Crianceros denuncian a petroleras por daños en su parcela

La familia Muñoz apuntó contra GyP y la exEnarsa (ahora Ieasa). Indicaron que el aumento de la actividad afectó a sus animales y la producción. Dicen estar rodeados de pozos y gasoductos.

El país celebra los acuerdos en el petróleo y el gas consigue más caños para salir de Vaca Muerta pero para algunos las cosas no mejoran. La familia Muñoz está compuesta por un grupo de crianceros que viven en la zona por la que pasarán el recientemente anunciado gasoducto de TGS. Aseguran que les cuesta convivir con la industria petrolera.

Los Muñoz están en el lugar desde hace varias generaciones. Pero apuntan que todo cambió cuando, hace seis años, llegaron las petroleras. Desde entonces aseguran que se afectó su producción, su modo de vida y también que hay contaminación de su entorno.

El matrimonio de Enrique Muñoz y Gisela Bastías contó que su casa está a 200 metros de una planta instalada en el bloque Aguada del Chañar que explotan la petrolera provincial GyP y la exEnarsa, ahora Ieasa controlada por el gobierno Nacional. “Nos rodearon de pozos de gas y petróleo desde hace seis años. Mi papá y mis dos hermanos también tienen el puesto ahí cerca. Siempre nos dedicamos a ser crianceros”, contó a “Río Negro” Muñoz.

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Cuentan que hace un tiempo GyP se comprometió a un pago de servidumbre mensual. Pero como una camioneta le pisó un chivo y él lo reclamó, hace dos meses no le pagan. A su vez, piden que les paguen el daño que les hicieron.

“Teníamos 400 chivas y ahora nos quedan 40. Tenemos contaminado el pozo de agua. Se comprometieron a llevarnos agua, a llevarnos la luz, pero nunca cumplieron. Hace un año vimos y denunciamos el derrame cerca de mi casa y nunca lo remediaron ni nada”, dice Muñoz.

César Sagredo, secretario del Interior de la CTA, agregó que el que quien debía controlar el área por GyP “era Juan de Dios Lucchelli, que luego fue designado como responsable de la Subsecretaría de Ambiente de la provincia. Eso es GyP, los acorrala”, dijo Sagredo y agregó que, inclusive, la señora hacía tortas fritas para vender en el yacimiento y se lo prohibieron.

Sostienen que todo el sistema productivo se vino abajo. Que antes entraban dos vehículos por mes y ahora entran 60. “Perdemos un ternero y perdemos un año del cuidado de ese animal. Con las 400 chivas, teníamos 600 chivos por año y vivíamos bien. Hoy tenemos 8 pozos, la planta de gas, 5 metros de gasoducto, más el que quieren trazar ahora y no tenemos para vivir”, dijo Muñoz.

Aseguraron que hace seis años tenían 400 chivas y que ahora sólo le quedan 40. Lo adjudican a un mayor movimiento dentro
del yacimiento.

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Aseguraron que hace seis años tenían 400 chivas y que ahora sólo le quedan 40. Lo adjudican a un mayor movimiento dentro
del yacimiento.

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