La defensa de Pereyra: “Mi familia no es Lázaro Báez”

“Mi familia no es Lázaro Báez”, aseguró ayer el senador del MPN y secretario general del Sindicato Petrolero Privados de Neuquén, Río Negro y La Pampa, Guillermo Pereyra, en relación a la investigación publicada en la víspera por “Río Negro”.

Aseguró que “cuando todo es legal no hay nada a que tenerle miedo”, y se mostró de acuerdo con que se conozcan las empresas que tienen sus familiares.

“¿Cuál es el problema? Cuando todo es legal no hay que tenerle miedo. Mi familia no es Lázaro Báez”, remarcó citando al empresario ligado al kirchnerismo, preso por presuntas estafas.

Hizo un rápido detalle de las actividades de la familia y de sus hijos. “Tiene una oficina contable en la calle Alberdi, una contable y jurídica. Después mi hijo Martín tiene una pequeña empresa ambiental y el otro, que es Flavio, viene también trabajando con la empresa Volta, que tiene una licencia informática”, dijo ayer en nota con la radio UNC-Calf.

Agregó que primero habría que ver cuáles son sus declaraciones juradas, si está todo bien”. Algo que dio por hecho dado que afirmó: “son personas muy responsables”.

Pereyra reconoció que uno de los autores de la investigación, el periodista Ítalo Pisani, el otro es Javier Lojo- lo llamó en dos o tres oportunidades y que, como estuvo ocupado en diversos temas vinculados a su actividad gremial y política, tuvo problemas para concertar una entrevista.

“Yo no tengo problema para someterme a todas las entrevistas como lo estoy haciendo en este momento. Con transparencia absoluta, uno no tiene que temerle a nada, ¿no?”, planteó.

Estimó que volverán a contactarlo porque “es un periodista responsable, conocido en el ambiente”.

En la investigación se reveló que su exesposa Norma Martínez y sus hijos Paola Alejandra, Martín Guillermo y Flavio David son empresarios en firmas de las más diversas actividades, todas ellas pensadas para los diversos nichos de la actividad petrolera.

Se incluye a otros empresarios conocidos de la región.

El jeque petrolero II

en páginas 14 y 15.