Los frutos secos ganan terreno y echan raíces en Neuquén

En la chacra de Nelly Riba y Adalberto Caldelari, el ruido de las nueces cascando contra el suelo es constante. Son cinco hectáreas perdidas entre loteos de la calle Bejarano, al fondo, donde se producen tres variedades del mismo fruto seco. Es una plantación distinta a las que se acostumbran a ver a las orillas de las rutas del Alto Valle.

Fue una de las primeras experiencias en la provincia, que comenzó hace una década y media. Con el paso del tiempo, el matrimonio descubrió que es una opción rentable para pequeños y medianos productores. Ahora la actividad se consolida como una alternativa de reconversión productiva para quienes padecen las idas y vueltas del mercado de las manzanas y peras.

En Neuquén, existen incentivos estatales, a través de programas de financiamiento del Centro Pyme-Adeneu.

“Yo creo que las provincias, deben girar hacia los frutos secos en superficies chicas. Que a los productores les vayan plantando de a tres hectáreas en dos o tres años, de tal forma de llegar a una superficie cubierta de seis o siete hectáreas”, explicó Caldelari.

Agregó que “con eso los productores que realmente tienen idea estarían en condiciones de sostener un ingreso que les permita afrontar la permanencia en la chacra”.

El proceso de reconversión productiva en la chacra, que está ubicada en Valentina Sur, comenzó hace 15 años, con una hectárea de nueces Franquette, una variedad francesa.

Pasados seis años se volcaron totalmente a la producción y sembraron las cuatro hectáreas restantes con las variedades Chandler y Cisco, esta última es la que produce la polinización.

Las diferencias entre las tres nueces son ínfimas a la vista y en su sabor, pero en términos productivos algunas especies son mejores porque su floración se produce en octubre, por lo que no se ven tan afectadas por las heladas primaverales.

Asesoramiento técnico

El progreso de la chacra es seguido de cerca por el ingeniero agrónomo Alejandro García, que trabaja en el Centro Pyme. El especialista explicó que “el productor que viene de la pera y la manzana, con su experiencia hace el trabajo mucho más fácil. Porque es un cultivo más sencillo, porque la carpocapsa es mucho menos importante, son plantas nobles si se sabe elegir el suelo y regando bien son fáciles de llevar. Tienen un éxito casi asegurado”, explicó.

Además, entre otros beneficios, son cultivos que permiten mecanizar en diverso grado las labores y requiere de poca mano de obra.

En la provincia de Neuquén la plantación de frutos secos no está consolidada. Solo representa un 3% de la producción agrícola, con 370 hectáreas que alternan 300 con nueces y las 70 restantes con almendras.

El emprendimiento de mayor tamaño se ubica en Picún Leufú. Allí, un privado destinó 120 hectáreas para este tipo de producción (ver aparte).

Para Caldelari, esta actividad no ha proliferado en los suelos de la región por cuestiones políticas. El hombre es ex funcionario del gobierno rionegrino, conoce la fruticultura y aseguró que “son intereses que se manejan en otros niveles.

Hace poco estuvo el ministro de Agricultura, Pesca y Ganadería de la nación, Luis Etchevehere. Se reunió con los exportadores y funcionarios, eso da la pauta de lo que piensan. El eslabón primario en cualquier producción es el productor, no puede ser que vengan a un provincia en crisis y se reúnan con los exportadores que se queda con la crema”.

Los tres beneficios

de tener nogales

Es un producto de larga conservación a bajo costo. La fruta queda en manos del productor, quien la puede comercializar directamente.

Por una tendencia hacia la alimentación saludable, creció el consumo. Los especialistas recomiendan los frutos secos.

Son cultivos eficientes que permiten mecanizar en distintos grados las labores y ser más eficientes. Se tecnifica en base a la infraestructura y requiere poca mano de obra.

“Como se está dando la situación en el Valle, con menos de 10 hectáreas, no hay alternativas en producción de peras y manzana”,

explicó Adalberto Caldelari, quien hace 15 años comenzó a plantar nogales.

Con una línea de préstamos incentivan la producción

En la provincia actualmente existen alrededor de 40 productores de frutos secos y la actividad representa solamente un 3% de la producción agrícola neuquina.

El mapa de producción lo conforman unas 370 hectáreas, de las cuales 300 están destinadas a las nueces y las 70 restantes a las almendras. El proyecto más grande se ubica en Picún Leufú, donde un privado destinó 120 hectáreas.

El ingeniero agrónomo Alejandro García explicó que “es una actividad que comenzó a ganar terreno hace unos 15 años con los nogales y un poco menos de tiempo con las almendras. Es un sector chico con mucho potencial, pero que no se ha desarrollado, y es una muy buena alternativa para la reconversión productiva de las manzanas y las peras”.

Explicó que la actividad aun no echa raíces en el suelo del valle porque “la fruticultura tiene sus problemas por la falta de rentabilidad. Hay que recordar que esto también es un frutal y tiene un período improductivo que lleva una inversión alta para comenzar”, explicó. El costo de plantación de una hectárea, con riego por gravedad, ronda los 150.000 pesos.

El ingeniero detalló que la provincia de Neuquén lanzó una linea de financiamiento a través del Centro Pyme-Adeneu, que consiste en créditos de hasta 500.000 pesos por proyecto y productor, financia hasta el 70% de la inversión prevista.

“En este caso puntual la función nuestra como ingenieros agrónomos es visitar a los productores y asistirlos en la parte técnica, para guiarlos y dar recomendaciones”, finalizó García.

El nogal tiene menor influencia de la carpocapsa que las peras y manzanas. Eso reduce a dos o tres veces las aplicaciones de plaguicidas.