Cómo era la vida de Gentile en Bariloche

Dos excompañeros lo recuerdan, tratan de entender cómo se creó la confusión de su secuestro y recrean los años 50.

En 1959, cuando la segunda promoción del Instituto Balseiro se graduó, lo que hoy es el Centro Atómico Bariloche estaba lejos de todo. Estudiantes y profesores compartían una pequeña comunidad. En ese ámbito se formó como físico Antonio Gentile, que era uno de los desaparecidos del área científica hasta que hace unos meses llamó a Argentina desde su casa de Manhattan para advertir que, con 85 años, nunca fue víctima de la última dictadura militar.

María Elena Porta, que fue compañera de esa promoción, la segunda del Balseiro, y su marido, Francisco de la Cruz, que también es un físico formado en el mismo sitio, le contaron a “Río Negro” cómo era la vida en la pequeña comunidad científica de Bariloche y de qué manera se relacionaban con Gentile.

Varios homenajes le hicieron a Gentile, que no siguió su carrera y tempranamente se dedicó al comercio en Nueva York, porque consideraban que había sido secuestrado. De todos modos, nunca integró la lista oficial de desaparecidos. Tampoco es cierta la historia de una hermana, también física, desaparecida junto a él. En todo caso, le aclaró a su excompañero Peter Thieberger, la que tuvo problemas fue una cuñada suya pero logró exiliarse.

De la Cruz y Porta no se explican cómo llegó a construirse esa falsa noticia ni cómo el Instituto Balseiro la incorporó. Menos entienden por qué su excompañero de estudios nunca desmintió esa información.

Ambos, ya retirados, hablaron en su bella casa del Oeste de aquellos buenos tiempos. Y recordaron anécdotas, como cuando Gentile fue detenido en la Yugoslavia comunista, durante la década del 60, por fotografiar un ferrocarril con armamento militar.

El espíritu que le recuerdan a Gentile lo llevaba, cuentan ahora, a tener reacciones o salidas insólitas y hasta disparatadas, como el día que entró al Consejo Académico del Balseiro a hacer un planteo, algo que el rigor de esos tiempos casi que lo impedía.

El centro de Bariloche estaba tan lejos como ahora, casi 10 kilómetros de distancia, pero en aquel tiempo no había colectivos ni los estudiantes disponían de autos.

Los llevaban, determinadas noches, al cine, pero el que quería quedarse un poco más en el centro, estaba obligado a volver a pie, contaron Porta y De la Cruz.

Pocos iban a misa los domingos, pero el colectivo que los llevaba se llenaba porque cualquier oportunidad era buena para caminar por la calle Mitre.

“En aquella época éramos muy poquitos. Yo lo recuerdo a Gentile como un buen compañero. Nos hacía reír a todos”.

María Elena Porta, doctora en Física, egresada del Instituto Balseiro.

Datos

“En aquella época éramos muy poquitos. Yo lo recuerdo a Gentile como un buen compañero. Nos hacía reír a todos”.

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