A 20 años, el crimen de Teresa sigue impune

Víctima de la represión policial, la joven cayó a un costado de la Ruta 17. Hoy a las 11, en el espacio que la recuerda, el Municipio de Plaza Huincul descubrirá una placa en su homenaje.

Hace veinte años, en pleno conflicto del gremio docente neuquino, la Gendarmería Nacional desalojaba a los manifestantes que se apostaban en la Ruta 22 de Plaza Huincul. Un grupo, en su mayoría jóvenes, intentó huir y bloquear la Provincial Nº 17.

Allí entró en acción la policía neuquina con balas de plomo. Uno de los disparos impactó en el cuello a una muchacha de 24 años que observaba lo que ocurría y le truncó la vida. Era Teresa Rodríguez, quien tenía tres hijos.

Desde entonces sus padres esperaron conocer quién la mató, pero la justicia no encontró al culpable. Hoy, dicen que “son cosas que fueron quedando en el olvido”.

Flor, o “Ñata”, como la llaman y Miguel Rodríguez están en su casa de barrio Progreso en Cutral Co, donde viven desde hace casi el mismo tiempo que mataron a su hija.

Mientras extienden el mate amable, hablan de los tres nietos que les dio Teresa. “Ñata”, entusiasmada, dice que una de sus bisnietas “la nena chiquita de Oscar, es una rubiecita y es pura Teresa, es la abuela en pinta”. Abuela a la que no conoció porque cuando a Oscar le mataron a su madre, era un niño al igual que su hermana Alejandra y el más pequeño, Jonathan.

Los rostros de Miguel (85) y Ñata (88) dejan de sonreír cuando hablan de Teresa. “Veinte años no es nada, dice el tango pero lo digo yo porque se han acordado tan poco de mi hija. Está bien, no es familia, no es nada. Era una piba que la mató la policía por accidente. Dicen que fue por accidente, pero no fue accidente. Porque parar a una columna a tiros, no va, digo yo ¿no?”, dice Miguel.

Sostiene que a su hija la mataron “y nada más” y “ella está en el cementerio y nosotros estamos conversando acá, después de 20 años. Es medio fulero para recordar lo que nos pasó”.

Rodríguez cuenta que a su hija la lleva “en el corazón” aunque no va mucho al cementerio. Sólo lo hace cuando lo necesita. “O cuando es su cumpleaños”.

“Pero no la podés sacar, o buscar el suspiro de ella que anda volando por ahí. Entonces digo: vamos a dejar las cosas como están, qué vamos a hacer, vamos a recordarla siempre”, reflexiona.

A los Rodríguez no les duele sólo la muerte sino el olvido y la impunidad. “Hay responsables, la policía y el que la mandó. Felipe Sapag mandó a reprimir”, destacó Miguel.

Sólo “abuso de armas”

No hallaron culpables

El crimen de Teresa no tuvo culpables. Se llevó a juicio en 2003 a un grupo de policías por el delito de “abuso de armas” y no por homicidio y los responsabilizados disparar con sus pistolas reglamentarias tuvieron penas de prisión en suspenso.

De los nueve acusados sólo cuatro fueron encontrados culpables y en abril de ese mismo año se los condenó a dos años y medio de prisión en suspenso y otro tiempo de inhabilitación. Los restantes fueron absueltos.

Antes, en la causa principal por el homicidio se le atribuyó a un suboficial haber apretado el gatillo que terminó con la vida de Teresa Rodríguez pero luego de una sofisticada pericia se dispuso su absolución.


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