Tres razones para el optimismo de un productor ovino

Con gran optimismo, campesinos de la Región Sur comienzan a vivir una nueva zafra lanera. Desde hace unos días empezaron a desarrollarse las esquilas, una tarea tradicional que realizan los productores ovinos y caprinos una vez al año para preservar la buena salud de las majadas y para explotar la fibra de los animales.

Las primeras esquilas se iniciaron en los campos del este provincial y a medida que vayan aumentando las temperaturas se van a ir corriendo hacia la Cordillera. Y las perspectivas son muy alentadoras.

Por tercer año consecutivo las lluvias y nevadas han impregnado el suelo de suficiente humedad para garantizar un buen forraje y agua para que los animales puedan producir más lana y de mejor calidad.

Las buenas condiciones del tiempo se suman a un cambio de los productores en la forma de producir y un mercado lanero con precios internacionales muy firmes para un producto que se comercializa en dólares.

Emprendimiento familiar

“Estamos bastantes esperanzados en volver a tener otro año bueno. Hay buenas perspectivas porque ha venido bueno el tiempo, con bastante humedad y eso es fundamental para la producción de lana y también de corderos”, señala Eliseo Pérez (58) un pequeño productor que lleva adelante un emprendimiento agropecuario familiar en la zona de Fita Ruin, ubicada a unos 72 km al sudoeste de Jacobacci.

Allí, en un territorio cuyas cumbres superan los 1600 metros sobre el nivel del mar, Eliseo cría unas 280 ovejas, 17 vacas y algunas chivas.

Luego del fuerte impacto de la intensa sequía y la ceniza volcánica, como muchos otros productores de la Región Sur se va recuperando de poco a poco y con mucho esfuerzo.

“Llegue a cuidar unos 380 ovejas. Pero después de la ceniza y la sequía me quedaron 80. Hoy estamos mejor, pero todavía faltan varios años buenos para que el campo y la producción ovina vuelvan a ser lo que fue históricamente. Recién este es el tercer año bueno. Hay campos que tenia 1000 ovejas y hoy tienen el 40%. Y no se consiguen ovejas y además hoy están caras, hoy la oveja nueva vale 2500 pesos. Hay que tratar de sacar la menor cantidad de animales para la venta para que las majadas se vayan recuperando. Ojalá los próximos años continúen con buen tiempo y podamos seguir creciendo”.

Crianza controlada

El hombre detalló que después de más de una década, el año pasado se registro en la zona de Fita Ruin una nevada que superó el metro de altura y este año, la cantidad fue similar aunque fue en forma escalonada. Agregó que la crisis los obligó a cambiar la forma de producir y este cambio fue muy positivo.

“Siempre tuvimos la costumbre de criar la oveja a campo, dejándola alimentarse con el pasto natural. Ahora la crianza es en forma más controlada. Por decirlo de alguna manera, estamos más encima del animal. A partir de la ceniza empezamos a darle de comer y es una ventaja. Complementamos su alimentación con forraje ante de la parición y eso hace que produzca más y mejor lana y pueda alimentar bien a su cría”, afirma.

En este sentido detalló que cuando tenía 380 animales de las cuales 300 eran ovejas madres, el porcentaje de señalada no superaba el 50%. “Estos últimos años con menos ovejas, cuidándolas mejor y con forraje señalamos entre el 80 y 90%. El año pasado, por ejemplo, señalamos el 91%. Agregó que al alto porcentaje obedece también a la proliferación de liebres –alimento de los zorros– y también un mayor cuidado de las ovejas.

Eliseo programó la esquila en su campo para los primeros días de octubre. Si bien aún falta poco más de un mes, ya comenzó a preparar todo lo que requería este trabajo que, en su caso, no le demandará entre uno y dos días de trabajo.

“Estamos mejor, pero hay que decir también que es el tercer año bueno. Faltan varios más para que volvamos a ser lo que éramos…”.

Eliseo Pérez tiene 280 ovejas a 72 kilómetros de Jacobacci.

Los costos y la importancia de las compras en conjunto

Desde hace tres años a esta parte, el mercado lanero se ha mantenido con precios muy buenos y en alza, sobre todo para las lanas finas como las que se producen la Región Sur rionegrina donde se crían ovejas de la raza merino australiano. La fibra se comercializa en dólares y la suba de esta moneda también ha tenido un impacto positivo en los productores. En este sentido, Pérez sostuvo que “el año pasado el valor de la lana estaba prácticamente como otros años, pero nos favoreció el aumento del dólar. Ahora aumentó también el valor de la lana”. El campesino, quien integra la Cooperativa Ganadera Indígena de Jacobacci, agregó que si bien también los productos veterinarios e insumos que demanda el campo y el costo de vida también tuvieron un incremento, la compra asociada los beneficia. “En la cooperativa somos 200 asociados. Vendemos la lana en forma conjunta y logramos un mejor precio que vendiéndola en forma individual. También hacemos las compras de alimentos para todos los asociados. Por ejemplo, una bolsa de harina en un comercio de Jacobacci cuesta más de $ 400. Nosotros la pagamos $ 260 y puesta en el campo. Es una gran ventaja”, sentenció.

En números

Con la compra cooperativa paga 260 pesos la bolsa de harina puesta en el campo. Si fuera a un comercio, la pagaría 400 pesos.