictos armados por la posesión de tierra. «Frente a Dios no sería nada bueno», agregó.

Además de las amenazas hechas a viva voz, en la que le advierten por ejemplo «no tenemos apuro, puede ser hoy o mañana, pero va a suceder», la religiosa de 61 años recibe juramentos de muerte por teléfono, por carta y por notas dejadas bajo su puerta.

En otra localidad de Pará, Anapu, el sacerdote Amaro de Souza, quien trabajaba junto a la fallecida misionera Dorothy, también rechazó protección especial. «Me dijeron que el transporte, el alojamiento y la alimentación de los agentes de seguridad quedaría por nuestra cuenta. No tenemos condiciones para eso», explicó el padre, quien para protegerse tiene tres perros en su casa. «Ellos me avisan cuando algún extraño se aproxima. Tengo que tener cuidado, porque el 'consorcio' de 'grileiros' (delincuentes que legalizan posesiones de tierra con documentos falsos), que encargó la muerte de Dorothy, todavía está actuando», añadió.

Además del obispo Kräutler, reciben amenazas de muerte los obispos Geraldo Verdier, de la diósesis de Guajará-Mirim, y Antonio Posamai, de Ji-Paraná, ambos en el Estado de Rondonia, fronterizo con Bolivia.

Por su parte, el obispo Posami recibió una carta con amenazas de muerte el año pasado tras denunciar casos de corrupción en el seno del gobierno provincial.


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