Río Negro: la Legislatura sesionó sólo seis veces este año

La Legislatura sesionó el último lunes y sumó seis reuniones en el año. Este número es el más bajo de la última etapa democrática de 35 años, con una media de una veintena de sesiones en los nueve primeros meses.

Esa carencia no constituye impedimento y los legisladores –últimamente– lograron hacerse notar, salvo que lo consiguieron por escándalos, incluso extraparlamentarios.

La última sesión evidenció la pobreza de proyectos, a pesar del habitual mes de pausa y las quejas opositoras, asegurando que el oficialismo no permite debates y tratamientos de sus propuestas.

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El lunes fue la muestra del deterioro de la tarea parlamentaria. El reglamentado plazo de los 30 minutos para homenajes superó la hora, pues quince legisladores se ocuparon en valorar en sus días a los estudiantes y la primavera, los jubilados, los maestros, los profesores, los bibliotecarios; recordar a Jacobacci, Pomona, Cipolletti y Roca por sus aniversarios; rememorar el arribo de los galeses a Luis Beltrán o, entre otros, la implementación del voto femenino.

Ocho proyectos llegaron para el tratamiento en segundo vuelta. Una reforma del Fondo Solidario de Asistencia de Desocupados, la cesión de un predio al municipio de Catriel y la obligatoriedad de incluir la leyenda “si va a manejar, no consuma bebidas alcohólicas” en las cartas de restaurantes.

También, en tres proyectos, se declararon Patrimonio histórico a la Capilla Santa Teresita y al Indio, ambas en Villa Regina, y al predio de Cinco Saltos de la Facultad de Agronomía de la UNC. La séptima iniciativa declaró de “interés la práctica del Newcom”. Se filtró, entre esos expedientes, un proyecto del Ejecutivo de autorización para la cesión de agua pública a la empresa Salto Guerrico-Gómez SAS para la generación hidroeléctrica, que derivó en un fuerte cuestionamiento por parte del FpV por la precariedad de la solicitante.

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Un expediente fue ingresado al prioritario tratamiento sobre tablas. Fue la declaración de interés del Pádel, que fundamentó su autora, la radical Soraya Yauhar. Existió debate, pues el peronista Raúl Martínez observó esa práctica y existió un voto de rechazo.

El temario con dictámenes de las comisiones comprendió nueve proyectos. Dos –ya bien difundidos– relacionadas a la licencia compartida por nacimiento y un cupo laboral para personas travestis, transexuales y transgénero. También se aprobaron las declaraciones de Ciudadano Ilustre al escritor Elías Chucair y de Personalidad Destacada al médico Wallih Curi Antun.

Otros expedientes correspondientes a reformas del régimen de Promoción para las personas con Discapacidad, el reconocimiento de autoría artística de sus trabajos a los fotógrafos de organismos públicos, la obligación de la exhibición de carteles en los comercios de carga de Sube, y la cesión de un terreno para la Universidad de Río Negro.

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Un proyecto de reformulación del ministerio de Seguridad –crea la Subsecretaría de Protección Civil– y su innecesaria intervención en ese cambio de estructura del Ejecutivo reafirmó la carencia legislativa.

Aún así, los legisladores logran llamar la atención. Fuera del recinto, dos hechos extraparlamentarios lograron fuertes difusión en el último tiempo.

En agosto, la escandalosa resistencia de Ricardo Arroyo a un control de alcoholemia en Bariloche, con su consecuente infracción, y en setiembre, el reclamo y demanda millonaria planteada por Alejandro Marinao a Horizonte por una lesión en el codo en ocasión de un viaje a un acto institucional de la expresidente Cristina Fernández. Tampoco faltan los desenfrenos verbales en el recinto.

El récord

Muy lejos del promedio y con una baja constante

La cantidad de sesiones es un buen parámetro para analizar la labor parlamentaria.

En ese análisis, el descenso es mayúsculo.

La media de los 35 años, desde 1983, ronda la veintena de reuniones, considerando el período que va desde enero hasta octubre.

Llegó este año a seis, profundizando la caída del último tiempo, donde se registraron siete sesiones en el 2017, ocho en el 2016, igual número en el 2015, once en el 2014 y diez en el 2013, siempre en referencia los nueves meses iniciales de cada período legislativo.

Desde el 2001 y 2002, la tarea en el recinto cayó notablemente, pasando de los 29 a 30 sesiones a la mitad, entre 2008 al 2012.

En los años previos, tal vez, alentados por leyes derivadas de la reforma constitucional de 1988, la generación parlamentaria fue mayor, llegando al frenético 1990 con 53 encuentros del recinto parlamentario.

Ese año se totalizaron 86 sesiones.

Todo un récord de producción parlamentaria y, actualmente, Río Negro ya está en el otro extremo.