Reencuentro

Jesse no ha dejado de amar a Celine desde el día en que la conoció. Y eso fue hace muchos años ya, en Viena. La historia de ambos se transformó entre tanto en un muy particular objeto de culto cinematográfico. En una síntesis apretada de la película -“Antes del amanecer”- que presentó por primera vez a los personajes diremos: que ambos coinciden en un tren y después de charlar durante horas bajan inesperadamente en Viena, donde luego de una noche romántica y fervorosamente apasionada prometen reencontrarse dentro de seis meses. Justo aquí termina el filme y nos quedamos con la duda. ¿Lo habrán hecho?

Bueno, como ya es vox populi, Celine y Jesse coinciden en Europa, salvo que diez años después y no en Viena sino en París. Es el inicio de otra historia, tan o más intensa y movilizadora que la anterior. El filme de Richard Linklater (autor también de “Escuela de Rock”) está construido a partir de finos detalles que denuncian este amor fuera de lugar en un planeta que declina del romanticismo y se sumerge en los mares de la ironía. El amor de Celine y Jesse merece, necesita ser reivindicado. Incluso si lo suponemos ficticio. En el largo período de ausencias mutuas, Jesse se convirtió en un escritor de éxito gracias a la novela que justamente describe esta fugaz relación en Viena.

-¿Cuándo tiempo te llevó escribirla?, le pregunta Celine. – Tres o cuatro años, con interrupciones en el medio, cuenta Jesse. Su respuesta es un indicador, entre tantos, de que ha permanecido enamorado sin pausa de la hermosa mujer que ahora, por fin, tiene enfrente. Diez años atrás Jesse acudió a la cita en Viena. Celine faltó, justo en esa fecha enterraban a su abuela. El día de su casamiento Jesse no pudo dejar de pensar en Celine y, es más, creyó verla en una calle de Nueva York mientras viajaba en un automóvil camino a la iglesia. “Por qué no fuiste a Viena…nuestras vidas hubieran sido completamente distintas. Creo que hubo un error”, dice Jesse. “Tal vez nos abríamos aburrido el uno del otro”, le responde Celine en un intento por terminar con la dudas existenciales de Jesse. Aunque Celine también se responde a sí misma y al temor asfixiante que implica suponer que todo hubiera sido de otra manera.

¿Por qué no imaginarlo de este modo?: si Jesse y Celine se hubieran encontrado en Viena habrían permanecido juntos por muchos años. Hasta hoy.

No es accesorio referirse al trasfondo de “Antes del atardecer”. Al hecho de que el filme fue escrito a dúo por Ethan Hawke y Julie Delpy, algo que demuestra la química que hay entre ambos en la vida real; o que luego de varios años de relación, y mientras bosquejaba el filme, Hawke y su esposa Uma Thurman se separaron definitivamente. También Delpy encuentra su revancha en “Antes del atardecer” puesto que desde el filme que la puso al lado de Hawke en los ’90 no había conseguido un papel a la altura de su talento. El dolor y el deseo siempre han funcionado como combustible del arte. Al igual que en su primer encuentro, Jesse y Celine se muestran maravillosamente complementarios. No hay duda de que nacieron el uno para el otro. Vamos, es cierto, hubo un error (hay tantos a lo largo de la vida) y todavía están a tiempo de corregirlo. La urgencia que corre por el cuerpo de Jesse atraviesa la pantalla con la obviedad de un color. Celine en cambio se muestra esquiva. Demora en mostrar sus cartas, sus sueños y sus verdaderos sentimientos. “Yo estaba bien hasta que leí tu ‘fucking’ libro”, explota Celine en el taxi que los lleva hasta su casa.

Los últimos cinco minutos de “Before sunset” transcurren entre las voces de Nina Simone y la de la propia Celine. Ella le había prometido cantarle una de sus composiciones. Jesse opta por un vals. En esa pequeña canción se esconde la resolución del enigma. El principio del resto de sus vidas.

Claudio Andrade


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