La provincia jugó fuerte y sufrió un revés

La ofensiva provincial no logró persuadir a la gente.

LONCOPUÉ (AZ).- El gobierno neuquino no ahorró esfuerzos en poner palos en la rueda del referéndum popular. Pese al anuncio del gobernador Jorge Sapag, quien había restado importancia a la votación argumentando que no tenía carácter vinculante, desde la provincia se desplegaron acciones por debilitar el proceso eleccionario. La jornada arrancó movida con la inesperada visita del ministro de Seguridad, Gabriel Gastaminza, quien procuró sin éxito facilitar el ingreso de fiscales de mesa que defendían el rechazo a la ordenanza. Un rato antes, un grupo de ex funcionarios emepenistas armó una suerte de piquete en cercanías de la escuela 168 para recordarle a los votantes que no era necesaria su presencia. Más tarde, desde el oficialismo neuquino se denunció “fraude” en la votación. En la noche previa también hubo desprolijidades. Un boliche bailable abrió sus puertas normalmente y cuando el director de Bromatología fue a la comisaría para pedir la clausura no encontró respuestas. “No tenemos policías”, le dijeron. La intendenta Marita Villone también recibió llamados desde el oficialismo. La jefa comunal del MPN se ausentó de la localidad durante todo el fin de semana la enfermedad de un pariente en La Pampa, según se dijo oficialmente, aunque por lo bajo se deslizó que fue para evitar una confrontación. “Marita quedó contra la espada y la pared, ella acompaña la iniciativa pero no puede ir contra la provincia”, remarcó un vocero. Uno de los datos salientes de la jornada fue la presencia de un escribano de Zapala que llegó para fiscalizar el acto eleccionario.


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