Relojito suizo

Definidas las fórmulas presidenciales opositoras, resta saber cuándo se decidirá Cristina.

Redacción

Por Redacción

Ya casi no quedan incógnitas para las presidenciales del 23 de octubre. La oposición puso las cartas -algunas inesperadas- sobre la mesa. El radicalismo rompió con sus primos hermanos del socialismo y del GEN, tras haber privilegiado una alianza con el peronista Francisco de Narváez en la provincia de Buenos Aires y consagró la fórmula de Ricardo Alfonsín con el economista lavagnista Javier González Fraga. Elisa Carrió, quien supo rascarse en el palenque de la UCR alfonsinista, esta vez se abroqueló en los valores de la Coalición Cívica, ante lo que consideró defecciones de sus amigos políticos. Irá con el joven diputado Adrián Pérez, dispuesta a “doblar la apuesta” y acabar con “las mañas del PJ”. El justicialismo, como la hiedra, tiene varias cabezas. Una de ellas en la disidencia, llevará al tope a Eduardo Duhalde, escoltado por el gobernador de Chubut, Mario Das Neves. Un tronco (Felipe Solá) fue serruchado y el restante, encarnado en el mandatario puntano Alberto Rodríguez Saá, se ofrece como variante autónoma. El gobernador Hermes Binner, del PS divorciado de la UCR, se puso al frente de una alternativa progresista “pura”, secundada por la cordobesa Norma Morandini, con el apoyo inicial de Luis Juez, Margarita Stolbizer, del GEN y Fernando “Pino” Solanas. Desinteligencias de último minuto por espacios en la listas, provocaron la reacción indignada del cineasta, presentaciones por separado y avisos insólitos como el que se leyó en algún diario: “El quiebre no es total”. Reparar el daño será costoso. Falta la definición en el oficialismo, aquejado por algunos escándalos: uno que involucra a Sergio Schoklender y la Fundación de Madres de Plaza de Mayo, y el otro al instituto nacional contra la discriminación, que terminó con la expulsión de sus autoridades, Claudio Morgado y María Rachid. El impacto lo sufrirá el candidato porteño de los K, Daniel Filmus, que dentro menos de un mes tendrá que vérselas con Mauricio Macri, quien acaba de anunciar que, al menos hasta que se conozcan los resultados en su distrito, no dará respaldo explícito a ningún postulante presidencial del arco anti K. No es razonable, a esta altura, que Cristina Fernández de Kirchner, desista de ir por la reelección, para la que está habilitada constitucionalmente. Maneja el tiempo electoral con un reloj suizo. Uno de sus seguidores ultra, el diputado Carlos Kunkel, dijo que el anuncio lo haría ella el jueves, oportunidad en la que también develaría el compañero de binomio. “No la conocés. No le dará el gusto”, avisó a este periodista un cristino que aventuró que el misterio se desentrañará el martes. Con el fantasma Julio Cobos flotando en la maltrecha Concertación, Cristina deberá elegir a su escolta, que puede ser un peronista (el gobernador chaqueño Jorge Capitanich bajó 12 kilos en los últimos 60 días para lucir estilizado si es que le toca ser el compañero) u otro radical K, como el santiagueño Gerardo Zamora. Todos los infidentes hablan en clave para no molestar a la primera magistrada. “La línea rectora será el pragmatismo. Así como en Capital Federal terminó ungiendo a Filmus porque medía mejor en las encuestas, y no a su favorito (Amado Boudou), en la nacional procederá de la misma manera?, se le hizo notar a “Río Negro”. Tras tirar otros nombres al voleo -Carlos Zannini, Juan Manuel Abal Medina, Nicolás Fernández- el vocero acotó: “La premisa, entonces, girará alrededor de quien ofrezca la mejor garantía de lealtad. Los votos son de ella y ella hará primar a la política sobre la economía, y seleccionará haciendo base en la subordinación, previsibilidad y solidaridad”. El portavoz destacó que el proyecto es colectivo y está por encima de los destinos individuales, aunque admitió que quien resulte el número dos aspirará razonablemente a levantar la bandera kirchnerista a partir de 2015. “Habrá que gobernar y tomar las medidas correctivas, por más que no resulten simpáticas. La opinión pública podría estar en contra, pero Cristina tiene aguante y espaldas anchas”, aventuró. En la Rosada están muy atentos a los análisis que acercan los principales encuestadores. Son conscientes de las dificultades en algunos distritos, donde los representantes del FpV concentran menos adhesiones que Cristina. Es el caso de la ciudad de Buenos Aires, donde lo percibió con el fenómeno de la aceptación presidencial el actual jefe de gobierno Macri, quien va por la reelección después de bajarse de la contienda mayor, por sugerencia de Jaime Durán Barba. Cristina le avisó a su lancero Agustín Rossi que no irá por ahora a hacer campaña por él en Santa Fe. En esa provincia se fracturó el acuerdo entre el socialismo y la UCR, lo que dio pie a que Carrió especulara con un entendimiento entre bambalinas de Nación con Binner, para garantizar la gobernabilidad a su delfín, Antonio Bonfatti. En esa provincia, de mares revueltos, es notable la ganancia que parecería que va a sacar el cómico Miguel Del Sel, que junta a macristas, radicales desencantados y peronistas duhaldistas. Y está Córdoba, donde José Manuel De la Sota se le rebeló a Cristina, aunque la presidenta no dio todo por perdido: espera colocar a sus hombres en la lista de diputados y senadores, como solución pragmática que le dé el predominio en el Congreso nacional en los cuatro años venideros.

arnaldo paganetti arnaldopaganetti@rionegro.com.ar

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